Capítulo 53

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DANIELA

¿Debería maquillarme? ¿No debería?

No sé si eso a él le gustaría, pero quizá para esta ocasión esté bien. Casi nunca utilizo maquillaje. Pero por esta vez haría una excepción. Aunque tampoco sé lo que vamos a hacer. Y no quiero llamar la atención demasiado.

Mierda, ¿por qué me estoy comiendo la cabeza con esto?

Veo una figura pasar por la puerta del cuarto y pararse a mirar. Estoy frente al espejo de cuerpo entero de la pared analizando mi aspecto. He tardado casi una hora en decidir el peinado. Hora malgastada, porque al final me he dejado el pelo suelto y ya está.

— ¿Qué te traes entre manos tú? — me pregunta Victoria apoyándose en el marco de la puerta.

— Damiano. He quedado con Damiano — respondo.

Silba sorprendida y aplaude.

— Por fin. Espero que esta vez sea la definitiva. Así ya paráis con lo de volvemos y lo dejamos, volvemos y lo dejamos...— me cuenta cansada.

Y lleva toda la razón. En todo.

— ¿Tú crees que estoy bien? — señalo mi cuerpo.

Ella me repasa de arriba a abajo y entra en el cuarto en el que me estoy quedando, en su casa. Menea la cabeza en sentido negativo.

— Este vestido no — concluye.

Lo miro de nuevo sin entender que le ocurre al vestido. Yo lo veo genial.

Va a mi armario y empieza a mover perchas y remover prendas. La observo menearse con su top y sus shorts blancos buscando algo. Chasquea los dedos y coge otro vestido para acercármelo a mí.

— Ese no me voy a poner — niego cuando veo sus intenciones de dármelo.

— Este es el que te tienes que poner — contraataca.

El vestido no está mal, pero es que no me lo he puesto nunca. Es rojo me debe de llegar como por la mitad del muslo. Y es ceñido. Mucho. Por no hablar del pedazo de escote que tiene.

— Que no. Que voy a llamar mucho la atención.

— ¡Pero si eso es lo que tienes que hacer! — me grita como si fuera lo más obvio del mundo — Mira, Damiano tiene pocas debilidades, pero este vestido — lo señala — Es una de ellas. Te lo aseguro.

Río.

— Empodérate chica — me anima.

Y acabo cambiándome y poniéndomelo. Me aprieta y se cierne a mi cuerpo. Realza mis curvas y el escote hace que mis pechos se vean jodidamente impresionantes.

— Victoria — la llamo saliendo del baño — Es que no tengo claro que sea buena idea.

Gira la cabeza y abre los ojos como platos. Creo que le he causado buena impresión.

— Daniela, deja a Damiano y vente conmigo — me dice.

Le saco mi dedo medio y ríe por lo bajo.

— Lo digo enserio, ese vestido es lo mejor que he visto en mucho tiempo — alaga — Aunque me sobra algo — viene y me pide que me quite el sostén.

— ¿Para qué?

— Porque ese vestido no lo necesita — insiste.

Y lo acabo haciendo. Lo próximo ya es quitarme las bragas.

Trae uno de sus estuches de maquillaje y me arregla dándome el toque que me falta. No hace nada exagerado. Apenas se nota, pero ahora me veo mejor.

— Estoy nerviosa — confieso de repente cuando termina de maquillarme.

Me enamoré del Diablo {Damiano David}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora