capitulo 11

901 98 6
                                    

Emilio estaba descubriendo un nuevo rasgo de su personalidad: era masoquista, o era eso o estaba loco. Pero estaba seguro de que era la primera opción sino ¿Porque demonios había invitado a Joaquín a quedarse a su casa? ¿Para que lo necesitaba ahi?
Para nada, el no tenía nada que ver con el. Él no tenía porque hacerse responsable de el no tenía ni siquiera porqué preocuparse por el en cuanto abandonará su oficina. Pero ahí estaba entre la puerta y Joaquín para evitar que se fuera lo cual lo llevaba a la única conclusión logica, sin poder en duda su cordura: era masoquista.

-¿Estás seguro de que quieres que me quede? pregunto indeciso Joaquin. Después de lo que había pasado entre ellos no sentía como la persona más bienvenida en esa casa.

-¿Para que te vas? Tu hermano está ocupado con tu amiga, como ya dijiste. ¿Que vas a hacer? ¿Esperar afuera de tu casa toda la noche hasta que regrese?

-Es una opcion.....

-Definitivamente no. No voy a dejarte ahí solo a la mitad de la noche para que cualquier tonto venga y se aproveche de ti, preferiría que te quedarás aquí.

-No tienes porqué hacerte cargo de mi-. No era un reproche, no lo dijo en mal tono, simplemente lo dijo porque era la verdad, sin embargo no quería hacer sentir mal a Emilio.

-Si  lo sé pero quiero hacerme cargo de ti... no podría vivir sabiendo que algo malo te paso y yo pude haber evitado- se apresuro a aclarar .

Joaquín sonrió ante su encantadora explicación.- Está bien me quedaré... Sin tanto insistes... Pero mi ropa.

-No te preocupes por eso

Media hora después la ropa de Joaquín que estaba mojada pero limpio , y el usaba de nuevo su bata. Pero ahora Emilio tenía un problema aún mayor : solo había una cama.
La sensación de que tal vez le gustaba el sufrimiento lo volvió a invadir... bueno todavía era muy temprano, solo eran las diez de la noche, no había porque estresarse y comenzar a pensar en dónde iban a dormir.

-¿Quieres  algo más Joaquín ?

Joaquín lo miro. Estaba sentado enfrente de el con las piernas abiertas, los codos apoyados sobre las rodillas, las mangas de su camisa estaban arremagandas y la abertura del cuello le permitia ver una parte de su pecho. Definitivamente si quería algo más mejor dicho necesitaba algo más pero no estaba dispuestas a pasar esa noche celibe y tampoco esperaba que Emilio lo hiciera.

Iba a tomarse las cosas con calma no quería hacer tan evidente la necesidad que tenía de acostarse con el, podría hacer que se relajara que se olvidará del pequeño arrebato de pasión que habían sufrido los dos momentos antes y volver el ambiente más amistoso.

También iba a ser lo mejor para ella olvidarse un poco de lo que pudo haber pasado. Tan solo recordar sentir el miembro de Emilio tan grande y duro contra el lo excitaba. Respiro profundamente vio que Emilio arqueaba las cejas y supo que había tardado demasiado tiempo en contestar.

-No, nada. Así estoy bien- eso era una gran mentira se dijo en silencio.

Y la plática siguió de lo más amena. Joaquín y Emilio lo admitieron, cada quien de forma personal que congeniaban de maravilla con el otro. Y poco a poco los dos se fueron relajando.

Platicaron sobre todo: algunas experiencias de infancia, como llegaron a elegir la carrera que ejercían y lo que al parecer los había unido pero a los dos les importaba un cuerno: el caso de las pinturas robadas de Joaquín.

Se quedaron platicando hasta un poco más tarde de media noche. Y Joaquín sabía que tenía que actuar rápido y sin quererlo emilio le dió la perfecta arma cuando le pregunto:

Seduciendo a un Caballero (adaptación) EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora