ESTA HISTORIA TIENE FINAL, PERO DEJÓ DE SER ACTUALIZADA Y LA HISTORIA NO SE CONTINUÓ, AUNQUE SE LE DIO UN FINAL.
Ser hija de Sirius Black nunca fue fácil, mucho menos cuando se le consideraba fugitivo peligroso de Azkaban.
Pero después de todo, las...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Éramos un conjunto de almas rotas"
–Ander Laurent
----------------------------------------
Vi como la lechuza se llevaba la carta.
Suspiré y me di la vuelta mientras me pasaba una mano por la frente.
Choqué contra algo y caí al suelo, escuché el sonido de papeles cayendo al suelo.
—¡Lo siento!— murmuró una voz dulce.
La caída no había sido fuerte así que estaba bien.
—Lo siento yo,– levanté la vista y vi que un chico de pelo oscuro y ojos azules intensos me tendía la mano apenado, tomé su mano y me puse de pie —No me fijaba por donde iba— sonreí y pasé las manos por mi pantalón, quitando la suciedad que se había pegado del suelo.
—¿Segura que estás bien?— me miró, buscando algún daño, negué con la cabeza segura.
—Tranquilo, todo bien— me fijé en el suelo y vi varias cartas tiradas, supuse que era lo que había caído al suelo con el choque.
Me agaché y tomé los sobres, el chico se hincó de rodillas y recogió otros.
—Ten –le alargué los sobres, los agarró y me sonrió como agradecimiento —Por cierto, soy Jannet Black, de Slytherin— me puse de pie y le ofrecí mi mano.
—Ander Laurent, Ravenclaw— se puso de pie y aceptó mi mano, la estrechó, sonriendo con dulzura.
Me percaté de su acento francés y de que jamás lo había visto por aquí, a pesar de no ser amiga de todo el mundo conoces a la gente de vista pero a él no lo había visto nunca.
—Beauxbatons— explicó al ver cierta confusión en mi rostro.
—Si, ya decía yo...— vi que se alejaba hacia el ventanal, atando a una lechuza más grande de lo normal dos cartas, mirando las otras tres que le quedaban suspiró y se las guardó dentro de la capa.
—Bueno Jannet, llevo cuatro meses aquí, quizá es que se pasar desapercibido— sonrió.
—O... Que soy muy despistada— añadí.
—Parece que hoy no es un día muy ocupado para las lechuzas— dijo viendo que alrededor solo éramos él y yo, las demás lechuzas revoloteaban sus alas quietas en el sitio.
—Los viernes sobre todo es cuando hay más gente— expliqué metiendo mis manos en los bolsillos y comenzando a caminar.
—Mmm... Yo me veo en la obligación de tener que escribir cartas todo el tiempo— el tono de el chico salió algo apagado.
Le di una sonrisa algo triste.
—Me veo en las mismas que tú— apreté mis labios, borrando mi sonrisa.
