capitulo dieciséis

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-¿Bakugou?- Uraraka susurra, tanteándolo en la oscuridad. La última vez que comprobó que no estaba tan lejos de ella. Siente algo holgado y suelto en sus dedos, y se pregunta si se ha topado con otra persona.

-Míralo-, sisea Bakugou, y ella siente que se le escapa de las manos

-¡Perdón! ¿Te lastimé?

-¿El infierno? ¡No! ¡Solo ... solo mira tus malditas manos!

Uraraka hace una pausa, sus oídos sintonizando los ruidos molestos e irritados de su garganta. Ella se tapa la boca con horror. -¿Yo ... toqué tu trasero?- ella susurra.

-¡Cállate!-

-¡Lo siento!- Empieza a agitar las manos frenéticamente, aunque sabe que nadie puede verla. -¡No lo sabía! No se sentía como un trasero. ¡¿Por qué estaba tan holgado?!

-¡QUÉ ES-Son mis pantalones, idiota! ¡¿Podrías callarte ya?!- se enfurece, pero Uraraka puede detectar una nota de incomodidad en su voz.

-¿Crees que puedes usar tu peculiaridad?- Uraraka pregunta en cambio, en un intento desesperado por cambiar el tema.

Bakugou gruñe. -No lo voy a usar aquí mismo. ¿No estabas prestando atención? Había una tonelada de gasolina en el suelo-.

En realidad, Uraraka se había perdido eso, y el descubrimiento hace que sus mejillas se pongan rosadas. -C-Cierto. ¿Qué debemos hacer entonces?-

Ella siente, en lugar de verlo, detenerse. -¿Qué me estás pidiendo? ¿No se supone que eres el líder?-

Es como ser atropellado por un tren de carga. Darse cuenta de que lo ha vuelto a hacer, de que ni siquiera puede confiar en sus propios instintos el tiempo suficiente para dar una dirección es una píldora difícil de tragar. Quizás por eso siente que se le forma un nudo en la garganta, el agua en los ojos.

Ella está tan avergonzada.

Uraraka se aclara la garganta. -Yo-yo lo sabía-, responde ella, odiando cómo su voz vacila. -Um, deberíamos ... deberíamos...-

Intenta pensar en otro plan, uno que les dé buenos puntos pero que también les ayude a crecer como héroes. ¿Qué había vuelto a decir Deku? Ooo, no puede pensar con claridad y se está volviendo difícil respirar aquí y solo desea que alguien le diga lo que se supone que debe hacer y ella no está hecha para esto, ella no ...

Antes de que se dé cuenta, Uraraka busca instintivamente apoyo físico, casi sacudiéndose cuando su mano se conecta con el antebrazo de Bakugou. Le toma un minuto darse cuenta de que él también debe haber estado acercándose.

-¿Bien?- él refunfuña. -¿No me vas a mostrar tus habilidades de rescate? Pensé que se suponía que eras el campeón-.

La pregunta la saca de su angustia. Uraraka no está seguro de si está tratando de animarlo, se siente como si lo estuviera, pero ¿cómo puede estar segura? De cualquier manera, cumple su propósito. Su cabeza se siente un poco más clara. Se limpia la nariz con la otra mano.

-¡Derecha!- ella responde con un movimiento de cabeza tan decidido como puede reunir. Ella enrolla cuatro dedos alrededor de su antebrazo vestido. -U-Um está bien, así que lo primero es lo primero, creo ... deberíamos ... deberíamos abrirnos camino hacia el centro del espacio. En una situación como esta, donde solo hay limpieza y no hay más civiles que necesiten ser rescatados, es importante desalojar el área-.

Ella pasa su pulgar tentativamente sobre su antebrazo.

-Puedo activar mi peculiaridad en nosotros, así no tropezaremos con los escombros-.

Bakugou gruñe de nuevo, y ella lo toma como su permiso. Al menos él está de acuerdo con sus ideas por ahora. Ella solo espera que este sea un buen plan.

Uraraka activa su peculiaridad sobre ellos y desliza su mano hacia el hueco en el codo de Bakugou mientras flotan torpemente a través de la oscuridad a un nivel bajo. Sería mucho más fácil si tuvieran la peculiaridad de Bakugou, tanto por su luz como por su propulsión, pero con la gasolina en el suelo no parece una buena idea.

Aun así, por muy lento y torpe que sea su flotación, puede decir que sus compañeros de clase lo están pasando aún peor, a juzgar por sus gritos de dolor cuando chocan contra las cosas. Uraraka hace una mueca en su nombre, enviando una oración rápida a los dioses para que les salven los dedos de los pies.

-Esto está tardando demasiado-, se queja Bakugou después de un rato, su brazo se tensa bajo su agarre.

-Sin embargo, si lo piensas, no hay prisa-, le asegura Uraraka, feliz de que algo de su confianza haya regresado ahora que está de vuelta en su elemento. -Solo tenemos que llegar al centro del espacio y podemos encontrar una rendija de luz para seguir hacia el exterior-.

-¡Yo sé eso! Todavía está tardando demasiado. ¡Tu peculiaridad me está dando náuseas!- Intenta alejarse de su brazo por reflejo, pero Uraraka se apresura a asegurar su agarre.

-¡No hagas eso! ¡Podría perderte!-

-¿Qué soy yo? ¡¿Tu perro?!-

Un pinchazo de fuego chispea en el pecho de Uraraka, y ella sabe que si él sigue presionándola, ella ... ¡podría enojarse!

-Los perros se comportaron mejor-, dispara hacia atrás sin pensar, -pero son bastante yippy!-

Hay un breve momento de misericordiosa quietud, y luego Bakugou comienza a agitarse como los idiotas.

-¡Al diablo esto! ¡Estoy haciendo esto yo mismo!- Sacude los brazos violentamente.

-¡Bakugou, no!- Uraraka lucha con él en el aire, sus manos agarrándose a ciegas mientras él la golpea. -Lo dijiste tú mismo; no puedes arriesgarte a usar tu peculiaridad. ¡Te quedarás atrapado en la oscuridad si tan solo ... puedes dejar de luchar!-

-¡DEJA DE LUCHAR!-

Extraña rivalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora