☆ 15 ☆

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Nerviosa. Así estuve los últimos días, y hoy siento que esos nervios van a terminar haciendo que se abra un agujero en mi estómago. Pensar que saldremos con ellos, con él; el nudo de emociones sube y baja, y mis vellos se ponen de punta.

Indecisa, me visto con un vaquero de tiro alto, una blusa ceñida negra con cuello también alto y unas botas de suela baja a juego. Me paro frente al espejo de cuerpo entero en una esquina de la habitación: no muy segura de mi atuendo.

¿Un vestido será mejor?

Niego con la cabeza.

¿Una camisa y el pantalón negro de lino?

No, muy formal. Hago una mueca, pensando en otras opciones.

— ¡Uy, me gusta! Te ves re linda —Entra Natalie.

Me doy vuelta para mirarla.

— ¿Vos decís? A mí no me convence...

—Y dudo que algo lo haga, ya que querés impresionar al vecinito anti-nueces. —Revira con expresión jocosa.

— ¡Yo no quiero impresionar a nadie! —me defiendo. —Pero vos sí, ¿No? —Retruco apuntándole.

Está vestida con un pantalón ajustado color negro, un top rojo de tiras cruzadas en su escote y zapatos de plataforma.

—Obvio, ¿No se nota? —Dice riéndose. Me río con ella porque es simplemente imposible no hacerlo. —Así vestida estás perfecta, pero si querés cambiarte te ayudo a ver qué opciones hay. Te puedo prestar lo que quieras incluso.

—Gracias, pero prefiero mostrar lo menos posible —digo medio en chiste.

—Hacés mal, aunque creo que no lo necesitás con él. Intuyo que le gustás así... sencillita. —Comenta apoyándose en el marco de la puerta.

— ¿Ah sí? ¿Y qué sos, adivina ahora? —Me cruzo de brazos. Se limita a encogerse de hombros distraída. —Pienso que a Adán también le gustás sencillita.

—Seguramente. Pero no me vestí para él, me vestí para mí. ¿Estoy muy descocada pensás? —Se mira, aunque no demuestra le preocupe si lo pienso, cosa que no.

—Para nada, estás genial —le hago saber con una sonrisa.

—Gracias. —Me tira un beso ruidoso —Entonces qué vas a hacer, ¿Te cambias o quedas así? —Me señala con el mentón.

Vuelvo la mirada al espejo atrapando mi imágen. Realmente no busco impresionar a nadie, de hecho quiero atraer la menor atención posible de Uziel; me pone nerviosa el solo pensarlo. Aunque tampoco quiero mostrar que no me interesa le guste lo que ve...

¡Por favor, qué histeria!

—No me voy a cambiar, así me quedo. —Decido con firmeza.

Regalame tu Sonrisa (Libro 2) Retos Al CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora