La caravana del Emperador estaba entrando al Palacio, silenciosa, sombría, tensa, Zhao había organizado una bienvenida discreta, con la familia Imperial, Chu Mei, Chu Yue y los ministros, había optado por no esparcir las noticias de la carta de Tao para evitar malosentendidos y pánico entre los ministros, Mei y Feng habían acordado guardar silencio también.
Xen y Tao eran los guardias principales de la caravana y los primeros en entrar, Tao dirigió su mirada a su hermano, no podía evitar estremecerse, era innegable el porte imponente de Zhao, su elegancia, su serenidad, lucía perfecto como Monarca, no solo Tao lo notó, el Emperador Tianlong también lo sabía y lo veía con cierto orgullo y nostalgia de sus años de juventud y del deseo de que Yanmei lo hubiese podido ver.
Saber de la admiración de su padre hacia Zhao hacía hervir mas la sangre de Tao pensando en la posibilidad de que Zhao hubiese cometido el crimen contra el Khan, eso decepcionaría a padre hasta la muerte.
Más atrás, Lian aún se lamentaba la muerte del Khan y sentía cada vez más cerca el espectro de la muerte, miró por la ventanilla, ahí estaba, tan tranquilo, tan majestuoso, tan apuesto, Li Zhao esperaba pacientemente que le dieran noticias que él ya conocía, incluso desde antes de que ocurriera, si lo que Xen había dicho era verdad, Zhao era inocente e incluso había pedido a Xen evitarlo, pero ahora él era el que más parecía culpable, aún si confesaba haberse enterado antes del atentado, el hecho de solo haber alertado a Xen, lo acusaría, estaba atrapado y a este paso, su muerte y la de Xen eran probables, la vida de la misma Lian corría riesgo por haber estado con Xen esa noche, pero por alguna razón, aún estando consciente de ello, su propia vida era lo que menos le preocupaba a la chica, aterrada, sujetó con fuerza el amuleto de jade de Zhao que escondía en sus mangas.
La caravana se detuvo al fin y las personas comenzaron a salir entre cotilleos y murmullos tensos, El Emperador, Tao, Xen y los Chu se acercaron a Zhao y los demás, Baimei notó la tensión en el aire y los rostros.
- Su Majestad- llamó la mujer, Tianlong hizo un ademán para que Baimei no hablara más.
- Hablaremos más tarde... Zhao- llamó Tianlong, Zhao ayudó al Emperador a entrar a Palacio.
- Padre- respondió el chico.
- Llama a los ministros a una reunión urgente, tú y tu hermano también deben estar presentes.- solicitó el Emperador, Zhao asintió e hizo una reverencia, al girarse pudo encontrarse con los ojos de Lian que lo seguían desde unos metros de distancia junto a Mei y el resto de los Chu.
La mirada de la chica parecía preocupada, triste, desesperada, Zhao la miró con alivio, parecía estar bien y algo le decía que Xen le habría confesado su plan original, el cambio y por ende su inocencia, con un suspiro pesado Zhao se aseguró a sí mismo que mientras tuviera la certeza de que Lian le creía, todos los demás podían acusarlo y sentenciarlo y él estaría en paz.
Lian pudo ver la sinceridad de Zhao, la sinceridad que solo ella conocía, tendrían una larga charla sobre lo que ocurría, pero por el momento, Zhao le imploraba su apoyo y sin dudarlo mucho, ella lo consentiría.
Tao se acercó a los Chu, directamente a los brazos de Mei, tomó las manos de la chica con delicadeza, la familia entera podía sentir la pesada aura del Príncipe que ardía en deseos de abrazar a Mei quien lo miraba con cierta desconfianza, definitivamente Tao tenía un largo camino que recorrer antes de ganarse de nuevo el aprecio de Mei.
Xian los observaba con rabia, Tao era suyo, y entre Mei y Lian se lo habían arrebatado, ambas pagarían con sangre.
- Querida Primera Señorita, ¿le informó a alguien lo expresado en mi última carta?- preguntó Tao, Mei asintió con una mueca.
- La Princesa Li Feng estaba conmigo cuando la recibí, no pude evitar que la leyera, su conmoción fue tal que insistió en decirle a su Hermano Imperial.- informó Mei.
- ¿Zhao sabe?- preguntó reiterativo Tao, Mei asintió.
"Si tan solo supieras desde cuando lo sabe" pensó Lian.
Tao parecía inseguro de que Zhao estuviera enterado mas no podía hacer nada, de igual manera se enteraría tarde o temprano y más aún si en verdad él era el responsable.
- Supongo que de alguna forma tenía que enterarse, no se preocupe, lo resolveremos, tiene usted mi palabra de que nada le ocurrirá a usted y su familia, tengo que irme, Padre Imperial informará a los ministros.- mencionó Tao soltando a Mei para marcharse.
- Vuelvan a la mansión, ahí esperenme- ordenó el Ministro Chu.
- Yo me quedaré- sentenció Lian sin pensarlo, su voz había surgido tan impositiva y segura que el Ministro se giró enmudecido, Yuan asintió, no podía obligar a la chica a marcharse y pretender que nada había ocurrido cuando ella había estado presente durante la amenaza de Tolui.
- Me quedaré con Lian- aseguró Mei.
- Alguien debe volver con la Abuela- infirió el Ministro.
- Yo llevaré a la tía Yue y a Xian de regreso.- se ofreció Wong al ver la preocupación del Ministro, Yuan suspiró aliviado, Wong se llevaría a Xian y Yue, mientras Mei y Lian lo esperarían para volver más tarde.
Así fue, Lian y Mei se quedarón en las escaleras del Palacio viendo la tarde pasar, se mantuvieron por un largo rato calladas, hasta que Mei rompió el silencio.
- Sabes que esto pone una espada en el cuello del Segundo Príncipe y de mi primo, ¿cierto?- dijo Mei con voz sombría.
- Ellos no lo hicieron.- aseguró Lian, Mei bajó la mirada con lástima.
- No guardes muchas esperanzas, conozco las tendencias del apellido Liu y la mala combinación con el Segundo Príncipe- continuó Mei, Lian se giró a Mei, la chica le devolvió la mirada.
- Ellos no lo hicieron Mei- reiteró Lian, la mirada de Mei denotaba tristeza, Lian parecía tan segura de sus palabras, pero fuera o no cierto, Zhao y Xen serían culpables aún siendo inocentes si es que eso era conveniente para el Imperio.
Mei sonrió lastimosamente.
- Yo también quiero creerlo... A'li- dijo Mei en voz baja ocultando la fractura en sus palabras mientras tomaba del brazo a Lian, estaba asustada, no quería perder a su familia, Lian tampoco, no quería perder a los Chu, no quería perder a Xen, a Zhao.
Lian sostuvo el brazo de Mei mientras esperaron el final de la reunión.
ESTÁS LEYENDO
La Villana del Loto Dorado
RomantizmChu Lian fue una mujer malvada y calculadora que murió por un amor no correspondido, pero yo no seré esa Chu Lian, yo no seré la Villana del Loto Dorado, no moriré otra vez... [Es original, no traducción haha]