"¿Y si vamos a algún restaurante por fin de vacaciones?"
Cuando vi aquel mensaje de texto en el grupo de What'sApp de mi grupo de amigos, mi corazón empezó a latir fuertemente, cada vez con mayor rapidez.
Había pasado el mejor verano de mi vida: todos los fines de semana iba a distintas playas a juntarme con diferentes grupos de personas. Había hecho muchos nuevos amigos y había conocido a varios chicos, a quienes siempre comparaba con Alex y, para mi mala suerte, salían perdiendo. Mi meta de ese verano había sido enamorarme de otro chico, y no la había cumplido. Sin embargo, me había dado cuenta de que, gracias a que no lo había visto desde hacía mucho tiempo, ya casi no sentía nada por Alex.
O eso era lo que yo creía.
El mensaje había cambiado todo. El grupo se reunía después de meses. Era mi reencuentro con Alex, algo que había temido y deseado durante todas las vacaciones de verano.
Estaba tan nerviosa que decidí hablar sobre el tema con Daniella, una amiga que había conocido por Facebook. No, no es un violador, no se preocupen. Somos amigas desde hace tres años aproximadamente y siempre nos contamos todo lo que pasa y nos ayudamos mutuamente. Así que decidí pedirle ayuda y le conté todo sobre la reunión.
–Daniella, mañana voy a ver a Alex...
–¡Besarás a Alex! ¡Oh sí!
–Eh, no –respondí riéndome–. Pero bueno, lo veré, y tal vez me de cuenta de que ya lo superé.
–¿Eso es bueno o malo?
Esa pregunta suya me dejó pensando, y después de meditarlo un rato, respondí:
–Aún no lo sé. Espero que bueno... porque tengo miedo de verlo y que ya no me guste, y sentirme vacía. Pero también tengo miedo de que me siga gustando, y sentirme impotente.
–Como una experta por situaciones así, te diré cómo será eso. Pasará que lo verás... y tu corazón no correrá a nivel Zeus. No vas a sentir mariposas al verlo, pero tu mente te hará creer que aún no lo superas, que nunca lo harás, que aún lo quieres... por el simple hecho de que te acostumbraste a verlo así y a esperar que de alguna manera le gustaste, o tener la esperanza de que le gustaste, o saber que le gustaste. O saber que le gustaste, pero con dudas, por todas sus indirectas. Así que lo verás, y no sentirás nada. Pero tu mente, sí.
>> Tendrás celos de cualquier tipa que le hable. Te sentirás genial cuando lo saludes. Será como tu mejor amigo. Será raro, muy raro. Y querrás tener algo con él, siempre. Seguirás acosándolo, por costumbre. ¿Celos? Costumbre. ¿Sonreír al verlo sonreír? Costumbre. Y lo verás como un gran amigo, pero muy en el fondo... como el chico perfecto al que amaste.
***
Había llegado el día del reencuentro. Habíamos elegido un restaurante de comida chatarra, porque somos adolescentes y amamos la grasa.
Primero llegamos las chicas: Zoe, Natalia, Catalina, Amanda, Chloe, Leah (una chica que se había vuelto una de mis mejores amigas durante aquel año), entre otras. Unos diez minutos más tarde, los chicos entraron por la puerta del local. Apenas nos vimos, nos saludamos como personas totalmente normales, es decir, abrazándonos exageradamente y gritando cuánto nos habíamos extrañado. Y vi a Alex.
–¡Nicole! ¡No te había visto desde hacía años!
–¡Lo sé! –Ven a mi papi. No, broma.
En seguida nos abrazamos con fuerza, y nos quedamos así por un buen rato. En serio lo había extrañado.
Luego del muy cursi reencuentro, decidimos sentarnos en una mesa y ordenar la comida, y mientras la traían, conversamos sobre todo lo que habíamos hecho durante las vacaciones.
–Alex ha estado muy travieso estas vacaciones –dijo de pronto una de mis amigas.
–Sí, me enteré. ¡Trece chicas más para su lista! –respondió otra.
Yo volteé a mirarlo, y él solo evitaba el contacto visual conmigo. Alex me había decepcionado, y él lo sabía.
En un momento de la conversación, alguien cambió de tema, llegó la comida, Alex y yo empezamos a jugar a embocar papas fritas en la boca del otro y todo volvió a la normalidad.
Una hora después, salimos del restaurante, dejando una propina compuesta por millones de moneditas que, juntas, formaban una cantidad de dinero decente. El mesero nos odiaría.
Alex se había llevado miles de caramelos que regalaban en la entrada del restaurante, y, como éramos extremadamente maduros, empezamos a lanzarlos contra la vereda intentando que exploten. A mí no me salía, pero a Alex sí, como era de esperarse.
Caminamos un rato por las calles cercanas al restaurante y pronto llegó el chofer de Zoe a recogernos de ahí. El problema era que nosotros éramos ocho personas y el auto... solo tenía una fila. Debíamos encontrar la forma de entrar en él.
Zoe y Natalia se sentarían en el asiento delantero, y en la fila de atrás, entraríamos los seis sobrantes. Yo tengo una pequeña manía con sentarme siempre en el lado que da hacia una ventana, así que, antes de que los demás entren al auto, fui corriendo hacia este para llegar primero y sentarme donde quería. Mis amigos entraron al auto de forma que yo quedé hacia la ventana.
"Oh, sí. Misión cumplida"
De pronto, la puerta que se encontraba a mi lado se abrió, y yo juré asesinar a quien quería quitarme el sitio. Cuando levanté la vista, me econtré con los ojos expectantes de Alex. En seguida, marqué territorio. No, no me refiero a Alex, sino a mi asiento. Era mío, yo había llegado antes. Lamentablemente, no logré nada, y Alex me quitó el sitio, burlándose de mí con la mirada. Lo había hecho a propósito. Entró al auto, triunfante, dejándome al centro.
–Chicos, esto es muy incómodo –dijo alguien de pronto–. Alex, ¿puedes cargar a Nicole para que haya más espacio?
¿Qué?
–Espera, ¡¿qué?! –reclamé.
–Claro –accedió Alex, solo para molestarme.
Volteé para encarar a Alex, quien tenía una mirada divertida dibujada en su rostro.
–Alex, no pienso hacerlo.
–No te preocupes, Nicole –respondió, riéndose–. Puedes sentarte en el borde de mis piernas para que no sea pervertido.
Y decidí que lo haría.
Sufrí la travesía más incómoda de mi vida, pero no puedo negar que fue muy divertido. La escena era así: estaba yo sentada encima de Alex mientras él se burlaba de lo avergonzada que estaba. Mis mejillas no podían estar más rojas, y él parecía divertirse con eso. Lo peor era cuando el auto pasaba por huecos en la pista o cosas que hacían que los pasajeros nos vayamos hacia atrás. Cada vez que pasábamos por uno, me aferraba al asiento del conductor para no volver pervertida la situación e intentaba mantenerme lo más alejada posible de él. Aunque todo tiene un lado bueno. Sentir sus brazos alrededor de mi cintura fue la mejor recompensa que me pudieran haber dado.
Daniella me había dicho que todo lo que sentiría era porque me había acostumbrado a eso. Pero, ¿lo era realmente? Para ser honesta, no quería saberlo.
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¡Hola! Bueno, primero quiero agradecerles con tooodo mi corazoncito <3 que hayamos llegado a las 3k lecturas. ¡En serio, muchísimas gracias! Ustedes me hacen feliz <3
Por otra parte, quiero dedicarle este capítulo a White-Eagle, ella sabe por qué ;)
Finalmente, ya saben que ahí está la estrellita por si me quieren dar su amor <3 y ya les he dicho que sus comentarios me alegran el día :D
¡Muchas gracias por leer! <3
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Yo
Short StorySupongo que la mayoría de las personas se guardan sus pensamientos para sí mismos, mucho más sus secretos. Pero yo no soy normal, así que... aquí voy: Yo, una chica con pocas experiencias tanto en el amor como en la propia vida. Una chica insegura e...