•Treinta y uno•

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Abrí los ojos lentamente y en ese momento me di cuenta de lo vacía que se sentía la cama, alargué mi brazo mientras me frotaba los ojos para llegar a Hermione, pero cuando quise tocarla solo sentí las sábanas y el colchón, abrí los ojos y vi que no estaba.

Me levanté quedando sentada y miré hacia el baño, la puerta estaba entornada y pude ver que no había nadie.

—Como le gusta madrugar a esta chica— sonreí de lado y me volví a tumbar en la cama pero esta vez con los ojos abiertos recordando la noche anterior.

Todo eran risas, beber, comer, discusiones en las que terminábamos riendo de las tonterías que se decían, hasta que todo era confuso, borroso y después negro.

Lo sorprendente es que mi cabeza no dolía tanto como otras veces que había bebido mucho más que la noche anterior, a penas estaba bien.

Me había vuelto una caprichosa en el sentido de que nada más levantarme necesitaba ver a Hermione, si, algo que cualquiera lo puede ver estúpido pero cuando estás enamorado lo ves de manera distinta.

Salí de la habitación y miré en la sala común, no había nadie como era de esperar así que a paso lento aún adormilada bajé al gran comedor.

No había ni un joven, solo estaban los profesores y Sirius, Remus, Thonks y los señores Weasley.

—¿Sabéis acaso dónde está Hermione?— los presentes se giraron hacia a mi confusos.

Vale, esto era raro.

—No nos la hemos cruzado, cielo— dijo Thonks con una sonrisa, en cambio mis sentidos se pusieron alerta robándome toda la tranquilidad.

—Oye Jannet...– dijo con suavidad papá al ver mi expresión— Debe estar en la habitación de alguno de los vuestros amigos, no te alarmes nadie salió de aquí— asentí intentando convencerme a mi misma.

Fui a paso rápido hacia la sala común nuevamente y revisé en todas las habitaciones viendo que incluso Harry no estaba en la suya.

—¡Ginny!— dije energética al acordarme de ella e ir corriendo hacia su habitación casi tropezandome.

Cuando entré me llevé una gran desilusión y trauma.

—¡Por Merlín, tápate!— le dije a Harry mirando hacia otro lado con los ojos tapados, los dos que estaban adormilados y sorprendidos por mi repentina visita parecieron reaccionar y se taparon con los sábanas.

—¿Qué haces aquí, Jannet?— dijo todo avergonzado y rojo Harry.

—Hermione, no está, a desaparecido— dije con desesperación esperando ver algún rastro de la chica aunque en verdad prefería no encontrar nada de ella en esta habitación.

—¿¡Qué!?— Ginny agarró su camiseta del suelo y se la puso, con su ropa interior puesta.

—¿Cómo va a ser eso posible?— Harry quiso ponerse de pie pero le señalé las sábanas antes de que lo hiciera.

Abriendo los ojos como platos y asintiendo se puso las sábanas hasta llegar al baño y encerrarse en el.

—¿Segura que has buscado bien?— dijo desde el interior del baño, Ginny tenía una mano en su frente mientras pensaba.

—Te lo aseguro, la biblioteca y las demás aulas a estas horas están cerradas y ella no se marcharía así como así del colegio— me apoyé en el marco de la puerta.

—Tenemos que buscarla— dijo Harry saliendo del baño ya vestido.

Y sin perder más tiempo salí a llamar a los demás.

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Y buscamos durante horas y horas, por todos los rincones en los que podía estar incluso por los alredores del colegio pero nada, no había rastro de ella.

Fui una última vez a la habitación buscando por si había dejado una nota como había dicho Stregus y vi que en el marco de la ventana había una carta, que más bien parecía haber sido enviada hace poco ya que no estaba ahí antes.

Hola cielo, ¿Cómo estás?, Hemos visto tu desesperación buscando a tu querida novia, no te preocupes está en buenas manos, fue de muy mala educación no haberle presentando a tu madre y ahora se está conociendo más con su suegra, aunque para ser sinceros no está siendo muy simpática y eso está haciendo que pague las consecuencias, mi paciencia tiene un límite tanto con ella como contigo, con ella ya lo estoy perdiendo y contigo ya la perdí así que si no quieres que tu novia pague por todos los problemas que has causado y que ella pague también por su mala educación será mejor que vengas a mi castillo esta misma noche, tú padre también es bienvenido, el puede venir, de hecho tiene que venir, pero solo él, cuidado con lo que haces.

–Tu querida madre

—Joder —la carta cayó de mis manos y por poco caí yo también, cuando Stregus me sujetó.

—Oye, oye— me miró confuso y después vio la carta en el suelo.

—Mierda— dijo Harry conforme leía la carta.

—Con razón no nos acordábamos de nada, todo eso lo había planeado ella— concluyó Pansy.

—Tenemos que ir— miré a papá, el asintió.

—Por supuesto, pero si lo hacemos es para zanjar esto de una vez por todas— respondió.

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ꜱᴏʟᴏ ᴜɴᴀ ᴠᴇᴢ~ ʜᴇʀᴍɪᴏɴᴇ ɢʀᴀɴɢᴇʀ (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora