Amenaza

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Lian seguía dudando de la honestidad en las palabras de Xen, ¿sería posible que hubiera otro villano en la historia además de aquellos a quienes defendía a pesar de las pruebas?
Xen la acompañó hasta su tienda, para su fortuna nadie la vio entrar, ni siquiera Xian quien parecía estar profundamente dormida debajo de sus cobijas.

El General también se retiró para evitar sospechas, tan pronto se sentó en su camastro el movimiento empezó, soldados comenzaron a gritar y correr de un lado a otro, un jóven soldado se paró frente a la tienda de Xen.

-¡General Liu!, por favor salga, es urgente- dijo el chico con voz alarmada, Xen suspiró, se quitó su armadura para aparentar que estaba durmiendo y relajó su rostro lo más que pudo.

Xen salió con gesto interrogante.

-¿Qué ocurre?- preguntó

-Es el Khan… alguien asesinó al Khan- reveló el chico, Xen tuvo que fingir sorpresa y preocupación, nada complicado si pensaba en el peligro que corría Lian si no lograba fingir.

Xen no dijo nada y se encaminó directo a la tienda del Khan donde ya esperaba medio ejército Mongol y un colérico y destrozado Tolui.

-Su Alteza- lo llamó Xen, Tolui estaba arrodillado junto al cuerpo de su padre y tan pronto escuchó a Xen, se puso de pie para encararlo.

-¿Quién fue?, fue alguien de ustedes, fuiste tú, temible General- acusó Tolui con rabia y lágrimas en los ojos, Xen sintió pena, parte de él le gustaría decirle todo y como estaban trabajando por atrapar a los traidores, pero eso solo descubriría pecados pasados.

-Su Alteza, no haga esa clase de acusaciones- dijo Xen en voz baja.

Oportunamente Tao llegó, su gesto era analítico, el Primer Príncipe tenía sus propias sospechas y le aterraba pensar que estaba en lo correcto.

Todo el movimiento alertó a los invitados, el Ministro y Wong salieron para ver que ocurría, los guardias habían resguardado al Emperador por lo que no le permitian ver qué ocurría, el Ministro Chu se encargaria de ponerlo al tanto como su buen amigo.

Por su parte Wong corrió hacia la tienda de Lian y Xian.

-A'li, A'li, ¿estás despierta?, sal, algo está pasando.- llamó Wong desde afuera, Lian desesperada se puso de pie.

-Xian, despierta, algo está pasando- llamó Lian al pasar a lado del camastro de Xian, sin insistir demasiado Lian salio de la tienda.

-Los soldados están de un lado a otro, incluso mandaron llamar a Xen, algo está muy mal A'li.- informó Wong nervioso, Lian tragó saliva, pero su garganta se sentía cerrada, seca, trató de mantenerse serena.

-¿Dónde está el tío?- preguntó Lian 

-Fue a ver qué ocurría-

-¿Hacia dónde?- preguntó Lian en un momento de claridad, en el que sabía que si caminaba directo a la tienda del Khan, sería sospechoso.

-Por acá- dijo Wong encaminandose, Lian lo siguió con la respiración pesada de la angustia.

Llegaron donde ya estaba un grupo de soldados y curiosos, Tolui hundido en tristeza e ira, Xen frente a él y Tao acercándose cauteloso.

-Su Alteza, no diga cosas de las que puede arrepentirse, entiendo su ira pero tenemos que mantenernos racionales por el bien de ambos pueblos- dijo Tao con voz firme separando a Tolui de Xen.

-Descubriré a quien hizo esto y juró que me vengaré de los responsables, sus familias y su nación.- sentenció Tolui con rabia mirando fijamente a Xen, era evidente que su sospecha principal iba dirigida a él.

El rostro preocupado de Tao no ayudaba mucho, desafortunadamente él mismo creía capaz de esa atrocidad a su propio hermano junto al filo de la espada de Liu Xen mas no los acusaría hasta no tener pruebas.

-Lo entiendo Tolui y juró por mi honor de Príncipe y el de mi Nación que te ayudaremos a encontrar a los responsables y castigaremos acorde a la Ley y el peso del crimen, pero por favor, no atentes contra la paz que tu Padre anhelaba.- imploró Tao.

-¡No hables de lo que mi padre quería!…- señaló Tolui. -… te quiero a tí y a toda tu gente de regreso a su país y escuchame esto, si alguien de tu gente fue responsable, no habrá tratado de paz que los salve de arder en llamas- amenazó Tolui marchándose a paso rabioso.

Tao suspiró con angustia y temor, solo podía pensar en una sola persona a la que investigaría a fondo, tuvo que imaginar la sentencia que daría a Zhao si era responsable para que su corazón estuviera preparado.

-¿Qué ha ocurrido?- preguntó Xian a espaldas de Lian y Wong.

Los hermanos se giraron para ver a Xian.

-Han asesinado al Khan, todo este viaje parace haber sido por nada, estamos al borde de una guerra.- informó Wong preocupado, Lian se mantuvo callada, algo más le llamaba la atención, Xian estaba demasiado bien arreglada para haberse levantado de cama recién, y sus zapatos, ¿por qué tenían barro?, no había barro humedo en el trayecto de su tienda a la del Khan.

-Lian, ¿todo bien?- cuestionó Xian, Lian salio de sus pensamientos.

-Sí, lo lamento.- se limitó a decir.

-Lo lamento tanto prima, el Khan apenas te había reconocido como princesa de Mongolia, esperemos Tolui respete ese decreto ahora que parece declararnos la guerra.- dijo Xian en una mezcla de preocupación fingida y burla.

-Sí.- Lian ignoró por completo el ataque, entre las interrogantes de los detalles de Xian y la clara acusación a Xen, su mente no estaba para ataques pasivo-agresivos.

Tao y Xen se acercaron a los Chu.

-Todos ustedes también vuelvan a sus tiendas, mañana a primera hora nos iremos de regreso a la Capital- ordenó Tao.

-Su Alteza, esta amenaza, me aterra, espero demos con el responsable antes de que Tolui queme nuestras ciudades, ¿tiene alguna idea de quién pudo ser?- dijo Xian inocentemente hacia Tao, pero el Príncipe hizo caso omiso a sus insinuaciones, al contrario, miró a Lian con aflicción. 

-Investigaremos y sea cual sea el resultado actuaremos según las leyes- aseguró Tao, con la mirada le hablaba a Lian, la chica entendía, el primer nombre en la lista de sospechosos era Zhao y le decía a ella debido a su cercanía con el Segundo Príncipe.

El corazón de Tao se rompió al notar que Lian entendía sus sospechas pero de igual manera, la mirada de la chica le imploraba creer en la inocencia de su hermano, "si tan solo Zhao pensara en esa chica antes de hacer sus fechorías", se lamentó Tao, pero hasta no probar lo contrario, Zhao era el culpable.

Tal como lo impusieron, la caravana del Emperador salió con los primeros rayos del Sol, Tianlong suspiraba con angustia y pensaba en qué problemas se habían metido ahora, debía actuar rápido, por el bien de su nación, de sus hijos.

La Villana del Loto DoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora