DANIELA
Su mano acaricia mi muslo, levantando lentamente la tela blanca de mi vestido. Me meto un trozo de comida en la boca y dejo el tenedor junto al resto de cubertería. Él sigue comiendo como si nada. Su mano acaricia mi suave piel desnuda y reviso el resto del lugar. Esto de venir a cenar con Damiano a un restaurante no es muy buena idea. Detengo sus dedos antes de que vayan directos al interior de mi muslo.
— Oye, ¿tienes algún problema con lo de siempre estar manoseándome en restaurantes o cómo va eso? — bajo mi vestido.
Él sonríe y coge su copa de vino. La menea consiguiendo que el líquido rojizo se mueva por el cristal. Se tira su tiempo antes de responder.
— ¿Qué quieres que te diga? — pone los codos sobre la mesa y se hace el distraído — Si a ti tanto te molesta, pues tócame a mí también.
Me río demasiado fuerte. Tanto que me acabo teniendo que tapar la boca para no hacer demasiado ruido. Él y sus provocaciones, siempre consigue sacarme los colores.
Espero a que uno de los camareros pase por nuestro lado antes de responder algo. Se escucha de fondo la animada conversación de una de las mesas del fondo. Es un grupo numeroso de personas elegantes de mediana edad. Nosotros nos encontramos en el centro del enorme restaurante. Desde aquí se puede ver todo.
— Ya, claro — mi condescendencia le hace gracia — Ya te gustaría que me pusiera a tocarte a ti ahora.
— La verdad es que no me quejaría — se encoge de hombros.
Ya sé que a él le encantaría.
— Dejemos ya de hablar de eso — pido removiendo la comida en mi plato.
No insiste mucho y la verdad es que lo agradezco. No me apetece seguirle el rollo. Y eso que a mí me encanta.
— ¿Estás bien?
Levanto la vista al escuchar su voz. No me había dado cuenta de que me había distraído un instante.
— Sí, sí. ¿Por qué lo preguntas? — bebo algo de agua calmando mi sed.
— Últimamente pareces un poco distante — apunta — ¿Es por algo que te dijo tu madre?
— No — la duda me invade — Bueno, puede que un poco sí — recuerdo varias palabras que salieron de su boca - Ella, el bebé, no sé. Creo que se me está juntando un poco todo.
Digo la verdad. Y Damiano también. Estos últimos días las palabras de mis padres han seguido rondando mi cabeza. Y eso sumado con que ya estoy embarazada de más de un mes. El tiempo está pasando volando.
Él deja de comer y extiende su brazo. Pone su mano sobre la mía y le da un apretón cariñoso.
— Deja de agobiarte tanto, nena — entrelaza nuestros dedos y me da una mirada sincera — Sabes que estoy contigo. Y si quieres hablar solo tienes que decírmelo.
Asiento. Me gusta cuando sale a relucir su lado dulce y comprensivo. Me reconforta que esté conmigo en todo.
— ¿Has pensado en lo que te dije? — sonríe.
Dejo de mirarlo y mi vista se topa con la pared gris del restaurante. Sé perfectamente a lo que se refiere, pero no creo que sea buena idea sacar el tema ahora mismo.
— ¿Enserio quieres hablar de eso? — pregunto.
— Por supuesto.
Vaya. No se le olvida el asunto.
— Damiano, lo de casarnos lo dijiste en broma — puntualizo yo.
Se recuesta en la silla y su camisa oscura con unos botones desabrochados deja entrever una parte del tatuaje de su pecho.
![](https://img.wattpad.com/cover/282167489-288-k973269.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Me enamoré del Diablo {Damiano David}
RomansaDolor. Rabia. Ira. Todo eso fue lo que sentí aquella tarde en Roma. Pero de eso ya hace cuatro años, cuatro años desde la última vez que lo vi. Jamás pensé que nuestros caminos se volverían a cruzar otra vez. Hasta ahora... || #1 Damiano || 25/08/2...