|16|

705 78 130
                                    

—¿Eso es lo que creo que es?

No, son drogas.

Poe Verne

Estuve como dos horas intentando buscar las palabras para disculparme por lo del... beso, pero no encontré ninguna.

Y las que me parecieron más comunes, dan pena ajena.

Quería decir: Lo siento, me equivoqué, no te quería besar en los labios, sino en la mejilla.

Nadie preguntó, cállate.

Al final me decidí por lo más sencillo, ir a su casa y platicar con él, como una persona normal.

Y ahí estaba, plantado delante de su puerta. Tome el valor para tocar el timbre, al principio no hubo respuesta, que raro.

Volví a tocar, y nada. Volví a tocar una última vez, pero ahora escuche un voy, así que me quedé para esperarlo.

La puerta se abrió, revelando a un Apolo con el cabello revuelto, cara un poco roja, con una camisa larga color verde, y una especie de mono de pijama color negro.

El frunció el seño y ladeó un poco la cabeza.

—Hola —le saludé.

—Hola —me contestó.

Bien conciencia, tú me trajiste hasta aquí, ¿Ahora qué?

No lo sé, ahora resuelve tú *se va*

Gracias por tanto.

Ambos nos miramos el uno al otro, incómodos. Vale, creo que es la primera vez que estoy tan nervioso.

—¿Puedo pasar? —pregunté, el asintió torpemente.

—Claro, claro —se hizo a un lado y yo entre.

El sofá está revuelto, tiene una sábana naranja que se ve muy cómoda. En la mesa de en frente hay un montón de chucherías y algunas bebidas.

El control del televisor está tirado en el sofá, con todo el desorden a su alrededor.

—¿Te interrumpiste?

—No, no, yo solo... veía una serie —se rascó la nuca.

—¿Young Royal? —pregunté con diversión, él enrojeció un poco.

—¿Eh?¡No! Esa ya me la termine— la última oración la susurro, pero pude escucharlo.

—Mhm —asentí, y mi mirada recayó sobre la caja en mis manos, sonreí—. Te traje un regalito, pequeño Hidalgo.

El frunció el seño, y se acercó a mí, mirando la caja con curiosidad y un poco de desconfianza.

Al estar frente a mí, le entregué la caja color azul claro. El levantó la vista hacia a mi, entrecerrando los ojos. Volvió su vista a la caja.

Al abrirla, pude ver como sus ojos brillaban con felicidad, una sonrisa se formaba en sus labios. Se ve muy feliz.

Volvió a mirarme, a los lados de su cara se notan sus hoyuelos.

—¿Esto es... lo que yo creo que es, Poe?

—No Apolo, es marihuana, ¿No ves? —dije con sarcasmo y rodé los ojos—. ¡Claro que es lo que parece!

—E-esto, debió costarte mucho dinero —dijo mordiéndose un poco el labio—, no debiste desperdiciar tu dinero para darme un regalo.

—Nah, te lo quería dar, no fue un desperdicio. Ni fue tanto dinero.

Entre Asesinos Y Presas. Poe × Apolo (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora