— Tú a fregar — me aguanto la risa mientras veo la cara de indignación de Damiano hacia Rosa.
— ¿Y por qué tengo que fregar yo?
— Porque sí. ¿Te vale esa respuesta? — ojo que su madre se le pone chula — Además, ¿no esperarás que friegue yo, no? ¿O Daniela?
Damiano acaba rindiéndose y cediendo a las exigencias de su madre. La cena no ha sido tan incómoda como pensé. Me agobié para nada. Y la batuta de la conversación durante la cena la ha llevado su madre, cosa que yo he agradecido enormemente.
— ¿Puedo hablar contigo, Daniela? — me dice su madre.
Asiento en respuesta. No me voy a negar. Y la mujer es muy amable y cariñosa.
Se sienta en el sofá del salón y palmea el sitio a su lado para que me siente. Damiano nos echa un ojo de vez en cuando mientras recoge los platos y cubiertos en la cocina.
— ¿Pasa algo?
— ¿Qué iba a pasar? — rebota la pregunta — Solo quería darte las gracias por estar con Damiano. Le haces muy bien. Siempre lo has hecho.
Posa su mano sobre la mía y me da un suave apretón. Río sintiéndome cohibida.
— Tampoco creo que sea para tanto — resto importancia.
— Sí lo es — insiste — Y si Damiano está en la música ahora mismo es por ti. Porque tú lo apoyaste siempre. Y creíste en él.
— Ya bueno, pero si él está donde está ahora mismo es por su propio mérito — digo — Y además, yo no le escribo las canciones.
- Yo creo que de alguna manera sí lo haces — sigue — O si no, ¿quién es Marlena?
Me encojo de hombros sin saber muy bien qué contestar, o qué espera que conteste.
— Marlena eres tú — concluye — Él coge inspiración de ti.
Sonrío como tonta pensando lo bien que suena eso.
"Yo sigo enamorado de ti", las palabras de Damiano vuelven a mí.
Ese hombre es mi perdición.
— Y me alegro de que se haya dado cuenta de que tú eres la chica con la que tiene que estar — su cara se contrae en desagrado ahora — No me hacía ninguna gracia venir y encontrarme con esa chica rubia y maleducada.
Mi sonrisa se borra. No puede ser la persona que estoy pensando. Con lo bien que iba la noche, y todo el tiempo que llevaba sin pensar en esa desgraciada.
— ¿Elena? — pregunto.
— Sí — entrecierra los ojos — ¿Tú sabes quién es?
Claro. La mujer que me arruinó la vida.
— Sí — me tenso.
No me hace ninguna gracia tener que hablar de esa mujer.
— Nunca me gustó. Me transmitía malas sensaciones. Sus intenciones nunca fueron buenas.
— Ya. Estaba demasiado loca por Damiano — me muerdo la lengua después de decir eso. Me tendría que haber contenido.
Ella ríe. Y lo hace con ganas. No sé por que, pero lo hace. Damiano la mira sin entender nada y busca mi mirada también, intentando encontrar un contexto a esto. Pero ni siquiera yo sé cual es.
— Loca por Damiano — niega riendo — Daniela, cielo, esa chica no estaba interesada en Damiano. Él le daba igual.
Ahora soy toda oídos. Esta mujer sabe algo que yo no sé. Y estoy quedando como una estúpida que no se entera de nada a su alrededor.
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Me enamoré del Diablo {Damiano David}
RomanceDolor. Rabia. Ira. Todo eso fue lo que sentí aquella tarde en Roma. Pero de eso ya hace cuatro años, cuatro años desde la última vez que lo vi. Jamás pensé que nuestros caminos se volverían a cruzar otra vez. Hasta ahora... || #1 Damiano || 25/08/2...