— Buenas mis amores, ¡ya llegué! — grita Damiano todo sarcástico abriendo la puerta de la Casa Måneskin.
— Pues no grites tanto, mi amor — dice Thomas desde el sofá riéndose mientras recalca eso de "mi amor".
Vamos hacia el salón y nos paramos enfrente del sofá. La cara de diversión de Thomas cambia en una décima de segundo a una de sorpresa cuando me ve.
— ¡No me lo puedo creer!
Thomas salta del sofá y viene hacia mí para darme un enorme abrazo.
— Pero, ¿cómo es que estás aquí? — todavía está alucinando con mi regreso.
Se aleja un poco de mí y se queda mirándome, esperando mi respuesta.
— Pues ya ves — me encojo de hombros — Tu amigo puede ser muy persuasivo — digo en voz baja para que el otro no se entere.
Thomas abre mucho los ojos sorprendido y asiente.
— ¡Oye! — se queja Damiano — Yo no he persuadido a nadie — levanta las manos dramático — ¡Pero si soy un santo!
Me río ante eso.
Ja. Un santo mis cojones.
Si él es un santo, yo soy la Vírgen María.
— ¿Y dónde está Victoria? — le pregunta Damiano a Thomas.
— Arriba, bañando a Chili creo.
Damiano asiente y va hacia las escaleras, parándose en el primer escalón mientras le grita a Victoria que baje.
— ¡Victoria! ¡Baja ya, joder! — chilla.
— ¡Estoy bañando a Chili! ¡No me grites! — la escuchamos desde arriba.
— ¡Me da puto igual! — le contesta — ¡Deja a la perra sola dos putos segundos! Esto es más importante — finaliza.
Se escuchan unos pasos desde el piso de arriba yendo directamente a las escaleras. Las baja de dos escalones en dos escalones toda diva para llegar antes aquí.
— Ya tiene que ser importante — sigue rechistando mientras baja.
— Bueno, solo he venido yo. Tienes razón eso no es muy importante, sigue a lo tuyo — le digo riéndome.
Mira hacia mí y se detiene un segundo. Entonces se tapa la boca y contiene unos grititos de emoción para luego empezar a correr hacia mí y llevarme por delante.
Literalmente.
Se me ha echado encima y hemos acabado las dos cayendo en el sofá. Doy gracias a Dios de que el sofá estuviera justo detrás. Mi espalda impacta contra éste y acabo con Vic encima de mí estrujándome contra ella como si fuera un peluche.
— No me creo que estés aquí — dice toda emocionada.
— Sí, bueno no creo que dure mucho tiempo si me sigues aplastando así.
Realmente me estoy quedando sin aire.
Pilla la indirecta y se levanta de un salto. Yo me incorporo y me quedo sentada en el enorme sofá.
— ¿Cómo has conseguido traerla? — se dirige ella a Damiano — Lo cierto es que no pensaba que lo conseguirías — reconoce.
Vaya, se van a poner a hablar del retorcido plan que idearon para conseguir que volviera.
— Oye, eres una traidora — le echo en cara.
Ella le dio la dirección de aquel local a Damiano. Eso no se me ha olvidado.
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Me enamoré del Diablo {Damiano David}
RomanceDolor. Rabia. Ira. Todo eso fue lo que sentí aquella tarde en Roma. Pero de eso ya hace cuatro años, cuatro años desde la última vez que lo vi. Jamás pensé que nuestros caminos se volverían a cruzar otra vez. Hasta ahora... || #1 Damiano || 25/08/2...