Taegi|| Realeza

[26]

Yoongi dio un sorbo a su té de manzanilla, era una hermosa tarde, fría pero muy acogedora para su gusto dado que ese tipo de clima lo hacía sentir tranquilo, hace un mes que no veía a su esposo, por lo tanto se estaban comunicando mediante cartas, claro, mandar una no era barato, pero ellos tenían dinero y aquello no era un problema. De todos modos le salía gratis gracias a la vigilante que le hacía de recadera.

Joy ingresó al cuarto con una bandeja llena de pequeños postres de sabores diferentes y estilo, el sangre pura se lamió los labios de la felicidad agarrando uno con rapidez para meterlo a su boca.

—¡Hmm, delicioso!—exclamó mientras sus ojos brillaban de la emoción, agarró otro plato para meterse otro postre sin aún terminar de digerir el que tenía en la boca llenando sus mejillas de aquella comida.

—Amo, no coma tan precipitado que se puede ahogar-...—la puerta se abrió de un golpe, ingresando una alegre Ji Eun.

—¡Buenas tardes!—exclamó la vampira estirando sus brazos.

Yoongi se atorsonó ante el susto ocasionado, empezando a toser tratando de respirar. Joy pegí un grito desgarrador y se puso atrás de su amo para empezar a dar los primeros auxilios, haciendo la maniobra de heimlich, Ji Eun frunció el ceño viendo al vampiro ponerse casi rojo y la mujer de atrás presionando y dándolo todo. Un pedazo de comida fue a caer por el pie de la Sangre pura que miró con asco y suspiró viendo a Yoongi recomponerse mientras ponía una mano sobre el asiento respirando con profundidad.

—Se lo dije—lloriqueó la vampira casi queriendo llorar por el susto ocasionado. Notó que su amo iba agarrar otro postre como si ahogarse con uno no fue suficiente, así que le dio un manotazo en la mano ya molesta—¡Amo!

La sirvienta de Ji Eun extendió sus manos para que la vampira le pegara también, sus ojos brillaban; pero la sangre pura solo puso los ojos en blanco por aquella loca masoquista.

—Ya que estamos de muy buenos ánimos, joven Conde vine hablar con usted respecto a mi trabajo en los bajos mandos.

—Hmm, está bien—dijo Yoongi metiendo otro pedazo de comida en su boca, Joy suspiró sorprendida por el apetito voraz que su amo estaba empezando a tener: ¿Era ansiedad por la separación de su esposo?—.Empecemos, no perdamos el tiempo—se lamió los labios saboreando la crema que había quedado en sus comisuras— ¡Oh, estos postres son la maravilla!—tomó otro postre y lo extendió a Ji Eun, la cual bajó su mirada incomprensible ante aquella actitud, vio a Joy buscando alguna respuesta; pero la ayudante solo negó sin tampoco saber que decirle. Ella lo tomó—. Este pastelero que tenemos es bueno.

—Bueno, empecemos—habló Ji Eun dando un bocado al pastel y se sentó con suma elegancia, dejando a un lado sus guantes para tener mejor agarre de la taza de té que aún estaba vacía frente a ella; pero que en un rato sería llenada—, es mejor que te acomodes porque será una larga charla.

—Me sorprende que solo haya venido usted este día—comentó mientras Joy tomaba la tetera y servía el té de esa tarde—. Siempre viene acompañada de las demás.

—Siempre estamos juntas, debería un día hacernos compañia en nuestras salidas, vivir solo encerrado en estas cuatro paredes no es tan saludable—habló aquella mujer aconsejando al menor—Tiene que distraerse, ahora que quiere ser parte de los bajos mandos y conocer como es ese mundo, pasará este tiempo conmigo, le presentaré personas importantes.

—No soy muy bueno para socializar.

—No te preocupes por eso, no lo hagas si no quieres. Escucha bien esto: Si tienes los secretos de la gente, tienes el poder entre tus manos. Así se rige mi servicio en los bajos mandos, compro información importante, secretos o investigo de personas. Soy una caja de pandora cariño.