✧ 27 ✧

73 26 15
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





Narro lentamente, sin prisa, concentrada, haciendo alguna pausa ocasional cuando la voz me falla. No es sencillo invocar el pasado, contar las situaciones violentas y las amenazas hechas en medio de ellas. Haberlas subestimado, bien por miedo o incredulidad, y que después se cumplieran hasta casi costarme mi propia vida.

Me siento espectadora mientras me deslizo por los detalles de mi turbulenta relación con Hernán, oyendo mi propia voz lejana, amortiguada por la angustia y la vergüenza. Me siento una extraña para mí misma, y es que siempre me sucede (o las poquitas veces que lo hablo, como en terapia), como si contara la historia de alguien más, alguna que oí o ví en la tele ya que la violencia de género crece día con día.

Me cuesta todavía aceptar que me dejé aprisionar por toda su toxicidad, que me dejé debilitar al punto de permitir las humillaciones y que mi familia y amigos no vivieran tranquilos temiendo mi seguridad... Y me pesa más mientras termino de contarle.

Uziel escuchó paciente sin decir nada. Sus expresiones cambiando a medida que avanzaba. A veces sereno, mostrándose atento, otras como ahora, con su rostro rígido, parado, cruzados de brazos, su postura tensa.

Tomo un poco del agua que me trajo hace unos momentos, evitando sus ojos. Estoy nerviosa pero a la vez más tranquila por haberle dicho toda la verdad. Me pone ansiosa cómo serán las cosas a partir de esto, sin embargo, no lo culparía si eligiera alejarse de alguien tan lastimada como yo.

Permanezco con la cabeza gacha, mirando mis dedos rodear el vaso. La mirada fija en el líquido transparente, esperando que diga o haga alguna cosa. Yo por mi parte ya hice lo que debía, y honestamente me siento fatigada sin ánimo de decir nada más.

Se aproxima despacio, pero sigo sin mirarlo. No me atrevo. No quiero ver en su mirada lo que siente en este instante, sea lo que sea.

El lugar a mi lado se hunde cuando se sienta, el calor que emana entibia parcialmente el frío que se instaló en mi cuerpo a raíz de los recuerdos.

Una de sus manos retira de las mías el vaso que sostengo. No me opongo, ni siquiera me muevo. Lo dejo hacerlo. Deposita el mismo en la mesita, entretanto aguardo lo siguiente.

Sin decirme nada pasa su brazo por mis hombros, me atrae hacia sí, y me abraza al tiempo que se recuesta despacio conmigo en su pecho. Esperaba cualquier cosa menos esto. Medio tensa al principio le permito la cercanía. Después poco a poco la calidez y pesadez de sus brazos alrededor mío, van deshaciendo cada tensión, hasta alejarme de mi sombrío estado y permitirme a mí misma resguardarme en su abrazo.

Besa mi pelo, mientras sube y baja su mano por mi espalda rítmicamente, reconfortando no solo mi cuerpo sino también, mi interior.

—Cómo te sentís —Pregunta luego de lo que me parecen horas. Incluso su voz suena ronca como si no hubiera hablado por días.

Regalame tu Sonrisa (Libro 2) Retos Al CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora