Reflexiones y un poco de paranoia

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Tenía que hacer algo y lo sabía. Pero, ¿qué debía hacer? ¿Intentar coquetear con él? ¿Cómo se supone que haría eso? ¿Qué significaba siquiera la palabra "coquetear"? Yo, Nicole Brooke, juro solemnemente que soy la peor persona coqueteando sobre la faz de la tierra.

Debía haber alguna manera de hacerlo sin quedar en ridículo frente a Alex. ¡Maldita sea, Zoe! ¿Por qué me haces prometer cosas que ambas sabemos que, simplemente, no puedo cumplir?

No tenía ni la más mínima idea de qué hacer en esas situaciones. ¿Debía actuar como en las películas? Ya sabes, hacer todo eso de jugar con mi cabello de forma tonta y guiñarle el ojo sin motivo alguno. Porque si era así... ew, no gracias. ¿Y si hacía lo mismo que Zoe? Ella era muy buena con todo eso de los chicos y hacer que se enamoren de ella. No. Zoe era Zoe y yo era yo, no debía pretender ser alguien que no era. Supuestamente debía ser yo misma, ¿cierto? O al menos ese es el consejo que todo el mundo dice. Eso significaba que debía coquetear a mi manera. Pero... yo no tenía una manera de hacerlo. En realidad, no lo hacía nunca. No tenía idea de que hacer, pero lo único que sabía era que si no hacía nada, perdería a Alex en algún momento. Y ese momento podía estar más cerca de lo que creía.

Pero, ¿realmente quería que pasara algo con Alex? Toda mi vida he sido el tipo de chica que "admira a la distancia", por más que existiera alguna oportunidad con quien me gustaba. Por ejemplo, cuando era pequeña me moría por un chico llamado Dan pero nunca se lo dije. Cuatro años después mis amigas, sin darse cuenta, hablaron sobre lo que solía sentir por él en frente suyo. Juro que casi muero, pero luego Dan me dijo:

-¿De verdad te gustaba?

-Bueno, ¡sí! Creo que hasta te hice una canción.

-¿En serio? Porque... ¡tú también me gustabas!

Luego nos reímos y todo siguió normal, incluso nos volvimos más amigos a partir de aquel momento. Quizá, solo quizá estaba pasando lo mismo con Alex y ninguno de los dos se daba cuenta. ¡Debía hacer algo! Pero si no era lo que pensaba, había demasiado por perder:

Primero: Alex y yo éramos amigos, muy buenos amigos, creo que incluso mejores amigos. Nuestra relación de amistad había crecido tanto durante estos años, todo era increíble... ¿En serio valía la pena arriesgar todo eso tan solo por unos tontos sentimientos adolescentes que se irían con el tiempo?

Segundo: estábamos juntos en una banda. Imaginemos el caso hipotético de que todo resultara bien y nos volviéramos novios. ¿Cuanto tiempo duraríamos? ¿Y si termináramos mal? No podría aguantar verlo en mi casa cada sábado en los ensayos y pretender que todo estuviera bien. Eventualmente uno de nosotros se saldría de la banda y ese sería el fin de nuestra "carrera musical".

Tercero: ¿realmente quería estar en una relación? Es decir, tenía solo catorce años, era un prácticamente un feto. Eso, y si le sumamos el hecho de que era la más inmadura e infantil de mis amigas. Sería demasiada responsabilidad para mí, creo yo. Supongo que me mataría cada vez que Alex fuera a alguna fiesta sin mí, la paranoia me comería viva... porque no podemos olvidar que, aparte de infantil, era la persona más insegura y emocionalmente inestable del mundo. Alex no tendría por qué aguantar todas mis crisis existenciales o tratar de razonar conmigo cuando le confesara que no le encontraba el sentido a la vida pero le temía a la muerte. Él no tendría por qué tratar con todos mis demonios. Además, podría conseguir a alguien mejor que yo en menos de un segundo y sin esfuerzo alguno. No soportaría ser reemplazada.

Cuarto: no podemos olvidar el hecho de que, por más que yo podría ser considerada como "popular" en mi colegio, Alex era popular, pero en otro nivel. Creo que todas las chicas de nuestra edad que viviesen en nuestro país sabían quién era él y querían violarlo, sin darle muchos rodeos al tema. Si ellas se enteraban de que ya no era soltero... yo no seguiría en este mundo.

Quinto: si estuviera con él, en algún momento terminaría amándolo, ¿verdad? Y yo realmente no quería hacerlo. Hace mucho tiempo me prometí a mí misma no enamorarme antes de tiempo, y tengo muchas razones para pensar eso. Yo me considero alguien que aprende a querer a las personas con mucha facilidad. Sin embargo, para mí el amor es un sentimiento demasiado fuerte. De hecho, si alguien me preguntara qué es el amor, yo diría que es una suerte de acertijo casi incomprensible que requiere de años y experiencias para ser descifrado. Amar no es un proceso simple, hay una gran diferencia entre que nos guste alguien y amar a alguien. Cuando alguien nos gusta, nuestro corazón se dispara cuando escuchamos su nombre, sentimos las muy clichés "mariposas en el estómago" y cuando estamos con esa persona, solo existe ella. Pero amar era algo que desconocía y prefería no conocer hasta muchos años después, cuando esté preparada para soportar tal cantidad de sentimientos por alguien y no perder el control sobre mí misma. Para ser sincera, le temía al amor porque no llegaba a comprender cómo un solo sentimiento, si no era manejado con cuidado, podía destruir a una persona. Por ello sabía que, aunque tenía una gran facilidad para querer a la gente, no me era tan sencillo sentir algo tan fuerte como el amor.

Tragué mis pensamientos mientras abría la puerta de mi salón de clases y vi cómo Sebastian entraba antes que yo. Sí, íbamos a la misma clase por más que seamos mellizos. ¿Por qué? Sencillo: ambos habíamos ingresado a bachillerato ese año, la clase más avanzada, difícil y estresante de todas. Recuerdo que hacía un año solo me importaba entrar a bachillerato y ahora que lo había logrado seguía sin sentirme completa. Qué decepción.
Llegaba tarde, pero ya estaba acostumbrada a eso. Entré al aula para guardar mi mochila en un estante y sacar los libros que necesitaba para aquella clase: física. Me dirigí a mi sitio, donde me esperaba Alex sentado, leyendo con atención uno de sus típicos resúmenes escritos con plumones de colores que usaba para estudiar antes de los exámenes (sí, nos sentamos juntos en esa clase). Lo vi y sonreí con ternura, aunque sabía que él no me devolvería la mirada. No sé por qué hacía eso. Creo que en serio me gustaba ese Alex, el que nadie conocía, el inesperadamente estudioso e incluso adorable Alex que se sentaba conmigo en física. Mientras caminaba hacia él, no dejaba de repetirme mentalmente que ese era el momento, que tenía que hacer algo, que debía cumplir mi trato con Zoe e intentar mostrarle lo que sentía.

Percatándose de mi presencia, Alex volteó a verme y me sonrió, saludándome. Y fue en ese momento que me di cuenta de que no podría cumplir el trato.

Yo, Nicole Brooke, juro solemnemente que no podría soportar tal cosa como perder a Alex Summers.

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Sí, este capítulo es un poco distinto a los habituales ya que son más que nada los pensamientos que tenía acerca de todo lo que estaba pasando en esa etapa de mi vida. ¿Les gusta este tipo de capítulos? ¡Espero que sí! <3

¡Oh, cierto! Primero que nada quiero pedirles perdón por no haber actualizado estos dos últimos domingos, estuve demasiado ocupada por los exámenes del colegio y otra novela que escribí para un concurso, "Oráculo". ¡Si la leyeran sería genial! <3 Yyyy como una ofrenda de perdón, actualizaré otro capítulo mañana :D Como siempre, ¡muchas ganas por leer, son los/las mejores! <3

-Pink <3

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