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-Tengo un poco de hambre, ¿vos querés algo? Creo que quedaron algunas empanadas... -Ofrece parándose en medio del living/comedor.

-No gracias. -Me quito el abrigo, y ella los zapatos.

Se queda ahí, balanceándose sobre sus pies, sin mirarme.

-Uhm... ¿Te hago un café, un té? -Dice bajando la mirada a sus pies que siguen moviéndose.

-No, estoy bien así. -Sonrío por su evidente nerviosismo.

-Ok... -Susurra y avanza hacia la cocina.

Dejo el abrigo en el brazo del sofá, sintiendo mis propios nervios palpitando en mi cuerpo.

¿Voy a ser capaz de solo dormir con ella? ¿Voy a ser capaz de quedarme siquiera?

- ¿Uziel?

- ¿Si? -Giro hacia su voz.

Parada en el umbral, con la mitad de una empanada en una mano, y un vaso de agua en la otra.

- ¿Seguro que no querés nada? Está buena... -Alza la comida.

»Vos estás buena.« Es mi pensamiento inmediato.

Recorro su cuerpo mientras me voy acercando, despacio. A medida que lo hago veo su cara, hermosa, sonrojarse.

Baja la mirada. Una vez frente a frente, coloco un dedo en su barbilla y alzo su rostro.

Sus ojos, negros, profundos, se detienen en los míos haciendo que el deseo me atraviese como un rayo.

- ¿Vos estás segura que querés que me quede? -Digo obviando lo que ella preguntó antes.

-Sí, quiero que te quedes... -Murmura sonriendo avergonzada. -Estoy... bastante nerviosa, pero quiero que estés acá, conmigo.

Atrapo su boca en un beso delicado, suave, pero lleno de mi pasión.

-Te aseguro entonces que no quiero otra cosa... -Prometo.

Aunque me muera después, no voy a empujarla a hacer nada más.

Sonríe dulcemente, asintiendo despacio. Le doy un último beso, y me alejo un poco.

Gira y entra en la cocina, cuando regresa lo hace con las manos vacías.

Sin decir nada, me agarra y nos conduce hacia su habitación. Abre la puerta a su izquierda y la sigo al interior.

Su perfume en el aire me envuelve enseguida, enciende la luz, y lo primero que veo es su cama. De dos plazas con acolchado en color lila. Trago saliva y aparto mis ojos de ahí poniendo mi atención en un escritorio contra la pared que está lleno de sus cosas. Una computadora, varias carteras, cosas de maquillaje, etcétera.

-Esta un poco desordenado, perdón -Dice siguiendo la línea de mi mirada.

Niego con la cabeza. En realidad es la única parte que muestra "desorden" como ella dijo. Su cuarto es muy bonito, decorado en tonos cálidos y alegres.

Regalame tu Sonrisa (Libro 2) Retos Al CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora