Una Coca-Cola asesina y... ¡no me refería a eso!

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Bueno... ¡hoy me voy de viaje! Y antes de irme, decidí escribirles una especie de capítulo extra, ya que, como dije anteriormente, no voy a poder actualizar este domingo :(

IMPORTANTE: ya edité algunos capítulos, así que para entender mejor este les recomiendo que vuelvan a leer los primeros capítulos :D

Pero bueno, ya dejo de salirme del tema. ¡Espero que les guste este capítulo extra! <3

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Creo que había mencionado antes que Alex y yo estamos juntos en una banda de rock, siendo Sebastian y él los guitarristas, Ariana la bajista, mi hermano menor el baterista y yo la cantante. Además, un joven llamado Franco era nuestro "instructor" o "profesor de banda", pero más que un profesor, él era para nosotros un amigo. Nuestra banda ensayaba en mi casa, ya que teníamos una sala de música espaciosa donde entrábamos todos. Había pasado una hora desde que el ensayo del lunes había empezado, y todos sabíamos lo que eso significaba: descanso. Por más que amaba tocar con mi banda, los descansos eran lo mejor de todo.

Aproveché ese descanso para continuar el primer capítulo de mi nueva novela de wattpad, en la cual había decidido escribir sobre mí: sobre mi vida, sobre lo que sentía y pensaba de ella. Ese fue el día en el que había decidido comenzarla; había tenido un mal día y lo único que quería hacer era desahogarme, escribir todo lo que nunca podría decir en voz alta. Una voz en la puerta de mi cuarto me sobresaltó:

–¡Nicole! Hay galletas y Coca-Cola, ¿vas a venir?

¡Era Alex!

<<Tranquila, Nicole, actúa natural>>

–¡Alex! Ya voy.

Escuché cómo sus pasos se acercaban a mí, e inmediatamente cerré mi laptop.

–¿Qué hacías? –me preguntó, confundido.

–Nada –respondí, tal vez demasiado rápido.

Oh, no. ¡¿Habrá pensado que estaba viendo cosas indebidas?!

–Solo estaba escribiendo –continué, viendo que su expresión se relajaba.

¿Cómo iba a saber Alex que justamente estaba escribiendo sobre él?

Me levanté de mi silla y lo seguí hasta el comedor.

***

Creo que lo que más me gustaba de los descansos era que en cada uno había algo distinto para comer, como galletas o sandwiches, e incluso waffles con miel. Apenas nos sentamos en la mesa del comedor, me abalancé a la comida, al igual que los demás. Alex y yo comimos un par de galletas y nos llevamos dos vasos con Coca-Cola con nosotros, para sentarnos en un sillón juntos.

–Te apuesto a que puedo tomarme todo este vaso de Coca-Cola en menos de diez segundos –le dije.

–Sí, claro –me retó él.

Y lo hice. Alex me aplaudió, y yo sonreí triunfalmente.

–Yo puedo acabármelo en menos de cinco segundos –contraatacó Alex.

–Lo dudo.

Y se acabó el vaso. Yo lo aplaudí, rodando los ojos, y él sonrió de la misma forma que yo había hecho antes.

Viendo nuestros vasos vacíos, decidimos llenarlos de nuevo para seguir con más juegos. Alex llenó nuestros vasos con más Coca-Cola y fuimos de vuelta a nuestro anterior sitio.

Nos turnamos haciendo más "shots de Coca-Cola" y cuando llegó mi turno... casi muero.

Estaba tomando el líquido del vaso y, sin previo aviso, Alex comenzó a cantar una muy ridícula canción:

–¡POM POM POM POM PORORORÓM! ¡POM POM POM POM PORORORÓM!

Sin poder aguantarlo, boté toda la Coca-Cola de vuelta a mi vaso, riéndome con fuerza, al igual que Alex.

–¡Eso es trampa! ¡Si cantas tu cancioncita no me puedo concentrar!

Alex solo se rió aún más, y yo, luego de conseguir un nuevo vaso, decidí volver a intentarlo.

–¡POM POM POM POM PORORORÓM! ¡POM POM POM POM PORORORÓM!

Esta vez sería más fuerte que él. Haciendo un esfuerzo sobrehumano para aguantar mi risa, tragué la gaseosa exitosamente para luego estallar en carcajadas.

–¡Alex! –grité entre risas–. ¡En serio para de hacer eso!

Pero él no me hizo caso.

El tercer intento fue mi fin. Sin poder detener mi ataque de risa, me atraganté con la Coca-Cola. No quería escupirla, así que intenté calmarme... pero no podía. Mi ataque de risa estaba fuera de control, y sabía que en cualquier momento empezaría a toser para no morir ahogada. Boté el líquido en mi vaso con lágrimas de risa en mis ojos, tosí por como media hora y, luego de un rato, reviví.

–¡Alex! ¡Te odio!

Luego de eso, solo nos reímos por un tiempo más... bueno, hasta que el ensayo terminó, para ser más precisa.

***

Era martes y no podía esperar a que se acabara el día. Había tenido cuatro exámenes, ya que nos encontrábamos en la época de los exámenes de fin de bimestre y los profesores nos odiaban. Lo único que mejoraba mi día era que tenía clases de Biología, lo cual significaba que "El Cuarteto Superduper" se reunía de nuevo. Este grupo consistía en Alex, yo y dos amigos más, y como nos sentábamos muy cerca los unos de los otros, hablábamos toda la clase.

–El ensayo de ayer fue increíble –comentó Alex.

–Sí, pero casi muero –respondí, mirándolo con odio fingido.

–¿Por qué? –preguntó Zeke, uno de nuestros amigos.

–Alex casi me ahoga –respondí como si nada.

Zeke y Mathías, mi otro amigo, se miraron con los ojos abiertos. Unos segundos más tarde, el segundo entró en un ataque se risa mientras que el primero se quedó en un estado de shock. Pero... ¿por qué?

Miré a Alex muy confundida, y él me devolvió la mirada de la misma forma... pero luego pareció entender todo.

Y luego yo lo hice.

De hecho tenía que ser algo pervertido, son hombres. Así que pensé: ¿cómo podría Alex ahogarme de alguna forma pervertida?

Y me arrepentí de haber pensado en eso.

–¡NO! ¡NO ME REFERÍA A ESO!

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