capitulo ocho

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Mientras Uraraka se prepara para el entrenamiento de socorro en casos de desastre la semana siguiente, siente que tres dedos la empujan con fuerza en la espalda. Se tambalea hacia adelante antes de recuperar el equilibrio, echando la cabeza por encima del hombro. No es que ella lo necesite. Solo hay una persona que se anunciaría así.

Bakugou la mira con su disfraz de héroe de invierno, máscara y todo. Y con unos guantes nuevos, observa Uraraka.

-El soporte los arregló-, explica secamente, notando su línea de visión. Pero luego extiende los brazos de la manera más extraña, con las palmas hacia arriba, como si estuviera a punto de atrapar una vaca pequeña.

Uraraka parpadea. -¿Estás bien?-

-Subete-

-¡¿Soy la vaca ?!

Uraraka no tiene idea de lo que está tratando de lograr aquí, pero sea lo que sea, ella desearía que no lo hiciera frente a sus compañeros. Ya han llamado la atención de sus compañeros de clase cuando ingresan a la USJ. A saber, Kaminari, Kirishima y Sero.

Los chicos se acercan sonriendo pero con las cejas levantadas.

-¿Qué están haciendo allí, chicos?- Kaminari pregunta, con las manos en las caderas y les lanza una sonrisa tímida.

Bakugou ignora a Kaminari y flexiona los dedos, y es entonces cuando algo hace clic con Uraraka.

-¡Oh! ¿Quieres probar los guantes nuevos?- Uraraka confirma y luego frunce el ceño. -Pero todavía no has utilizado tu peculiaridad-.

-He estado calentando toda la mañana, ¡ahora deja de estancarte! No voy a seguir de pie así-.

-Bueno, siempre y cuando esté calentado-, murmura Sero, ganándose una risa de Kaminari y un movimiento de cabeza de Kirishima.

La parte posterior del cuello de Uraraka se enrojece cuando se da cuenta del doble significado, el que Bakugou no parece entender. En todo caso, se vuelve más impaciente, empujando los brazos en una última demanda.

-Está bien...- Uraraka dice por fin, -pero hagámoslo rápido-. Ella se encoge cuando Sero y Kaminari se ríen de nuevo.

Buen trabajo, Ochako.

Ella ya está avanzando, pero su comentario parece haber irritado el estado de ánimo ya agravado de Bakugou, porque él dice: -¡Habríamos terminado si no fuera por tu demora, idiota!-

¿Son apenas las nueve de la mañana y ya va a pelear con ella? ¡No gracias!

Cuando Uraraka salta a sus brazos, desactiva su peculiaridad sobre sí misma, liberando todo el peso de sus botas y brazaletes. El aliento de Bakugou sale de su boca en un silbido de sorpresa, y sus brazos tiemblan por el esfuerzo de abrazarla.

-¿Que demonios?- exige, su voz tensa. -¡¿Qué tan malditamente pesado eres?!-

-Bakugou- jadea Kirishima. -Nunca debes decirle eso a una dama. Es poco masculino-.

-No, está bien, él tiene razón-, responde Uraraka, haciendo una nota mental de que la temperatura de sus guantes es mucho más fría. -Mi disfraz está diseñado para llevar mucha masa extra cuando peleo. Sin mi peculiaridad, pesa unos treinta y siete kilogramos -.

-¿No puedes controlar eso o algo así?- Bakugou gruñe, las venas sobresalen de su cuello, sus brazos comienzan a temblar.

-¡Oh, por supuesto que podría!- Uraraka responde alegremente y luego desliza los labios hacia un lado, murmurando casi inaudiblemente: -Pensé que podrías usar el ejercicio-.

Bakugou la deja caer sobre su trasero por segunda semana consecutiva.

Mientras el resto de los estudiantes ingresan a Ground Zeta, All Might explica su tarea del día. Hay seis civiles atrapados en un deslizamiento de tierra. Su tarea es rastrear el área en busca de las víctimas, sin dejar de tener cuidado de no perturbar la precaria ladera de la montaña. Pueden elegir trabajar en equipo o por sí mismos, pero Uraraka sabe que ella y Bakugou no tienen otra opción al respecto.

No...lastima sus sentimientos por decirlo, sabiendo que él preferiría emparejarse con otra persona, ella siente lo mismo, pero aún así, espera que la idea de trabajar juntos no lo repugne. Él pudo haber estado actuando mezquino con los apodos antes, pero Uraraka puede decir que realmente se sentiría muy decepcionada si descubriera que el respeto que se ganó de él se perdió, solo por alguna tonta asignación.

No hay tiempo para pensar en eso. Tienen una tarea entre manos.

-Puedo hacernos flotar sobre la montaña-, ofrece Uraraka, trotando para alcanzar a la rubia, que ya ha corrido hacia adelante sin esperarla. -Podríamos tener un mejor punto de vista de esa manera-.

-Olvídalo-, corta por encima del hombro. -¿Crees que eres el único que puede volar? Déjame descansar.-

-Pero usar tu peculiaridad podría causar otro deslizamiento de tierra. All Might dice que deberíamos estar...

-¿No crees que sé lo que estoy haciendo?- él ladra. -Ahora déjalo con las estúpidas sugerencias-.

La mirada de Uraraka se endurece y acelera el paso hasta que corre a su lado.

-No fue una sugerencia-.

Bakugou la mira con el rabillo del ojo, y ella sabe que está entrando en territorio peligroso una vez más.

Extraña rivalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora