Entre Asesinos Y Presas. Poe × Apolo (En Corrección)

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¿Quieres ir a una fiesta?

Poe Verne

Estar deprimido es lo peor. Te empiezas a cuestionar a tu mismo, a compararte con los demás, tienes bajas ganas de vivir, y todo eso.

Por suerte nunca he pasado por ese proceso, sé que soy mucho para el mundo. No soy engreído ni nada así, pero ¿Me han visto?¿Alguien así podría estar deprimido? Yo creo que no. O tal vez sí, no lo sé.

Hoy he tenido una grandiosa idea, invitar al pequeño Hidalgo a una fiesta, en el bar de su hermano. Probablemente Artemis me corté las bolas si lo descubre, pero Nah.

Agarro mi celular y busco su contacto.

Yo: Hola pequeño Hidalgo, ¿Me extrañaste?

Pequeño Hidalgo: Hola, estoy muy bien.

Yo: Eso no fue lo que pregunté.

Pequeño Hidalgo: Pues no pienso responder a eso, ¿Necesitas algo?

Yo: No necesito nada, lo tengo todo. Pero te quería proponer algo.

Pequeño Hidalgo: ¿El qué?

Yo: Estoy desocupado esta noche, ¿Quieres ir al bar de tu hermano?

Pequeño Hidalgo: No lo sé, no tengo muy buena experiencia en ese bar que digamos.

Yo: Vamos, yo te cuidaré lo juró. No tengo nada que hacer, y me aburro.

Pequeño Hidalgo: Vale, nos vemos a las seis.

Pequeño Hidalgo: Digo, si te parece...

Yo: Bueno, te pasaré a buscar. Adiós.

Guardo mi teléfono y voy a mi habitación, a buscar ropa.

***

Levantó mis nudillos y doy tres golpes a la puerta. Y escuché un voy del otro lado.

No iba vestido muy formal, solo con una camiseta gris, unos pantalones negros, y una chaqueta, además de mis zapatos.

El pequeño Hidalgo abrió la puerta, con una sonrisa. Tiene una sudadera negra con el logo de una película, unos pantalones de jean negros, y unas Vans. Sonreí.

—¿Qué tal?— pregunté.

—Bien, ¿Y tú?

—Bastante bien.

Silencio.

Apolo evitaba mi mirada a toda costa, yo sonreí ante el acto.

—¿Vamos?— propuse.

—¿Eh? Oh... Claro, vamos.

Salió de su casa, y se situó a mi lado, ambos comenzamos a caminar hacia mi auto.

Oh, se me olvidó ese pequeño detalle. Me compré un auto, para transladarme por la ciudad cuando se me diera la gana. Y no es por presumir, pero es un auto precioso.

Es un auto deportivo color negro mate, es muy costoso, por suerte el dinero no es uno de mis problemas. En lugar de ir directamente a la puerta del piloto, fuí a la de al lado, Apolo ya estaba frente a mí, le abrí la puerta.