Capítulo 43

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La verdad.

Algo tan complicado de decir. La verdad duele. Pero todas esas mentiras que se dicen para taparla y ocultarla son demoledoras. Nunca me ha gustado mentir. Siempre lo he visto como un acto cobarde y sin resultado a largo plazo. Al final, todas esas cosas que se intentan ocultar por temor a las consecuencias acaban saliendo a la luz. Y en ese momento, ya no hay vuelta atrás.

Tendría que haberle dicho la verdad desde el principio a Damiano. Y se la iba a decir. Pero tenía miedo de su reacción. ¿Hubiera sido buena? ¿Mala?

Ya nunca lo sabré.

Y ahora me encuentro contra la espada y la pared bajo su intimidante mirada. Estoy acorralada. El destino me está obligando a enfrentar las consecuencias de mis actos.

Se ha enterado por una tercera persona. Tiene que haber sido horrible. Y creo que ya me puedo imaginar quién se lo ha dicho: Elena. Esa pava me amenazó con contárselo y lo ha hecho. Para ser sincera, nunca pensé que lo haría. Yo tan ignorante me tragué que eran falsas palabras dichas para simplemente asustarme. Pero me equivoqué. La zorra iba enserio.

— Daniela — su voz es neutra, pero seria.

El salón tiene un ambiente frío, gracias al aire acondicionado. Él se queda rígido en mitad del salón. Yo a apenas seis pasos de distancia.

No sé bien que decir, ni lo que él espera de mí ahora mismo. ¿Una disculpa? ¿Una explicación?

Opto por la disculpa.

— Siento que te hayas enterado por otra persona - mi voz tiembla con cada sílaba — Debí habértelo contado.

Me llevo las manos a la espalda y me balanceo un poco sobre mis pies.

— Sí, debiste haberlo hecho.

Camina con una lentitud aterradora hasta ponerse detrás del sofá y colocar las manos encima. Parpadea expectante.

Su silencio me revienta.

— ¿No vas a decir nada más? — le pregunto.

Mueve la cabeza a modo de negación.

— No. Prefiero que hables tú — eleva la mano como si me estuviera dando permiso.

Pues nada, todo perfecto (noten el sarcasmo).

— A ver, lo siento, lo siento mucho de verdad, Damiano — repito trabándome yo sola y retorciendo mi muñeca hasta el punto de hacerme daño — Me enteré antes de que te fueras con la banda a Berlín, y no quería decírtelo porque pensé que te iba a arruinar el momento de auge que estás teniendo con los chicos. Y no quería que te fuera pensando en esto, para no distraerte — cojo aire.

Lo dije todo de carrerilla.

Espero. No hay respuesta. Ni se mueve. Solo me mira. Parece estar juzgándome. Su mirada penetrante busca la mía, pero la evito.

— Yo te lo iba a contar ahora cuando volvieras, pero ya me ha quedado claro que se me han adelantado — no preguntes lo que quieres preguntar, Daniela, controláte — ¿Quién te lo ha contado? ¿Ha sido Elena, verdad? — a la mierda mi autocontrol.

— Eso da igual — le resta importancia al tema.

— Ha sido ella — no pregunto, lo afirmo.

— ¡Olvídate de ella! — me grita y se da la vuelta — Eso es irrelevante ahora mismo.

Se echa las manos a la cara. Voy hacia él e intento abrazarlo.

— Déjame en paz, Daniela — se aparta.

Me enamoré del Diablo {Damiano David}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora