Clichés y malas decisiones

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Y así pasaron los días, las semanas, los meses: todo indicando que Alex y Zoe estaban hechos el uno para el otro. O al menos eso era lo que aseguraban todos sus amigos y demás personas que los veían juntos. El mayor cliché de cualquier historia de amor: algo así como el mariscal de campo con la jefa de las porristas, solo que Alex no era ningún mariscal de campo y Zoe tampoco una porrista, aunque ganas no le faltaban. El chico más cotizado del país junto a la chica más atractiva de todas, eran como Barbie y Ken en una versión menos plástica y un poco menos rubia.

Todos creían que Alex y Zoe por fin iban a estar juntos y yo, por mi parte, solo quería morir. ¿Sabes lo duro que es pretender estar feliz para no dañar la felicidad de los demás? Puede sonar como lo correcto, pero a veces no estaba segura de que lo fuese.

Más semanas pasaron, cada vez me quedaban menos esperanzas. Lo único que me mantenía de pie eran los dichosos ensayos, aquellos en los que Alex me lanzaba miradas furtivas pensando que yo no me daba cuenta, aquellas en las que sonreía de una forma hermosa cada vez que yo hablaba. Pero aparte de eso, la falsa relación (o por lo menos momentáneamente falsa, según lo que todos decían) crecía cada vez más con más fuerza y rapidez. Claro que Zoe no se daba cuenta de lo mucho que eso me afectaba.

Todas mis amigas estaban convencidas de que Alex y Zoe hacían la pareja perfecta: ellas eran amantes de los clichés. Todas apoyaban a Zoe, todas querían que sean novio y novia y todas amaban la pareja perfectamente creada por la sociedad. Yo aparentaba opinar lo mismo, pero mi desacuerdo era obvio. Al menos, era obvio para mí; las personas no suelen prestar atención a las evidencias porque las tienen en frente de sus narices.

***

Un día, Amanda se dirigió hacia nuestro grupo de amigas con una gran noticia. Todos los chicos confiaban en ella, así que le contaban todos los chismes de la promoción. El rumor del día: Alex había decidido con quién iba a tener su primer beso. "Zoe", pensé sin rodeos, y creo que eso fue lo mismo que creyó el resto. Era demasiado evidente, todos lo veíamos llegar... menos Zoe. Ella estaba desesperada intentando descifrar aquel misterio. ¿Quién sería la afortunada? O según ella, ¿qué perra osaría besarlo? Es muy irónico, a decir verdad, porque de alguna forma se estaba llamando "perra" a sí misma.

Luego de unos pocos días, Zoe hizo una fiesta en su casa. Se suponía que ahí Alex iba a besarla: iba a ser su primer beso. Él no encontraba el valor o la decisión suficiente para realizar tal acción, así que decidió dejarlo todo a merced del alcohol, como suele hacerlo la mayoría de los chicos. Entonces veías la escena: por un lado Alex, toda la noche estando por ahí, tomando y divirtiéndose; por otro lado, yo. Lo podría resumir diciendo que solo quería irme del país y no volver. Para ser más específicos, me encontraba sentada en uno de los sofás blancos de la terraza de la casa de Zoe, fingiendo hacer algo interesante en mi iPhone cuando en realidad solo estaba buscando imágenes en We heart it que se relacionasen de alguna forma con mi situación. Recuerdo haber encontrado una que me llamó la atención particularmente: encima de un fondo floreado, salía escrito "please, don't fall in love with her" (por favor, no te enamores de ella). Al verla, solo abracé con fuerza la almohada que reposaba a mi costado y hundí mi rostro en esta.

Luego de un rato, opté por llamar a Ariana y confesarle todo. Era un poco imprudente llamarla en plena fiesta, así que le escribí un simple "tenemos que hablar" por un mensaje de texto. Es muy probable que si ella me hubiese contestado de inmediato, yo le hubiese contado absolutamente todo, pero eso no sucedió. Me encontraba sola, hundiéndome cada vez más en un secreto inconfesable.

Si nos seguimos enfocando en Alex, podemos llegar a la conclusión de que él estaba muy ebrio, pero no era la primera vez que lo veía así. Solo sé que cuando toma lo único que quiero hacer es pegarle, porque se la pasa coqueteando con todas las chicas que pasan enfrente suyo. En fin, sigamos con lo importante.

Al fin llegó el momento decisivo, el momento en el que todo se definía. Pero antes de eso, pasó algo inesperado. Caminando a través de la multitud, la música en alto volumen y el espantoso olor a alcohol, Alex se acercó al sofá donde me encontraba sentada, sola. Luego, se acomodó al costado mío y me rodeó con un brazo, acercándome a él. No sabía lo que estaba pasando en ese momento, solo podía concentrarme en su tacto y en su acelerada respiración: él estaba muy cerca. Después de un rato, me miró a los ojos, parecía muy confundido e inseguro, muy vulnerable. A continuación, me dijo con voz ronca:
–Nicole, ¿qué hago?

Ok, antes de cualquier crítica, tengo que aclarar la situación. Primero que nada, no estábamos solos. Si hubiese sido el caso, probablemente lo hubiera besado allí mismo y en ese preciso momento, sin pudor alguno. Por otra parte, yo estaba harta de todo lo que estaba pasando, ya no soportaba el hecho de que me gustase tanto. Creí que si lo apartaba por completo de una vez por todas, todo sería más fácil en adelante, pero nunca me he arrepentido más de nada en toda mi vida.

–No lo sé, Alex. Bésala –respondí finalmente.

Y eso fue lo que hizo.

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Bueno, primero que nada, perdón por no actualizar en tanto tiempo. Es que justo en ese tiempo empezaron mis exámenes de fin de año y me mataron, para ser honesta. Luego empezaron las vacaciones y no tuve mucho tiempo para escribir, pero he decidido que voy a actualizar cada vez que pueda y trataré de hacerlo seguido.

IMPORTANTE: Lo último que he actualizado son tres capítulos más, pero están antes que este. Decidí editar la novela porque me di cuenta de que me había olvidado de cosas importantes, así que... bueno, lean los tres capítulos anteriores.

Supongo que eso es todo. Ah, sí. Gracias por leer y los amo <3 <3 <3

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