Capítulo 13

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— Pásame la leche — me ordena mi hermana.

La cojo y se la paso aún con mi móvil en la mano respondiendo mensajes de Victoria.

Ella la echa al bol y comienza a mezclarla con chocolate.

— Vale, ahora abre el horno.

Le hago caso y ella mete la masa del bizcocho que acaba de hacer. Lo cierra y se quita las manoplas.

— A ver recuérdame porque tenemos que hacer nosotras la tarta — le pido a Gabriella.

Ella no para de moverse de un lado a otro de la cocina como un pollo sin cabeza buscando ingredientes.

— Pues porque nuestra querida amiga es muy especial y no le gustan las tartas compradas, le gustan caseras.

— Ajá — asiento - Y yo te recuerdo que no eres Gordon Ramsay. No sabes ni darle la vuelta a una tortilla.

— Bueno, y tú tampoco, lista — contraataca.

Touché.

Coge su tablet y lee en voz alta la receta que está siguiendo.

— Veamos — hace clic varias veces en el dispositivo — Aquí dice que tengo que echar 20 mililitros de leche para mezclarla con el chocolate fundido.

Intercambia la mirada entre el bol que tiene al lado y la receta digital.

— ¿Y cuánta leche he echado? — pregunta para sí misma mirando el bol.

— No lo sé, pero ahí — señalo el recipiente — No hay 20 mililitros de leche.

Se queda pensativa.

— Pues echaré más entonces.

Coge el brik y lo vierte poco a poco en el bol.

— Creo que ahora va mejor — se anima y menea la leche y el chocolate fundido.

Yo me meto a Instagram y veo que no paran de etiquetarme en fotos de Måneskin. Y más ahora que han ganado Sanremo. Me quedo mirando una foto en la que salen los cuatro con el premio, se ven tan felices.

— ¿Qué tanto miras que no dejas de sonreír? — pregunta mi hermana posicionándose a mi lado.

Le enseño mi móvil y ella lo entiende.

— ¡Oh no me digas! ¡¿Han ganado Sanremo?! — flipa.

— Sí — asiento.

— ¡Eso es una locura! Pero...pero...— se frena alucinada — ¿Con qué canción? ¿Cómo fue la actuación? ¿Qué tal estuvieron?

Decido no responderle y busco el vídeo de la actuación en Youtube. Una prueba vale más que mil palabras. Le doy al play y comenzamos a verlo.

— Guau, esto realmente es íncreible — comenta cuando suena el primer estribillo.

Cuando el vídeo acaba Gabriella da unas palmaditas dejando ver cuánto le ha gustado la actuación.

— No me extraña que hayan ganado. Se comieron el escenario.

— Sí, sí que lo hicieron.

— Es que la canción es tan potente — abre los ojos mucho  y mueve las manos explicandólo — No sé, yo nunca había escuchado apenas rock en italiano.

— Ya, muy pocos artistas italianos se atreven a cantar rock — comento — Pero ellos son unos revolucionarios del género — añado encogiéndome de hombros.

— Totalmente de acuerdo contigo.

Vemos otra vez el vídeo por petición de mi hermana, y ella se pone a cantar el estribillo explicando que la canción es "pegadiza". Le salen algunos gallos y su voz me da risa. Pero es normal, su voz es demasiado aguda, no está hecha para cantar este tipo de canción.

Me enamoré del Diablo {Damiano David}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora