DAMIANO
Tres meses antes
— Abre la boca — le ordené.
Elena notó la exigencia y la dureza en mi voz. Y eso le encantó. Separó sus labios y pasó su lengua por el borde de éstos. Detuve mis manos, las cuales habían llegado a mi bragueta para liberarme de mis pantalones.
— Cierra los ojos.
— ¿Los ojos? — torció la boca — ¿Para qué?
— Tú hazlo — zanjé — Confía en mí.
Asintió. Sin más, lo hizo. Me sorprendió bastante. Nunca había tomado a Elena por una ingenua, y está claro que me equivocaba. Si yo hubiera sido ella jamás me hubiera dejado manipular por mí.
Como yo ya sabía que el tiempo estaba en mi contra, no perdí ni un segundo más y metí la mano en el bolsillo trasero de mi pantalón. Puse cara de asco al ver lo que había traído conmigo. Lo había guardado, sabiendo que este momento llegaría tarde o temprano.
Lo introduje en su boca y se la tapé con fuerza. La atmósfera de la habitación cambió drásticamente. Dejé de fingir. Ella lo supo. Abrió los ojos alterada y meneó la cabeza, pero mi agarre era más fuerte.
— Tuviste las narices de dejarlo en mi casa — le expliqué — Y yo me he tomado las molestias de traerlo de vuelta a ti.
Un preservativo usado. Eso era lo que se encontraba en su boca. Una de sus mejores tácticas para acabar con mi relación con Daniela fue colarse en mi casa con la copia de las llaves que tenía y revolcar toda mi habitación, tirando ropa mía por el suelo y revolviéndola con prendas suyas. Por no hablar del magnífico detalle del condón usado en el baño. Eso fue jodidamente macabro. No sé de donde coño lo sacó, y en este punto ya me daba igual.
— ¿Es raro, verdad? — pregunté con tono cínico — La gente de hoy en día lo llama karma — reí — Pero yo prefiero llamarlo "te comes la mierda que has sembrado".
Una lágrima escapó de su ojo derecho. Su mirada ardía en furia.
— He pensado mucho en este momento. El momento en el que te jodiera de vuelta a ti. Y déjame decirte que la realidad está superando todos mis pensamientos.
Observé mejor la escena. La tenía a ella de rodillas frente a mí. Con mi mano evitando que pudiera abrir la boca. Su rostro enrojeciendo. Estaba al borde del llanto, incluso.
— Venga, vamos a hacer algo divertido — propuse sonriente — Vamos a imaginar que el condón son tus mentiras, ¿sí? — no sé como pude aguantar sin reír — Trágatelas.
Su cabeza se movió frenéticamente en gesto negativo.
Gritó, pero mi mano opacaba todos sus berridos. No tuvo una mejor idea que dejarse caer hacia atrás, dejando libre su boca y escupiendo el preservativo en el suelo. Le dieron algunas arcadas. En realidad ya contaba con que esto iba a pasar. Aunque aguantó mucho más de lo que creía que lo iba a hacer.
Se pasó el dorso de la mano por la boca y se levantó de un salto, asesinándome con la mirada.
— ¡Maldito enfermo hijo de puta! — chilló.
Acababa de alcanzar su límite de paciencia. Y eso era exactamente lo que buscaba.
Echó a correr hacia mí, y pude captar sus intenciones cuando vi como su rodilla se elevaba cuando llegó a mi altura. Eso ya sí que no lo iba a permitir. Me aparté en un acto reflejo y ella cayó directa a la cama, de espaldas. Aproveché para coger sus manos y colocarlas en su espalda, sujetándolas.
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Me enamoré del Diablo {Damiano David}
RomanceDolor. Rabia. Ira. Todo eso fue lo que sentí aquella tarde en Roma. Pero de eso ya hace cuatro años, cuatro años desde la última vez que lo vi. Jamás pensé que nuestros caminos se volverían a cruzar otra vez. Hasta ahora... || #1 Damiano || 25/08/2...