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¿Le habré hecho algo?

Apolo Hidalgo

Dos días sin saber nada. Dos días sin dar señales de vida. Dos días que llevo enviándole mensajes. Dos días ignorandome.

¡Por Dios! Con que me escriba una carita feliz me conformo, pero ni siquiera eso.

Okay, seguramente está bien, o está enfermo, ¡Mierda! ¿Y si está enfermo?

Oh no, tal vez lo este y yo siga aquí como un idiota.

Mi celular vibra en mi pecho. Lo tomo y leo de quien sea el mensaje. Por un momento me emocioné al pensar que podría ser Poe.

No era él, era un número desconocido.

Desconocido: Hola, soy Elena.

Yo: Oh, hola.

La agregue a mis contactos.

Elena <3: Sí, quería informarte que sí hay cupo en la universidad, digo, como me lo dijiste ayer así qué...

Yo: Lo recuerdo, ¿Me podrías pasar la dirección por favor?

Elena <3: Claro, ya vou

Elena <3: voy*

Seguido me llega la dirección. Está a veinte minutos caminando y a tal vez diez en coche.

No queda muy lejos. Busco en internet críticas sobre está universidad. Y todas son buenas, dicen que hay una buena educación, es amplio, grande y dan materias extras, incluso proyectos didácticos.

Es como en esas películas de antes, en la que los protagonistas debían entrar a una universidad, y luego conseguían la beca y así.

Si logro entrar, sería un verdadero sueño.

Yo: Gracias, de verdad lo aprecio.

Elena <3: Nah, no hay de qué.

Debo escribirle a Raquel, se que ella se alegrará mucho por mí.

***

Cuando dije que Raquel se alegraría, es porque de verdad lo haría. Tal vez un poco de más.

Ella viene en camino con un pastel, y con Ares. Pero principalmente con el pastel.

Y yo los estoy esperando, mientras reviso mis notificaciones. Y no tengo ninguna, solo finjo que si para sentirme bien conmigo mismo.

Veo mis contactos de WhatsApp, o al menos los más recientes. Al bajar más, veo el número de Poe.

¿Tal vez si le escribo...?

No. No lo hagas.

Pero quiero hacerlo. Pero también tengo dignidad, ¡Agh! ¿Por qué no me quedé como un niño?

Sí, puede que no tuviera estilo en esa época, pero al menos no tenía que discutir con mi conciencia, ni tener estos... sentimientos.

Era muuuucho más fácil.

El timbre suena, y me levanto de un salto para acercarme a abrir. Me encuentro a Raquel sonriendo abiertamente, y a Ares con una sonrisa ladina.

Raquel entra y me abraza, o más bien, me corta la circulación. Reparte un montón de besitos por mi mejilla, y suelta un grito de felicidad.

Ares y yo nos tapamos un poco los oídos. Está chica tiene buenas cuerda vocales.

—¡No lo puedo creer! —dice separándose de mí —. Sabía que necesitabas una universidad, pero no sabía que ya la habías conseguido.

Entre Asesinos Y Presas. Poe × Apolo (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora