Capítulo 58

2K 97 46
                                    

Un mes después

Este día.

Es el comienzo del resto de mi vida.

Es más de medianoche, y en unas pocas horas se celebrará mi boda con Damiano. Retuerzo las manos sobre mi regazo, nerviosa. Siento mariposas en el estómago. Es como si acabara de conocer a Damiano. Como si me acabara de enamorar de él otra vez. Y amo todas estas sensaciones.

Estoy nerviosa, sí. Pero son nervios de impaciencia. No puedo esperar a decir mi "sí, quiero" delante de todo el mundo. Cuando era pequeña, presencié la boda de mis padres. Recuerdo perfectamente como se miraban. Ella lo miraba a él como si fuera la única persona en su universo. Y él la miraba de la misma manera. También recuerdo sus risas nerviosas y sus sonrojos cada vez que se miraban. Tenían una conexión especial. Era casi como si cada uno complementara al otro, o más allá, como si lo completara. Sus sonrisas sinceras al decir ante todos su "sí, quiero" siempre van a estar grabadas en mi memoria. Yo pensaba que nunca iba a encontrar a nadie con quien compartir esa conexión. Hasta que conocí a Damiano. Yo no estaba buscando el amor, pero éste me encontró a mí.

Todo lo que me pasó después con Damiano ha formado un camino de tristezas y alegrías muy grandes, momentos bonitos, pero también momentos difíciles. Pero gracias a todo eso ahora estoy aquí con él.

— Nena — me dice Damiano saliendo del baño — ¿Por qué no estás dormida?

Se acuesta a mi lado en la cama. Lo miro sonriendo mientras él acaricia mi mejilla con el dorso de su mano.

— Estoy nerviosa.

— ¿Por qué?

— Por lo de mañana — contesto yo emocionada.

Él se ríe por mi respuesta.

— No estés nerviosa — me recomienda él — Solo soy yo.

Sonrío. Estoy nerviosa por eso. Esa es la razón. Porque es él.

— Nunca pensé que llegaríamos hasta aquí — reconozco.

Me incorporo y me siento en la cama, cruzando mis piernas. Él me imita y se incorpora, pero en lugar de sentarse apoya su espalda en el cabecero de nuestra cama.

— Y todo gracias a Victoria — murmura él mirando al techo.

Mi sonrisa permanece en mi rostro, pero mi gesto de felicidad pasa a uno de desconcierto. No sé qué quería decir con eso. Si Victoria no ha hecho nada.

— ¿A qué te refieres? — le doy un golpe en el brazo para que devuelva su mirada a mi cara.

Quiero que explique el motivo por el que ha dejado caer eso.

— Febrero — responde él riendo con calma.

Ahora me ha dejado más confusa. En febrero fue cuando llegué a Italia, de viaje. Entonces fue cuando me reencontré con él después de cuatro años sin habernos visto ni haber hablado nunca. Ahí fue dónde comenzamos otra vez, de cero. Ese viaje de vuelta a Italia supuso una segunda oportunidad para nuestra relación.

Chasqueo los dedos sorprendiéndolo. Ya sé a qué se refería con lo de Vic.

— Claro, Victoria me insistió para que volviera a Italia — digo atropelladamente — Me alegro de que lo hiciera — confieso.

— Sí, sí, yo también — responde él aguantando una risa.

— Recuerdo que ella me dijo que tú no estabas en Roma — le explico — Y como estábamos enfadados por eso vine. Pero fue toda una sorpresa cuando llegué aquí y te vi.

Me enamoré del Diablo {Damiano David}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora