Los días siguieron pasando... y Emilio estaba firmemente decidido a no encontrarse una vez más con Joaquin. Y eso, lo estaba matando.
A pesar de que todo transcurría con aparente tranquilidad y normalidad, algo había cambiado y todos lo sabían, sólo que no lo querían hacer notar.
Los primeros días Diego se la pasaba de malhumor, Emilio y Harry decidieron no meterse con él mientras siguiera así. Emilio estaba todo el día solo, de la casa a la oficina y de la oficina a la casa, fuera de eso nadie sabía algo más de él. Y Harry , bueno él por cautela decidió no meterse en el problema, pero le había dejado bien claro a Emilio lo que pensaba sobre el asunto a pesar de que no tenía nada que ver con él. Para Harry, Emilio era un idi0ta por dejar ir a Joaquin.
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Dos semanas después...
Alguien tocaba la puerta. Emilio gruñó, por qué demonios tenían que ir a molestarlo. Se puso la almohada sobre la cabeza e intentó ignorar los golpes.
Pero, al parecer la persona que estaba afuera estaba decidida a hablar con él. Con pesar se levanto de la cama y fue a abrir.
- ¡Caray! Pensé que nunca ibas a abrir - Renata estaba parada enfrente de su puerta con las muletas -. ¿No me vas a invitar a pasar? Creo que no sabes lo incomodo que es caminar así, no se diga subir escaleras.
- Claro, Renata , pasa. - Se hizo a un lado y la dejó entrar, en cuanto pudo ella se dejó caer sobre un sillón. - ¿Puedo preguntar que haces aquí? ¿Diego vino contigo?
- No, vine sola. Creo que Diego no es la persona más indicada para el tema de conversación que quiero tocar.
- Renata, por favor no...
- Sí, Emilio , aunque no quieres tenemos que hablar de Joaquín... ¿Qué demonios esperas para ir a buscarlo? Ya pasó un mes. ¡Un mes, Emilio!
- No puedo.
- Sí puedes, y también lo quieres, así que no entiendo porque no...
- Por culpa, la culpa no me deja vivir - la interrumpió -. Me siento mal por haberle fallado a Diego, un error que no puedo arreglarlo... pero eso no quita que no sienta culpa por Joaquín , por no hacer nada por el, por dejar simplemente que se fuera. Estoy fallando... con los dos.
Renata le dio un apretón en la mano. - Cuando... cuando nos dijiste que te ibas a casar son Alann, Diego fue el primero en poner el grito en el cielo. No había que ser un genio para darse cuenta que ese hombre no es para ti, pero Joaquín sí lo es y Diego lo sabe.
- ¿Cómo lo va a saber si se acaba de enterar? - preguntó él incrédulo.
- Porque te vio, ¿acaso no te preguntó muchas veces por ese chico misterioso que te hacía tan feliz? Emilio , él lo sabe... sólo que es demasiado estricto con las reglas, igual que tú, si no fuera así no te sentirías culpable. - Emilio no dijo algo. - Mira, Diego no es tu papá, ni necesitas pedirle permiso para hacer algo. Sólo habla con él, dile lo que sientes y él te va a entender.
- No creo...
- No tienes que creer - dijo terminantemente Renata -, solo hablar con él. - Emilio se volvió a quedar callado, Renata suspiró. - Bueno, al menos prométeme que vas a pensar en lo que te he dicho.
- Te lo prometo.
Ella le dio otro apretón en la mano y sonrió. - Bien, me tengo que ir. Diego no sabe que vine y no quiero que se entere. - Se puso de pie con ayuda de Emilio y él la acompaño hasta su carro, había un chofer esperándola. Antes de subirse al carro lo abrazó. - Te quiero, Emilio , y Diego también y sólo queremos que seas feliz. Adiós.
Una semana después...
Diego iba caminando por el pasillo hacia una pequeña sala. Así que pudo ver perfectamente como Emilio se dejaba caer en uno de los sillones y abría el periódico.
Se acercó silenciosamente a él, se dio cuenta de que no estaba leyendo, solo miraba el periódico.
- Hola - dijo quedamente.
Emilio alzó la vista rápidamente. - Hola... este, ya me tengo que ir.
- ¿Pero no te acabas de sentar a leer el periódico?
- Sí, pero no hay nada interesante - se levantó, arrojó el periódico sobre la mesita de la sala - adiós - y se fue.
Diego miró el periódico que Emilio acaba de dejar. Lo hojeo, después descubrió que era lo que había visto Emilio . Era una foto del pintor ... el pintor, se rio todavía lo llamaba el pintor a pesar de que sabía que se llamaba Joaquín . Leyó la nota.
Se dio cuenta de la verdad: su mejor amigo estaba enojado con él, a pesar de que no quería mostrarlo. Se había equivocado.
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Seduciendo a un Caballero (adaptación) Emiliaco
RomancePara todos Emilio tenía una vida perfecta, no le hacía falta nada. Tenía una exitosa carrera, una casa increíble, un carro último modelo y un novio hermoso. ¿Qué más podía pedir? En pocas palabras era un caballero perfecto. Hasta que un día antes de...