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No me gusta.

Poe Verne

Vale, admito que no soy muy fan de los perros, ni de los gatos, ni de los animales en lo general.

Pero no es mi culpa, al menos no completamente. Mamá al descubrir que era un noveno, me prohibió tener animales. ¿La razón? Había matado al gato de mi vecina.

Para mi suerte nadie me vió, si me hubieran visto, probablemente hubieran demandado.

Pero ahora estoy aquí, con un perro en mis piernas, mientras le acaricio la cabeza.

Pero no es porque me guste.

Ajá.

Es solo por caridad.

Ajá.

No me gusta.

Ajá.

El punto es, que estaba muy feliz besuqueandome con Apolo. Hasta que llegó una tal Raquel, que se me hace bastante conocida a decir verdad.

Y le dió una caja a Apolo, y el cachorro estaba dentro. Interrumpió mis planes.

¿Cuáles planes?

Darle a Apolo como cajón que no cierra.

Ahora, Apolo está en la cocina, trayendo agua para el perro, quien duerme tranquilamente sobre mi regazo.

Al llegar, deja el agua en el suelo. El perro se despierta, y baja de un saltito, para empezar a beber el agua con la lengua.

Miro de reojo a Apolo, el observa al animal con felicidad. Quién diría que hace algunos meses yo me los comía.

¿Hace cuánto que no hago eso?

—¿Cómo lo llamarás? —pregunté.

—No lo sé, no tengo mucha inspiración en este momento, ¿Cuál me recomiendas tú?

—Mhm —me quedé pensando en algún nombre, pero no se me venía nada a la mente —. ¿Will?

—Me gusta, así se llamará, Will.

Vuelve a reinar el silencio, yo quiero que sigamos con lo que pasó hace media hora, pero no puedo aventarme y besarlo.

O tal vez si puedo.

Relájate, Toretto.

Perdón.

—Creo que debería ir a comprarle comida —escuché que dijo Apolo.

—Si quieres te acompaño, mi auto sigue afuera —dije, mirándolo con una sonrisa.

—Vale, vayamos.

***

Apolo parece un niño pequeño en un parque.

Anda de aquí para allá, y de allá para acá.

Está viendo el alimento para perros dentro de la tienda mientras mueve el carrito de compras. Y yo estoy aquí afuera, con Will.

El animal solo está sentado mirando hacia la tienda, y yo estoy parado, mirando hacia la tienda.

Dios, cómo se tarda, ¿Qué tanto está comprando?

Justo escucho la campanita de la entrada sonar.

El tiene dos bolsas de comida para perro en el carrito, me acerco a él. Llevo el carrito hasta al lado de mi auto, y en la parte trasera meto las bolsas.

Entre Asesinos Y Presas. Poe × Apolo (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora