Por mil vidas más...

3.4K 481 15
                                    

Los 6 caminaron juntos un par de metros, con visible incomodidad.

- Señorita Lian, si ve algo que sea de su agrado, no dude en informarme- sugirió Tao con sonrisa coqueta.

Xen frunció el ceño, ahora entendía un poco la preocupación de Lian, ese Primer Príncipe estaba muy atento a Lian, Zhao por su parte puso los ojos en blanco, Tao siempre tan perfecto, era hilarante.

- Primer Príncipe, ¿ya vio aquella linterna? tiene un sauce- señaló Xian tan adorable como siempre, Tao de mala gana atendió a Xian, pero Mei no se quedaría atrás.

- Primer Príncipe, Primer Príncipe, ¡mire!, esa tiene la forma de un fénix- Mei señaló, Tao también atendió a la Primera Señorita, involuntariamente Xen también se distrajo con la linterna que Mei había mencionado.

Zhao sonrió con travesura, Lian lo miró con el ceño fruncido, nada bueno salía de esa sonrisa, el momento era perfecto, todos distraídos y un carruaje acercándose, Zhao tomó la mano de Lian y justo antes de que el carruaje pasara, Zhao haló del brazo a Lian y la obligó a correr lejos de la compañía.

Para cuando Tao y compañía se dieron cuenta de la huída, ambos estaban ya adentrados entre la gente, Tao sintió temor, su mayor oportunidad había sido vilmente hurtada por Zhao. Una vez que el carruaje pasó, seguido por otro grupo de transeúntes, Tao emprendió la persecución de Zhao, Mei lo siguió de cerca y Xian lo intentó, pero fue bloqueada por un grupo de personas, Xen utilizó sus habilidades marciales y desapareció de la multitud, él encontraría su propio camino hacia Lian.

Entre las estrechas calles, Zhao reía divertido.

- ¿Los ves?- preguntó el Príncipe, Lian agitada miró hacia atrás, no se veía señal alguna de Xen, de sus primas o el Primer Príncipe.

- No hay nadie, ¡sueltame ya!- exigió Lian sin aliento, Zhao miró detrás de su hombro, era cierto, no había nadie más siguiéndolos.

Aún divertido, se detuvo.

- ¿Pero qué rayos te ocurre?- cuestionó Lian tratando de recuperar el aliento.

- Oh vamos, no me dirás que en verdad querías tener a mi Hermano cortejandote toda la noche.- sonrió Zhao.

Lian lo miró con gesto fastidiado, la sonrisa de Zhao se desvaneció, ahora parecía dolido y decepcionado.

- ¡Claro que no!- exclamó Lian.- Pero tampoco quería correr con 5 kilos de seda encima- sonrió Lian alzando su pesado vestido, Zhao sintió como el corazón se aligeró.

- Por un momento creí que la Segunda Señorita Chu también había entrado en la carrera por el corazón de Li Tao- confesó Zhao mirando las linternas de los puestos para ocultar su avergonzado y curioso rostro.

- ¡JA!, ¿Y competir contra las feroces Primera y Tercera Señoritas?- soltó Lian junto a una única carcajada.

Zhao también rió, pensando en Xian y Mei peleando sin piedad por Tao, despues recordó que ahora la atención de Tao estaba el Lian.

- Si Tao le propusiera matrimonio, ¿usted aceptaría?- preguntó Zhao con expresión seria, Lian lo miró con detalle, parecía, ¿preocupado?, ¿triste?, la sonrisa ligera de Lian desapareció.

- No si puedo evitarlo- nego la chica, ambos quedaron viendose uno al otro por un par de segundos, Zhao parecía tener un extenso discurso preparado en su mente bloqueado únicamente por sus labios sellados.

Tras un suspiro Zhao volvió su vista a las linternas, una de ellas llamó su atención.

- ¡Mire!, es usted- señaló Zhao, Lian miró la linterna en cuestión y puso los ojos en blanco junto con un quejido irritado.

- ¿Insiste, Su Alteza?- se quejó Lian ante la sonrisa victoriosa de Zhao y la lámpara con un gato pintado jugando en un estanque.

- ¿No le gusta?, pero si es perfecta, vamos, lanzemosla juntos- sugirió Zhao entusiasmado, Lian suspiró, no tenía escapatoria, Zhao nunca dejaría de compararla con gatos.

La chica asintió, Zhao compró la lámpara, en eso unas voces familiares se escucharon entre la multitud.

- Tienen que estar por aquí- Tao decía a Mei quien lo seguía de cerca.

Zhao y Lian se miraron y emprendieron su carrera lejos, lograron escabullirse entre los arbustos llegando hasta un lago, en una zona sin más personas, con travesura los dos rieron en voz baja.

- ¿Nos habrán visto?- preguntó Lian en un murmullo.

- No creo- aseguró Zhao sentándose al borde del lago.

Lian se acercó, la vista era hermosa, la luna, el lago y el cielo iluminado por linternas, la compañía tampoco era desagradable, con el rabillo del ojo Lian miró a Zhao, si la Lian original hubiese visto a este Zhao hubiera sido muy feliz.

- Recuerda pedir un deseo cuando lanzemos la linterna- dijo Zhao acomodando la linterna de gato, entre risas ambos encendieron la linterna y buscaron la manera perfecta para lanzarla.

- No la vaya a romper Su Alteza- se burlaba Lian.

- No la decepcionaré... A' Li- llamó Zhao, la oscuridad de la noche ocultaron las orejas rojas de verguenza del Príncipe Tirano, había planeado mucho el momento para acercarse más, ahora era perfecto.

Lian analizó el llamado de Zhao, ¿era un apodo?, el Príncipe le había dado un apodo, como a una niña pequeña o a alguien muy cercano, no recordaba que en la novela Lian original hubiese tenido uno, la chica sonrió con sincera calidez, eso le mostró a Zhao que su iniciativa había sido aceptada de buena manera.

Escondido entre los arbustos, Xen los miraba, los había encontrado en el callejón, los vió escapar cuando Tao se acercaba y ahora no podía despegar la vista de la amplia sonrisa de Lian mirando la lámpara que había lanzado junto a Zhao, "Si lanzas una lámpara con tu persona amada, su amor perdurará por mil vidas más", pensó el General con un agudo dolor en el pecho.

Esa noche no sería su noche, no cumpliría el deseo de su prima, y tampoco su propio deseo, se alejó de la pareja con intenciones de volver con Mei, pero no muy lejos de ahí la voz de su prima y el Primer Príncipe lo atrajeron.

- Su Alteza, deberíamos volver- este lago no se ve muy seguro- decía Mei preocupada, Xen los vio desde su escondite, solo eran ellos dos, Tao estaba insistente en encontrar a Lian, si tan sólo supiera lo cerca que estaba.

Su corazón dolía, lo que hizo más fácil entender el dolor de su prima que con anhelo veía a Tao, por siempre opacada por otra persona que ocupa el corazón de su amado, que injusticia.

Xen tuvo una idea.

Sigiloso se acercó a Mei, la chica por inercia se volvió y se encontró a Xen quien le indicó con una seña que no hablara.

- Lo siento, Mei Mei- murmuró Xen llamandola por el apodo de su niñez, Mei arqueó las cejas justo antes de sentir el fuerte empujón.

- ¡AAAAAHH!- El grito agudo de Mei se escuchó por todo el lago seguido por el chapoteo de un cuerpo hundiendose en él.

La Villana del Loto DoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora