Capítulo 26

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— ¿Me queda bien?

Ethan alza la vista y me sonríe.

— Perfecta.

Me aliso un poco la camiseta que él me acaba de prestar. Es suya por lo que me queda ancha y lleva puesto Måneskin en el centro.

— Ven aquí — palmea el lado izquierdo de su cama.

Me acerco y me tumbo de lado junto a él.

Ethan se remueve para quedar en mi misma posición y acerca sus labios a los míos. Me coge de la nuca y coloca su otra mano en mi muslo.

La mueve de arriba a abajo. Despacio. Sus dedos rozan directamente mi piel debido a mis pantalones cortos.

Deja de mover su mano y la dirige a mi culo.

Abro los ojos como platos cuando siento que me da un apretón en el culo.

Vaya. Y parecía tímido.

Escuchamos unos nudillos tocar la puerta. Ethan dice que es Vic y no le da mayor importancia.

— ¿No crees que deberías contestar? —  le pregunto rompiendo el beso.

— No será nada importante. Que espere — dice seguro — Ya se irá.

Asiento dudosa.

Vuelve a estrecharme contra él y rodea mi cintura con su brazo ajustándome más hacia él. Como si tuviera miedo a que saliera corriendo en cualquier momento.

Los golpes en la puerta cesan. Parece que quien fuera que estuviera tocando ha desistido y se ha marchado. Todo se ha quedado sumido en un absoluto silencio.

— ¿Ves? Te dije que se iría — susurra Ethan refiriéndose a los golpes en la puerta.

Justo cuando termina de decir eso se escucha un estruendo espantoso. Reboto en la cama y todo del susto. Es como si alguien hubiera dado un fuerte golpe en la puerta con la palma de la mano.

— ¡Ay! — grita la persona que hay detrás de la puerta.

Ethan y yo nos miramos. Creo que ambos ya hemos reconocido esa voz.

— ¿Te has hecho mucho daño, gilipollas? — dice Ethan.

Le doy un pequeño golpe en el hombro.

— No lo insultes tú tampoco.

— Que no se hubiera aplastado la mano en la puerta — se encoge de hombros.

— Si hubiérais contestado antes no tendría que haberme destrozado la mano — dice la persona detrás de la puerta.

— ¿Qué mierda quieres, Thomas? — habla Ethan.

— A ver te lo digo desde aquí — dice desde el pasillo — Que sé que si entro estaréis haciendo guarradas y...— creo que finge arcadas — No quiero traumarme.

— Uf, Thomas, vete ya. ¿No tienes nada mejor que hacer? ¿Robarle los cereales a Victoria, por ejemplo? — dice el otro en tono burlón.

— Y dale — resopla Thomas — Que yo no le robo los cereales. Simplemente los veo y me los como. ¿O es que ahora es ilegal desayunar?

Me tapo la boca para no reírme. Thomas es demasiado para este mundo.

— Bueno, ha estado muy bien la conversación. Adiós.

— No, Ethan — le toco el brazo — Creo que venía a decirnos algo.

— Pues sí — responde Thomas — Pero es que Ethan me ha llamado ladrón y ya me ha cabreado.

Me enamoré del Diablo {Damiano David}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora