capitulo veinte

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La respiración de Uraraka forma una nube blanca mientras exhala, hundiendo sus manos más profundamente en su chaqueta de mano. El invierno realmente los sorprendió este año, eso es seguro.

Hace algunas compras ligeras en los escaparates, tratando de encontrar los regalos perfectos para sus padres. Ya le hicieron prometer que no les compraría nada, pero ha sido muy buena ahorrando dinero este año. ¿Y por qué no? Son los mejores padres del mundo; se merecen algo especial.

Mientras se detiene frente a un escaparate, ve un destello de cabello rubio en el reflejo. ¡Oye, ella conoce ese cabello!

-¡Bakugou!- Uraraka llama, agitando su manopla hacia el puf rubio ceniza que se retira. -Bakugou, yo--

La persona se da vuelta y se vuelve muy evidente para Uraraka que no se trata de Bakugou, sino de alguien que tiene que ser su madre. El parecido es asombroso.

-Oh lo siento. Pensé que estabas... -comienza Uraraka.

Los ojos de la mujer revolotean sobre ella por un segundo, y abre la boca para responder cuando una voz familiar la interrumpe.

-¿No puedo pasar una semana sin que me respiren por el cuello?

Uraraka se asoma por encima del hombro de la mujer rubia, para encontrar a Bakugou, vestido con una gruesa chaqueta verde con una bufanda naranja, la nariz roja y las manos hundidas en los bolsillos. Antes de que pueda pensar en lo extraña que es esta situación, su madre lo envuelve con fuerza en la nuca.

 Antes de que pueda pensar en lo extraña que es esta situación, su madre lo envuelve con fuerza en la nuca

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-¡Katsuki! ¡No seas grosero!-

-¡Ay! ¡No me pegues, anciana!-

-¡Bueno, deja de estar ahí y preséntame a tu amigo, idiota!-

Uraraka parpadea ante la extraña interacción, y espera a que Bakugou corrija a su madre (no son realmente amigos después de todo) cuando él avanza con el ceño fruncido y la señala.

-Uraraka-. Le hace un gesto a su madre. -Señora mayor. ¿Contento?-

Recibe otro golpe en la nuca.

-¡AY! Hijo de puta ...

-Soy Bakugou Mitsuki-, dice su madre, acercándose para poder ver mejor a Uraraka. Ella inclina la cabeza hacia un lado. -Aférrate. Yo hago que reconocer. Te enfrentaste a Katsuki durante su primer Festival Deportivo. Y obtuviste el tercer lugar en los últimos años. Eres todo un héroe de combate-.

Uraraka se sonroja, sin esperar que lo reconozcan tan fácilmente. Ella se inclina rápidamente. -Oh, e-gracias, Bakugou-san. Es muy bonito conocerte.-

-Un luchador y educado. ¿Cómo es que nunca nos habías presentado antes? Mitsuki le pregunta a su hijo.

Bakugou simplemente se burla y gira la cabeza hacia un lado.

Mitsuki pone los ojos en blanco y luego se dirige a Uraraka de nuevo. -Algo me dice que harás bien en poner a Katsuki en forma. Recibimos una llamada de la escuela después de tu pequeño incidente de pelea hace un par de semanas-, explica, cuando Uraraka la mira interrogante.

El rubor de la morena se profundiza. -Oh. Sí, lo siento. Fue realmente-

Mitsuki la despide con una risa. -Oh, no te disculpes. Me alegro de que este idiota tenga gente que pueda ponerlo en su lugar de vez en cuando.

Bakugou permanece en silencio, pero su labio superior ha desaparecido, revelando una cantidad saludable de encías. A Uraraka se le ocurre que probablemente no quiera discutir la tarea frente a su madre, por lo que se prepara para hacer una salida cortés.

-Bueno, no quiero ser una molestia-, dice, juntando sus manos enguantadas frente a ella. -Probablemente debería-

-¡No eres una molestia!- Mitsuki proclama con entusiasmo. -Solo estábamos haciendo algunas compras, pero ¡ay, hace frío aquí!- Hace una pausa y luego sus ojos brillan con algo. -En realidad, vivimos a la vuelta de la cuadra si quieres venir a por un poco de curry-.

Los ojos de Uraraka se agrandan cuando la cabeza de Bakugou gira hacia su madre.

-O-Oh, n-no, posiblemente no podría-

-¡Disparates! ¡Katsuki, invita a tu amigo a cenar!-

-Estás jodido-

-¡Katsuki! No seas grosero -, gruñe su madre. - Invitar. Ella.-

Y así, con un ojo tembloroso y espuma formándose en la comisura de una boca, Bakugou forma su petición.

-¿Quieres venir a cenar?- se las arregla con los dientes apretados.

Uraraka sabe que debería negarse, pero tiene la sensación de que su madre no quiere que lo haga y no quiere ser grosera. Sin mencionar que hace mucho frío aquí.

-¡UM esta bien!

Extraña rivalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora