Me he dado cuenta de que cada fin de año intentaba olvidarme de alguien, y esa vez no iba a ser una excepción.
Creo que estaba un poco harta de todo eso. De enamorarme de chicos que... simplemente, no eran para mí.
El primero de todos, Cristobal, era... siendo honesta, muy poco para mí.
El segundo, Santiago, resultó siendo gay.
El tercero, Gabriel, era demasiado mujeriego y popular para mí.
Y por último, Alex: era demasiado bueno para mí... y yo siempre sería como su hermanita.
La única diferencia de ese fin de año con los anteriores, era que, al parecer, una gran cantidad de gente que quería que esté con Alex hacía el proceso de "olvidar al chico guapo" mucho más difícil. De pronto, el ship mío y de Alex se había vuelto el favorito de medio país, y yo no sabía si eso era bueno o malo.
Era malo porque, como dije antes, estaba intentando (sin éxito alguno) olvidarme de él y verlo como mi mejor amigo de nuevo, y que la gente pensara que nos veíamos lindos juntos era como si de la nada todo el mundo se hubiese puesto de acuerdo para sacarme en cara: "oh mira, ¿ese chico que te gusta? Sí, está buenísimo. ¡Ah, sí! Hacen una pareja demasiado buena... ¡son tan tiernos! Pero, por cierto, no le gustas".
Era bueno porque... me gustaba la idea de que la gente pensara que nos veíamos lindos juntos. Sí, muy tonto, lo sé... pero igual. Era como si, de alguna forma, mi relación soñada con Alex se volviese un poco más real. Sin embargo, sabía muy bien que eso no significaba que, de un día para otro, Alex vaya a pensar: "Wow, ¿Nicole y yo somos shippeables? ¡No sabía que eso era posible! Debería averiguar el "por qué" de todo esto". No, eso no iba a pasar, no estoy en un libro ni mucho menos.
Supongo que debería escribir la razón por la cual todo el mundo enloqueció con la idea de que Alex y yo estuviésemos juntos. Todo comenzó con un concierto de nuestra banda. Alex y yo teníamos un dueto en una canción lenta: él tocaba guitarra y yo cantaba.
Recuerdo que antes de tocar, nos miramos a los ojos y nos sonreímos mutuamente. Esa era nuestra forma de calmarnos antes de empezar con la canción. Él se sentó en una banca alta y yo en otra, justo a su costado. Tomé el micrófono con inseguridad y dirigí mi mirada al público, el cual me la devolvió expectante. Miré a Alex de nuevo, él asintió con la cabeza y yo conté hasta tres en silencio. Luego de eso, empecé a cantar "Blackbird", una canción muy bonita de los Beatles.
Apenas comencé a cantar, la gente del público empezó a aplaudir, lo cual me animó más: les estaba gustando la canción. Cada vez cantaba con mayor seguridad y todo parecía estar saliendo muy bien, pero, súbitamente, Alex dejó de tocar la guitarra y me dejó cantando sola. Yo, sobresaltada y confundida, no tuve mejor idea que decirle:
–¡Pero, sigue tocando!
En seguida escuchamos las risas del público, y vi a Alex, quien se había sonrojado por completo. Pronto me di cuenta de que tenía un micrófono, y todo lo que había dicho había sido escuchado por el público. A veces era tan inteligente...
–Nicole, ya se acabó la canción –me respondió Alex, aunque ambos sabíamos que eso no era cierto. Él se había equivocado, y el bien hijo de su madre quería que yo lo cubriese.
–Eh... ya se acabó la canción –informé a las personas del público, quienes se rieron y nos aplaudieron más fuerte.
Más tarde ese día, los integrantes de la banda nos fuimos a comer hamburguesas a un restaurante, pero Alex no pudo ir. Ese fue él último día en el que lo vería durante meses. Las vacaciones habían empezado, y no lo volvería a ver hasta fines de febrero. Sabía que muchas cosas podían cambiar en tres meses, y también sabía que todo lo que había logrado con Alex no había servido de nada.
Y justo como lo temí, las vacaciones se lo llevaron.
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Yo
Short StorySupongo que la mayoría de las personas se guardan sus pensamientos para sí mismos, mucho más sus secretos. Pero yo no soy normal, así que... aquí voy: Yo, una chica con pocas experiencias tanto en el amor como en la propia vida. Una chica insegura e...