Capítulo 3

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Departamento de Charlotte Frye

Parc Vendome, calle 57 oeste

Sábado 4 de abril de 2020, por la mañana.

El taxi en el que iba Orion Frye se detuvo frente al imponente edificio de departamentos donde vive su hermana Charlotte. Le pagó al taxista y se bajó junto con su equipaje. Inclinó el cuello hacia atrás y suspiró. Hace mucho que no va al departamento de su hermana, y esta feliz de ver después de tanto tiempo a Catherine.

Entró al edificio y saludó al portero. Subió por el elevador hasta el piso diez y caminó hacia el departamento de su hermana. Se detuvo frente a la puerta y tocó el timbre. Se oyeron gritos desde adentro y Orion se preocupo. Instintivamente, colocó la mano en su cintura donde usualmente porta su arma, pero no estaba de servicio. Las puerta se abrió y no tuvo tiempo de reconocer quién de sus hermanas saltó para abrazarlo. Tiró su maleta y la rodeó con sus brazos para que no se cayera.

—¡Ya quería verte hermanito!

Reconoció la voz de Catherine y sonrió ampliamente. Le dio una vuelta y se rió, bajándola al suelo.

—Yo igual. Te extrañé mucho Cate.

—Qué guapo estas —le dio unas palmaditas en la mejilla a su hermano menor y sonrió—. ¿Alguna novia?

Orion negó con la cabeza y rodó los ojos. Catherine se rió y le dio un empujoncito.

—No te enojes. Anda, entra.

Recogió la maleta de su hermano y los dos entraron. El departamento de Charlotte era amplio y lujoso. La sala estaba junto a la entrada; había una chimenea, y sobre ella, una enorme televisión plana. Los sillones hacían juego con la decoración de lugar. Blancos con detalles cafés. La alfombra del centro de las ala era gris con rayas diagonales cafés. Encima, una mesa de centro de cristal estaba pulcramente colocada simétricamente. Al fondo, se apreciaba un sillón, un escritorio y un restirador de cristal junto al ventanal que da a la calle. Es el lugar preferido de Charlotte, pues ahí se la pasa la mayor parte del tiempo dibujando planos y trabajando. El comedor estaba a mano derecha de la sala. Un bonito candelabro de hierro colgaba del techo. La cocina estaba frente al comedor y la puerta estaba abierta, dejando ver a Charlotte cocinando. Orion sonrió.

—Hola Char.

La mujer salió de la cocina y abrazó a su hermano menor.

—¿Cómo estás? — le preguntó observando sus ojos grises rodeados de ojeras.

—Bien. Agradecido porque Thompson me diera estos días libres para estar con ustedes.

Catherine lo abrazó de la cintura y él la rodeó con su brazo. Fueron a sentarse a la sala en lo que Charlotte terminaba el desayuno que estaba preparando. Su hermana miró su brazo derecho, donde la herida de bala que se hizo hace unos meses ya estaba cicatrizada.

—Charlotte me contó que te hirieron. ¿Seguro que ya estas bien? — le preguntó preocupada.

—Sí, descuida. No fue tan malo como se ve.

Como a sus padres, a Catherine no le gusta mucho que Orion sea detective de policía. Sabe que es valiente, pero no quiere que le pase nada a su hermanito. Él le contó de manera superficial el caso en el que trabajó hace unos meses para hacerle el contexto de porqué salió herido, pero ya no dijo nada más sobre su trabajo y en cambio le preguntó cómo estuvo su viaje.

—Oigan, vengan ya a desayunar. — los llamó Charlotte.

Los tres se sentaron en el comedor y Charlotte pasó el refractario con los hot cakes de avena que preparó. Catherine les platicaba su experiencia en Escocia y en las Tierras Altas, el tour de la temporada y todo lo que hizo en los distintos lugares en los que estuvo. Orion está muy orgulloso de su hermana y quisiera volver a verla actuar como cuando aún vivía en la ciudad. Tiene mucho talento.

Muerte al Príncipe de DinamarcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora