Obsesionado

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HS-

Tener su aroma en mí, me llena de una sensación desconocida que me hace sentir bien, demasiado bien. Como nunca me había sentido.

Era como sentirse seguro, confiado, amado.

Su sonrisa me deja embobado cada vez que la veo y su inteligencia me hace sonreír cada vez que la saca a flote.

Es hermoso sentirse enamorado, porqué sabes ya lo que quieres y lo que yo quiero es un mundo junto a él, donde nada ni nadie nos separe. Donde seamos libres y no distingan edades ni ideales.

Donde podamos amarnos como queramos y no como demande el mundo.

No lo entendía, para mí era absurdo el amor y el simple hecho de que las personas se sacrificaban por alguien que amaban. Pero ahora lo entiendo todo, ahora sé cómo funcionan sus mentes porque yo daría mi vida por él, por mi Omega. Daría mi vida por el dulce Yoongi.

Se perfectamente que no tengo el derecho de decir aun que es mi Omega, pero me llena el corazón de tranquilidad cuando pienso en él como mi pareja.

Tenía solo 30 minutos fuera y ya le extrañaba.

Jimin tenía uno de sus viajes cortos a París, donde le gustaba pasar el tiempo, desapercibido, con maquillaje y gorras.

París era su lugar favorito y cada vez que podía se iba solo a disfrutar de la cuidad del amor. Regresó y se llevó a Yoongi a un café a conversar como dos Omegas normales y a hacer compras.

Confío en él, es lo único que tengo que decir.

-Así que estás enamorado, creí que no viviría para conocer ese milagro Jung. - murmuró la voz ronca del Alfa con un sarcasmo impresionante en su voz.

La ironía se olía a kilómetros.

- Aunque no lo creas Jungkook - alce una ceja y sonreí - es lo mejor que me ha pasado. - Miré el despacho y suspiré, mientras agarraba el teléfono a mi oído evitando que se cayera.

- Me alegra que estés bien Hoseok, en serio me alegra que te sientas bien contigo mismo y que dejes aquellas costumbres atrás, te dije que no era bueno para ti hacer eso. Ni para nuestro gobierno. – sonreí ante sus palabras, siempre trataba de cuidarme y de decirme lo bueno de cada cosa, sacándole el mayor provecho posible.

-Lo sé y te entiendo, ya estoy en práctica de bondad. - este rió.

- Eso espero idiota. - reí con ganas y me relajé contra mi asiento. - oiga señor presidente, lo extraño. Sería grato verlo por estos países, aunque sea una vez y traiga al Omega para conocer a quien haya logrado tremendo milagro. - habló con suavidad.

- Créeme que lo haré pronto y no te quejes, tú eres el encargado de todo lo que yo no quiera hacer, es tu encargo como vicepresidente. – Jungkook rió.

- ¿En qué artículo de la constitución dice eso? - preguntó burlón.

- En el mío. - hablé y este rió. - sabes que no me gusta viajar de aquí para allá en asuntos con el extranjero y tú te ofreciste a hacerlo, fuiste tú quien quería hacerlo, yo no te obligué. - alcé mis hombros como si me estuviera viendo.

Este suspiró, pero sabía que tenía una sonrisa dibujada en el rostro mientras rodaba los ojos.

- Lo sé Hoseok, la verdad me quería alejar de ti, de tu sadismo. - la sonrisa se me borró ante la sinceridad, era la única persona que me hablaba siempre con la verdad aparte de mi mayordomo y Jimin, mi Omega esposo. - ¿no te sientes culpable después de que supuestamente dejaste esas prácticas?, ¿no te pones a pensar en las vidas que arrebataste?. -preguntó como si fuera un secreto.

The tyrant with the brown eyes [HopeGa]Where stories live. Discover now