Nido

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Decir que el vuelo a casa fue mejor sería una mentira. Nuevamente Hoseok no se había presentado al hospital para volver juntos y el otro Alfa había recibido una llamada de él justo cuando íbamos a subir al jet informando que se encontraba en Nueva Zelanda por asuntos diplomáticos pidiendo que el Omega rubio viajara para allá ya que lo necesitaba y así que el Omega no pudo volver con nosotros porque como esposo del presidente tenía que estar a su lado ofreciéndole su apoyo por lo que tomó otro jet para llegar de manera rápida. Y cuando terminó la llamada me enojé, ni siquiera le había preguntado por mi o ni siquiera me mandó un mensaje haciéndome sentir peor de lo que ya me sentía.

Jungkook Hyung seguía intentando hacerme sentir mejor y haciéndome la plática para que dejase de pensar en lo que había sucedido en el hospital, pero una parte de mi lo tenía presente y mi lobo se encontraba triste, inclusive me había dado gomitas y un pequeño vaso de helado de chocolate, el cual me hizo llorar y luego él entró en pánico, jamás había pasado por una situación igual.

El vuelo había sido realmente largo, a pesar de haber estado en un jet no fue diferente a uno normal, fueron muchas horas en las que estuvimos volando. Catorce horas eran un tormento y aunque tomé pequeñas siestas durante él no fueron lo mismo, terminamos llegando a las nueve de la mañana a corea para luego tener que ser traídos a la mansión y llegar hasta las diez, estaba cansado física y mentalmente.

Una vez estuvimos en la mansión el Alfa caminó hacia donde estaba el estudio y antes de entrar completamente me avisó que saldría por asuntos de la empresa así que estaría solo por unas horas tal vez, le dije que estaba bien y me encerré en mi habitación quitándome los zapatos aventándolos a cualquier lugar, ya después ordenaría, pero por ahora buscaría por todos lados esperando encontrar alguna prenda con el aroma de Hoseok, pero fallando en el intento y en pie descalzo corrí hacia donde estaba su habitación para sacar algunas ropas, como sacos, camisas, pijamas y sábanas, pero cuando tenía todas sus cosas en su gran cama me dediqué a acurrucarme en ellas, realmente no tenía ganas de hacer algo más, ni siquiera de salir a jugar un rato con Mickey, así que no me fue difícil conciliar el sueño.

Pero mi preciado sueño fue interrumpido...

- Joven. – la puerta fue tocada y yo fui llamado. – joven, debe de comer, ¿puedo pasar? – la puerta fue nuevamente tocada y la voz se volvió a escuchar. – joven Yoongi.

Me removí abriendo los ojos encontrándome aún en la habitación de Hoseok y yo encima de su cama donde todas sus prendas estaban regadas. La luz del sol se colaba entre las pequeñas rendijas de las cortinas que cubrían en mediana totalidad la ventana anunciando que ya era un poco tarde, mi estómago gruñó y suspiré, cuando llegamos no quise probar bocado porque me sentía muy cansado como para poder comer algo, la puerta nuevamente fue tocada nuevamente y un suspiro escuché.

- Joven, lamento si le he despertado o si le estoy molestando, pero mi deber es velar por su bien y el de su cachorro. – la voz del mayordomo sonaba cansada y negué como si pudiera verme. – le fui a ver a su habitación y al ver que no me contestaba tuve el atrevimiento de entrar, pero al no encontrarle tuve una pequeña sospecha de que le encontraría en la habitación de la excelencia y veo que atiné porque su aroma se percibe por todo el corredor.

- No quería estar en mi habitación. – dije en un deje de tristeza. – además no tiene por qué creer que me he molestado. – el crujir de mis huesos me hizo sentir liviano.

- Joven... cuando le despiertan está de un humor de perros. – me carcajeé porque era cierto que odiaba que me despertaran. – pero ahora necesito que coma un poco, me dijeron que no quiso desayunar cuando llegaron así que estoy preocupado.

The tyrant with the brown eyes [HopeGa]Where stories live. Discover now