Capítulo 40

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Departamento de policía, precinto 25,

Viernes 17 de abril de 2020.

Después de arrestar a Margaret Evans y Víctor Nolan, Orion y Hestia salieron del teatro por la salida de emergencia. El encargado de las espadas se asustó al ver la escena, pero los detectives le explicaron la situación y le dijeron que la obra siguiera con normalidad. Isabel los acompañó a la salida por si llegaban a necesitar ayuda. Metieron a los dos sospechosos al auto de Hestia y tomaron rumbo a la estación. La fiscal los alcanzaría después.

Dieron aviso a unos oficiales para que los ayudaran a llevarlos a salas separadas para interrogarlos. Orion se quitó la chaqueta del esmoquin y el moño. Se lamentó haberlo manchado de sangre al igual que su camisa blanca. El sangrado ya había parado, pero el golpe le seguía doliendo.

Hestia ya le había informado a Thompson de lo que pasó. Incluso le aseguró que todo fue de manera discreta.

—¿Te encargas de Nolan? — le preguntó Hestia.

—Está bien —la miró y sonrió—. Gracias por tu ayuda.

—Hey, somos un equipo.

Orion entró a la sala donde estaba Víctor Nolan. El actor estaba de brazos cruzados y miraba hacia la mesa con expresión ausente. El detective cerró la puerta y se sentó frente a él.

—¿Se siente mal de que su hijo se haya intoxicado con su propia trampa?

Nolan alzó la mirada. Estaba furioso.

—Ya no tiene porqué ocultar nada, señor Nolan. Los atrapamos en el acto.

—Margaret me aseguró que ustedes no sabrían lo que quería decir el poema.

—Era demasiado obvio.

—¡No, no lo era! —replicó con furia—. Todo debía salir bien.

Orion se inclinó hacia la mesa y lo miró con la ceja alzada.

—Déjeme ver si me queda claro —habló el detective—. La señorita Evans envenenó a Archie Cameron porque la engañó. Y usted, estaba resentido con Nóbile. ¿Pero por qué? Ayúdeme a entender qué lo llevó a coludirse con Margaret Evans.

Víctor frotó su cara con enojo y negó con la cabeza.

—Al principio yo no sabía nada —comenzó—. Margaret y Archie terminaron su relación muy mal. Por lo que sé, lo invitó a comer y ahí lo envenenó. Sin embargo, la policía, o sea ustedes, comenzó a investigar y dieron con el nombre de ella muy rápido. Eso la asustó. Quería desviar su atención hacia otro lado, y qué mejor que darles una pista falsa sobre Harlan, quien odiaba a Archie. Nos aprovechamos de ese detalle y actuamos. Yo decidí ayudarla porque me contó sus planes. Esa mujer es diabólica pero muy inteligente. Me detalló cómo planeaba despistarlos para hacer que arrestaran al hombre equivocado.

—¿Y cómo lo planeó? ¿Implantando evidencia falsa en el camerino del señor Van Dann y dejando chocolates envenenados en el de Archie?

—Fue más que eso. Quería que Harlan fuera a la cárcel por ella. Dejamos los chocolates en ambos camerinos y la carta en el camerino de Joseph. Sin embargo, no salió como ella lo planeó. La carta debía encontrarla el chico, pues es muy asustadizo. No esperaba que Nóbile la llevara a la policía. Después del envenenamiento que planeamos llevar a cabo esta noche, la policía tendría aún más pruebas para encerrar a Harlan. Encontrarían la carta, la cual Joseph no hubiera entregado para no alarmar a su padre, los chocolates en lo de Archie, y el cianuro.

Orion frunció el ceño.

—¿Cianuro?

—La empuñadura de la espada estaba impregnada con cianuro. Una botella del mismo veneno se encuentra en el camerino de Harlan.

El silencio permitió a Orion digerir lo que acababa de oír. En verdad debía de odiar a Harlan o sentir indiferencia hacia él para permitir que su ex esposa le hiciera eso.

—¿Por qué Harlan? —preguntó—. Tenía historial con Archie, pero ¿por qué echarle toda la responsabilidad?

Nolan se encogió de hombros.

—Eso tendría que preguntárselo a Margaret. Tal vez y era la única persona que podría utilizar en su venganza hacia Archie.

Hestia Rees miraba a Margaret Evans con atención. La bailarina seguía sonriendo con frialdad.

—Señorita Evans, entiendo que todo su plan se basó simplemente en vengarse de su ex amante, quien la lastimó de tal manera que no pudo evitar matarlo —le dijo—. Sé que la mente humana es capaz de todo. Usted es la prueba de eso. Ideó toda una artimaña para desviar nuestra atención hacia su ex esposo, quien es totalmente inocente, para tomar su lugar en la cárcel. Que es donde merece estar.

Margaret la miró con una frialdad que no era normal. Hestia no se amedrentó y le sostuvo la mirada.

—Simplemente quise hacerlo, detective.

—¿Vengarse por el engaño?

—Así es.

—Un poco anticuado, ¿no lo cree?

—Los hombres que engañan a las mujeres no merecen vivir.

Hestia alzó la ceja.

—¿Y las mujeres que engañan a los hombres? ¿No cree que sería lo mismo?

—No. No es lo mismo.

Sin poder evitarlo, Hestia quiso saber el pasado de esa mujer. Saber el porqué de su actuar y porqué detesta tanto a los hombres. Se le ocurren algunas ideas, aunque ese no es el motivo del interrogatorio.

—¿Envenenó a Archie Cameron dándole chocolates el día en que se reunieron?

Margaret sonrió de lado.

—Le di chocolates, sí. Junto con helado de vainilla. Pero no fue por eso que murió —al ver la expresión confundida de Hestia, se regocijó—. El pescado. Los condimentos que tanto le gustaban a Archie tenían pedazos de ricina. Y ese día comió mucho pescado.

Hestia tragó saliva y se puso algo inquieta. «En verdad tiene una mente retorcida.»

La detective se levantó de la silla y miró a la bailarina, quien no dejaba de sonreír.

—Le recomiendo que contrate un buen abogado. No saldrá de ésta fácilmente.

Margaret se rió.

—Mándele saludos a su compañero.

Orion y Hestia estaban afuera de la sala de Margaret Evans. Su compañera ya le había explicado lo que ella le dijo.

—No puedo creerlo. Estuvimos cerca de encerrar a un inocente.

—Orion, esta mujer de verdad odia a los hombres —le dijo—. Por cierto, te mandó saludos.

El detective frotó su cuello y se sintió incómodo. No le gustaba la forma en la que ella lo miraba. Espera que nunca llegue a salir de la cárcel, pues teme que lo envenene.

—Nolan encontró con Margaret una oportunidad para hacerle daño a Nóbile por no dejar a Julian actuar.

En ese momento, Isabel Garza entró a la estación y caminó hacia donde estaban los detectives. Ellos le informaron de los interrogatorios. Ya eran las once de la noche y todos estaban cansados.

—Les agradezco su ayuda —Isabel sonrió—. Mañana a primera hora levantaré todos los cargos contra Harlan para empezar un nuevo proceso con ellos dos. Hicieron un buen trabajo. Los felicito.

Hestia y Orion sonrieron.

—Lamento que no hayas terminado de ver la obra. — le dijo Orion con sinceridad.

—No importa. Supongo que el trabajo nunca deja descansar, ¿no?

—Te comprendemos perfectamente. 

Muerte al Príncipe de DinamarcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora