Capítulo 5

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Washington D.C.

Domingo 5 de abril de 2020

Edward Frye esperaba a su hijo en el garaje de la casa para ir por su hermano menor al Aeropuerto Nacional Ronald Reagan. Hace mucho que no ve a Erwin Frye. Cuando le habló para comentarle que iría a Washington de vacaciones y que si podía quedarse en su casa por unos días, aceptó sin dudarlo. A pesar de sus diferencias de personalidad y algunos desacuerdos, aprecia a su hermano. Orion apareció unos momentos después, aún adormilado.

—Pareces un mapache, hijo mío.

—Me lo dicen mucho.

Se subieron a la camioneta de Edward y el portón eléctrico se abrió para que pudieran salir de la casa. Salieron de Foxhall y comenzaron su camino hacia el aeropuerto. Orion no pudo dormirse hasta después de una hora de estar acostado, viendo al techo y dándole vueltas a los mismos pensamientos.

La Terminal A ya estaba llena de personas procedentes de los diferentes estados del país. Tienen entendido que el avión de Erwin llegaría a las 8 de la mañana procedente del aeropuerto de Santa Mónica en Los Ángeles. Orion y Edward lo esperaron en las bancas de sala.

—Papá... ¿puedo preguntarte algo?

Edward miró a su hijo y asintió.

—¿Qué pasa?

—¿Conoces a Jonathan Baker?

Por la noche, pensaba en la relación que podrían tener su padre y el señor Baker. Éste último insinuó que conoce a su padre de sus tiempos como fiscal en Nueva York.

—Sí. Recuerdo a Baker.

—¿De dónde se conocen? — preguntó con curiosidad.

El padre de Orion frotó su nuca y resopló, irritado.

—De sólo recordarlo me molesto —comentó—. Cuando era fiscal en Nueva York, él fue acusado de fraude y de otros problemas fiscales en los que se vio involucrado. Yo llevé el caso. Lo investigué e hice todo lo que pude para desenmascararlo. A pesar de todo, Baker movió cielo, mar y tierra para dar esquinazo a nuestros agentes. Salió impune y yo quedé humillado —miró a su hijo—. ¿Por qué preguntas?

—Hace unos meses hubo un caso. Su hijo... ahora está en la cárcel por asesinato. Tuve la mala suerte de tratar con su padre cuando aún estaba investigando. Él me preguntó por ti.

Orion apretó su puño y sintió un escalofrío. No sabe lo que podría hacer Jonathan Baker, si es que quiere tomar venganza contra el detective por haber ayudado en el aprisionamiento de su hijo. Teme que quiera perjudicar a su padre o a cualquier miembro de su familia.

—¿Te preocupa que pueda pasar algo? —preguntó su padre, adivinando sus pensamientos. Orion lo miró algo sorprendido—. Tu madre tiene razón, eres un libro abierto, hijo.

Orion rascó su cabeza y suspiró. «¿Tan expresivo soy cuando estoy con mi familia?»

—Sí. Me preocupa.

Edward le dio unas palmadas afectuosas en el hombro para confortarlo.

—Tendría que ser un idiota para atreverse a afectar al fiscal de distrito de Washington —soltó una risotada—. Y descuida, tu madre y tus hermanas están a salvo. Pero igual cuídate tú, por favor.

Orion sonrió un poco más aliviado y miró a su padre.

—Lo haré.

Una voz femenina anunció la llegada de un vuelo procedente de Los Ángeles. Los pasajeros comenzaron a salir hacia la sala de espera. Orion y Edward estiraron las cabezas para buscar entre todos los turistas a Erwin Frye.

Muerte al Príncipe de DinamarcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora