Una fogata me hace llorar y Zoe es increíble

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Como dije antes, lo mejor del cumpleaños de Natalia fue la noche, pero la razón de eso no fue Alex. Aunque no lo crean, fue Zoe. Pero antes de revelarles qué fue lo que sucedió con ella que cambió totalmente la forma en que la veía, haré un resumen de lo que pasó antes.

Eran como las nueve de la noche, ya habíamos acabado de comer nuestras hamburguesas quemadas y, luego de otra partida de "tacle" (mi nuevo "deporte" favorito), habíamos decidido hacer una fogata. Unos minutos antes de empezar a juntar la leña y encender el fuego, Alex y yo habíamos estado hablando sin parar, tanto que incluso pensé por un momento que ya no iba a seguir detrás de Chloe. Hasta que yo... bueno, fui al baño. Y cuando regresé a la fogata... la vista no era muy bonita. Alex y Chloe estaban echados uno al lado del otro, pero, a diferencia de las otras veces, Chloe no se veía muy orgullosa de lo que estaba haciendo. Pude notar con facilidad que estaba incómoda, y me di cuenta de que quería salir de aquella situación antes de hacer algo de lo que se podría arrepentir después. Alex se estaba acercando cada vez más a Chloe, y ella me miraba con desesperación, así que yo, como increíble amiga que soy, intenté ayudarla.

No se me ocurrió mejor idea que lanzarme al costado de la parejita justo cuando estaban a punto de besarse, mirarlos con burla y soltarles:

-Es un bella noche, ¿no lo creen?

Chloe me susurró un silencioso "gracias" y Alex me miró con diversión, con aquella mirada que siempre me daba cuando estaba siendo excesivamente "yo". Esa que decía: "Nicole, ¿qué estás haciendo?", pero en un buen sentido. Yo, como era de esperarse, me quedé viéndolo por un buen rato, hasta que una Catalina salvaje apareció.

-Nicole, ¿puedes venir un rato?

Chloe me miró con ojos suplicantes. Ambas sabíamos que si la dejaba sola con Alex, ella no podría evitar volver a besarlo, y luego se sentiría mal por eso. Le pedí perdón y, tras despedirme de "los tórtolos", caminé hacia Catalina para preguntarle qué pasaba.

-En serio tienes que dejar de hacer eso.

-¿Hacer qué? -le pregunté, muy confundida.

-Molestar a Alex y Chloe. Se supone que él la iba a besar por todo este fin, y estás evitando que eso pase.

-¡Pero Chloe no quiere besarlo a él!

-Alex había estado planeando este fin de semana desde hace días, no puedes malograrlo todo.

-¡Pero, Catalina! -reclamé con frustración-. Acabo de hablar con Chloe y me pidió que la ayude a salir de esa situación.

-Nicole, se nota que no entiendes para nada la sociedad de ahora.

-Y qué bueno que no lo hago -solté, porque realmente estaba harta de todo lo que estaba pasando.

Yo soy una persona alegre, una de esas que, por más que se estén desplomando en su interior, mantienen la cabeza en alto y una sonrisa cálida en todo momento. Es casi imposible que me moleste, y para lograr eso, tiene que haber pasado algo muy grande. En ese momento, yo estaba molesta. Estaba furiosa, y no por el hecho de que Alex le estaba metiendo la lengua hasta la tráquea a Chloe, sino porque no toleraba que la sociedad pudiese llegar a ser tan machista e injusta. Lo que más me irritaba era que había gente que estaba a favor de aquella desigualdad.

No pude seguir discutiendo con Catalina porque alguien tocó mi hombro. Era Zoe.

No sé como explicarlo, pero puedo saber cuándo alguien está triste, incluso cuando se está ahogando a carcajadas. No sé si sea magia, o simplemente porque sé cómo disimular mi estado de ánimo en público y reconozco con facilidad a quienes hacen lo mismo. Gracias a mi "poder" de saber cuando alguien está triste, me di cuenta de inmediato que Zoe se sentía realmente mal.

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