capitulo treinta y seis

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El plan de Uraraka con el villano del fango funciona a las mil maravillas, obviamente lo hace, Bakugou lo aprobó, y ayudan a los otros profesionales a incapacitarlo. Cuando terminan, están un poco más rayados de lo que suelen estar y, a pesar de las protestas de Bakugou, Uraraka lo convence de que se una a ella para visitar a Recovery Girl.

-No quiero que esa anciana me bese-, protesta obstinadamente, reprimiendo un escalofrío al pensar en esos labios fruncidos y arrugados en su mejilla nuevamente.

-No seas grosero- lo regaña Uraraka, quitándose el casco y colocándolo en la cama de la enfermería a su lado. -Además, probablemente solo desinfectará nuestras raspaduras.

-Tch. Entonces, ¿por qué está tardando tanto?

Uraraka se encoge de hombros. Probablemente esté con alguien.

Caen en silencio. Uraraka mira por la ventana, tamborileando distraídamente con los dedos índices en los muslos. Bakugou la estudia con los ojos entrecerrados. Tratando de entenderla.

No puede creer que esté pensando en esto de nuevo, pero aquí está. Él todavía no entiende cuál es su ángulo al confesarle. Es tan estupido. Inútil. Como si incluso si estuviera interesado actuaría en base a toda la mierda por la que sus amigos se burlan de él. Tan estupido. Ni siquiera vale la pena pensar en ello. O mencionar. Siempre.

-¿Por qué me dijiste esa mierda blanda?- Bakugou espeta y Uraraka salta.

-¿E-Eh? ¿Qué quieres decir?-

Bakugou aprieta los dientes, deseando no ponerse rojo o evitar el contacto visual por algo tan tonto. -¡La ... la confesión o lo que sea! ¿Por qué molestarse siquiera?

El rostro de Uraraka se convierte en una rosa brillante, pero no aparta la mirada como lo había hecho en el pasado. -Solo ... necesitaba sacarlo de mi pecho. Me estaba molestando. Ella lo estudia con aprensión. -¿P-por qué preguntas? Dije que no necesitábamos volver a hablar de eso .

-¡No lo haremos!

-Okey.-

Bakugou tamborilea con los dedos contra su pierna, el único sonido en la habitación es el parpadeo ocasional de una bombilla suelta. Ve una mosca acercarse al vidrio de una ventana una y otra vez, como si pensara que va a atravesar la barrera o algo así. Estúpida mosca.

-¿Qué te gusta de mí?- Bakugou demanda, agarrando sus muslos, sus ojos entrecerrados detrás de su máscara.

Uraraka es sorprendido con la guardia baja una vez más. -¿Quieres que te diga por qué yo ... por qué me gustas?-

-No me estoy repitiendo. Solo hazlo. Y sé explícita-. Se cruza de brazos y espera.

-Oh, um, está bien.

Uraraka se muerde el interior de la mejilla, pensando durante mucho tiempo. Demasiado largo. Por el amor de Dios, ¿qué tan difícil es-

-Me gustas porque eres estúpido-, le dice, y luego hace una pausa, -pero de todas las formas correctas-. 

La mandíbula de Bakugou trabaja en un silencioso ultraje. Está dividido entre gritarle a ella y luego gritarle para que se explique.

Él abre la boca para hacer uno u otro cuando ella continúa diciendo: -Para ser honesto, no estoy muy seguro de por qué querrías saberlo-. Se encoge de hombros de nuevo, mirando sus dedos mientras toca el violín. -Ambos sabemos que no va a cambiar nada. Además, tenemos cosas más importantes en las que centrarnos, ¿verdad? Como esta tarea. Y graduándome-.

Bakugou no responde.

Uraraka se aclara la garganta, mirando hacia arriba con una sonrisa que es demasiado traviesa para su gusto.

-Okey. Ahora es mi turno-, anuncia.

-¿Hah?- Él la mira.

-Me preguntaste algo personal, así que ahora es mi turno-, repite con total naturalidad.

-No es así como funciona esto, mejillas-, dice, su tono mezclado con indignación por su presunción.

-Lo sé. No tienes que responder. Pero tú también me gustas-. Uraraka le da una pequeña sonrisa.

Bakugou la mira y sus ojos se desvían hacia un lado. -Para. Qué.

Uraraka se endereza. -No sé si recuerdas esto. Hablamos de eso hace un par de meses. Dijiste que no te gusta recibir órdenes de otros porque quieres ser responsable si las cosas van mal. Querías lidiar con la culpa tú mismo-. Sus ojos buscan su rostro. -¿De qué te culpas, Bakugou?-

Decir que la pregunta lo derriba es quedarse corto. Es tan inesperado que no puede detener una reacción física antes de que sea demasiado tarde. El estremecimiento aprieta los músculos de su mejilla, haciendo que un párpado se cierre antes de que recupere el control de sí mismo.

-Yo no...- su voz se apaga, y sabe que es demasiado tarde para esconderse detrás de una máscara, incluso si actualmente está usando una.

No se esconde de nada, pero maldita sea, Uraraka y su detector de "sentimientos". Ni siquiera tuvo la oportunidad.

-All Might-, refunfuña finalmente, su voz baja y pesada.

No va a dar más detalles, pero no cree que sea necesario. Incluso después de todo este tiempo, todavía se culpa a sí mismo. ¿Cómo puede no hacerlo?

Las ásperas yemas de sus dedos se sienten diferentes de lo que él pensó que se sentirían. Por supuesto, no puede sentir mucho, dado que está vestido con su traje de invierno y su toque en su antebrazo es delicado. Bakugou ni siquiera se había dado cuenta de que ella había cruzado desde su cama para sentarse en la de él. Debería gritarle por eso.

-¿Quieres un abrazo?- Uraraka pregunta gentilmente.

-No.

Pero ella le da uno de todos modos, y Bakugou espera más de lo debido antes de empujarla. Ella toma el movimiento con calma, alejándose de él en la cama, sin sentirse ofendida. 

Extraña rivalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora