Capítulo 18

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Upper West Side, 222 de la calle 83 Oeste.

Departamento de Harlan van Dann.

Jueves 9 de abril, por la noche...

Catherine esperaba en la sala de la casa de Harlan. Él le habló por teléfono desde el teatro, pidiéndole que fueran a una cafetería por la noche para hablar. Que necesitaba decirle algo importante. Su tono serio le preocupó. Se arregló casualmente y se puso a esperarlo mientras leía un libro que consiguió recientemente. Está de vacaciones y no tiene mucho que hacer en realidad. Cocina por las mañanas el desayuno para ambos, Harlan se va a ensayar y regresa por la noche. Normalmente, salen a cenar y después regresan a ensayar los diálogos de Harlan, aunque siempre se distraen y terminan en la cama.

La puerta se abrió y Catherine cerró el libro. Alzó la cabeza y vio a Harlan que entraba por la puerta. Al verlo, sonrió y se levantó.

—Hola.

Él la abrazó y besó en los labios. La tomó de los brazos y apenas sonrió. No tenía esa chispa divertida en los ojos y eso le preocupó a Catherine.

—¿Lista?

La mujer asintió. Los dos salieron del departamento.

En la cafetería, pidieron simplemente café para beber. Harlan seguía muy callado y pensativo. Pensaba en las palabras para explicarle a Catherine lo de su ex esposa. Teme que ella le reproche no haberle dicho algo importante como eso.

—El café es muy rico. — comentó Catherine. Harlan alzó la cabeza.

—Sí... vengo seguido...

—Harlan —su novia llamó su atención—. Vamos, estas muy callado. ¿Qué es eso importante que tenías que decirme?

Sabe que Catherine es impaciente; notó que lo estaba con solo verla. Aunque también se veía preocupada.

Harlan suspiró y apartó la taza de café. De repente, se le cerró el estómago.

—No te he dicho toda la verdad sobre mí...

Y le contó todo sobre Margaret Evans. Su ex esposa, con quien se casó 4 años atrás. Los dos eran actores en Nóbile & Nolan. Al principio, solamente salían de vez en cuando, pero Harlan se enamoró de ella y le pidió matrimonio, pues de verdad la amaba y quería formalizar su relación. Margaret aceptó y se casaron en un bonito día de verano.

—Nunca la conocí del todo. Comenzó a tener hostilidad hacia mí. Fue un martirio soportar todo lo que me decía y hacía. Cuando esa mujer se enojaba, en serio lo hacía. Destruía nuestras cosas, y al día siguiente, fría y distante, como si su arrebato de furia nunca hubiera pasado —hizo un pausa para tomar aire y continuó—. Comencé a sentirme solo y sólo quería alejarme de ella. No soy un santo, he de admitirlo. Si alguna mujer me invitaba a salir, aceptaba. Pero creo que el colmo de la situación fue que Archie y Margaret comenzaron a frecuentar sin que yo supiera hasta que un día los vi en el camerino de él.

»No supe qué hacer. Los odié a ambos. Supongo que aún lo hago. Me divorcié de ella después de eso y Archie... bueno, él no fue nada sensible con el tema. Se mofaba de mí, diciendo que no pude complacer lo suficiente a Margaret y que por eso lo prefirió a él. Me provocaba con sus comentarios y el que salía perjudicado soy yo, porque no arreglaba nada de lo que sentía. En verdad lo odiaba, pero creo que no se merecía lo que le pasó.

Catherine guardó silencio hasta que Harlan terminó de hablar. Se veía cansado, como si hubiera corrido varios kilómetros. Pensó que debía ser duro para él hablar de algo que lo lastimó tanto.

Estiró sus manos y cubrió las de él. Harlan la miró a los ojos.

—Debiste pasar por mucho en tu matrimonio. En verdad lo siento. Gracias por decirme y confiar en mí.

Levemente, Harlan esbozó una sonrisa.

—Temía que te enteraras por otros.

Recordó al hermano detective de su novia. No hubiera querido que él se lo dijera, aunque no se veía como un hombre chismoso. Tomó la decisión correcta y ella parece comprenderlo. Se sintió bien y se sintió con un peso menos que cargar. Ya no le mentirá a Catherine. No quiere perderla. 

Muerte al Príncipe de DinamarcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora