Capítulo 39

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Orion comprobó el programa de nuevo. Solo que esta vez, el quinto acto estaba por comenzar y acababan de regresar del segundo intermedio. Al abrirse el telón, dio inicio la primera escena del ultimo acto de la obra. Todos tenían las emociones a flor de piel tras ver la muerte de Ophelia. Incluso notó que Isabel lloró un poco. Le mandó un mensaje a Hestia, quien ya se estaba moviendo hacia la puerta de hierro con la victoria alada pintada. Ella le contestó que ya estaba caminando en el pasillo hacia el sótano.

Tomó aire y tocó el brazo de Isabel. Se acercó a ella para hablarle al oído.

—Me tengo que ir. Hestia ya esta adentro.

La fiscal lo miró con aprehensión. Orion sonrió de lado.

—Si no regreso, es que todo salió de acuerdo al plan.

El detective se levantó de su asiento, aprovechando que todos miraban hacia el frente.

Sintió que Isabel tomaba su mano. Se volteó y se agachó un poco.

—Ten cuidado, Orion.

Él asintió y se volteó para caminar hacia la puerta junto a la orquesta.

Los músicos estaban absortos. La sección de cuerdas interpretaba una melodía de suspenso y melancolía y la sección de aire le hacía acompañamiento. Abrió la puerta con discreción y se escabulló. Escuchaba voces provenientes de todos lados.

Caminó por el pasillo que recordaba, escondiéndose en las sombras que hacían los cables y demás cosas que colgaban del techo. Su celular comenzó a vibrar y lo sacó rápidamente.

—¿Si?

¡Orion! ¡Están aquí!

El detective se detuvo en seco, con el corazón latiéndole salvajemente.

—¿Quiénes?

Comenzó a correr, y al no recibir respuesta de Hestia colgó y se dirigió al sótano lo más rápido que pudo.

Orion se horrorizó al ver la escena. Un técnico del staff de la obra estaba inconsciente sobre el suelo y un hilillo de sangre le salía de la sien. Su compañera era sostenida por Víctor Nolan mientras que Margaret Evans la amenazaba con una navaja suiza.

El detective frunció el ceño. Nolan quiso advertirle a su cómplice, pero Orion fue más rápido. Agarró a la mujer de los brazos para inmovilizarla. Hestia aprovechó el momento y se agachó para zafarse del agarre de Nolan, a quien empujó contra la pared. Corrió hacia Orion y Margaret. Le quitó la navaja a la mujer y la aventó.

—Agarra a Nolan. — le dijo Orion.

Hestia asintió y se volteó, pero el actor ya se había recuperado y arremetió contra la detective, quien cayó al piso. Orion soltó un gruñido y deseó tener sus esposas en ese momento. Soltó a Margaret y la inmovilizó contra una de las máquinas. Se quitó el cinturón rápidamente y le amarró las manos con fuerza.

Se volteó y corrió hacia Nolan. Lo agarró del brazo para estrellarlo contra la pared.

—Así que era usted. Todo este tiempo. — le dijo Orion.

Nolan forcejeó, pero el agarre del detective era fuerte.

—Fue lista en enviarnos un poema —le dijo Hestia a Margaret, sosteniéndola de los brazos para que no se moviera—. Lo adivinamos en un santiamén.

La bailarina sonrió de lado y se rió.

—Creí que ambos eran unos idiotas. Me sorprende que entendieran el significado.

—¿Dónde está la espada envenenada? — le preguntó Orion.

Margaret alzó la ceja.

—Sí. Adivinamos también eso.

De un momento a otro, un arrebato de furia de parte de Nolan hizo que Orion aflojara su agarre. Con eso bastó para que el actor le diera un cabezazo en la nariz al detective. Nolan corrió hacia una bolsa que estaba en el piso. Sacó una espada de utilería, la cual sostenía por la hoja. Caminó hacia la salida para ir al escenario, pues el momento de la pelea se acercaba y en cualquier momento entraría el encargado a recoger las espadas.

Orion se quiso acercar, pero Nolan alzó la empuñadura envenenada hacia él.

—Aléjese detective. Llegaron demasiado tarde.

—Por favor, no tiene que hacer esto. Deje la espada en el suelo.

La risa de Nolan fue sádica. Sus ojos irradiaban ira y se veía desquiciado.

—¿Cree que me importa que Joseph Nóbile muera? ¡Mi propio hijo se intoxicó! Y todo por culpa de Nóbile —escupió con enojo—. Nunca ha dejado a mi Julian actuar, a pesar de que es su sueño. Todo gira en torno a Joseph. Me trae sin cuidado lo que le pase a ese maldito chico que le robó su lugar a mi hijo.

—¿Pero por qué culpar a Harlan? — preguntó Orion dando un paso.

—Es un daño colateral. Necesitábamos tener a alguien tras las rejas para alejar la atención de la policía de nosotros. — contestó Víctor con simpleza.

Hestia sintió repulsión por ese hombre. Orion caminó hacia él pero Nolan le apuntó con la empuñadura.

—Juro que lo tocaré en la cara con esto si da un paso más.

El detective alzó las manos. Sentía la sangre salir de su nariz. Le dolía y la adrenalina le decía que hiciera algo imprudente.

—Un chico inocente no tiene que acabar lastimado solo porque usted esté resentido con Nóbile —le dijo—. Baje la espada.

Orion dio un paso hacia él. Víctor se volteó para correr, pero se chocó con alguien. Recibió un golpe en la cabeza y se destanteó. El detective aprovechó el momento y lo agarró por detrás para que soltara la espada, la cual cayó al suelo. Hestia se quitó el cinturón de su pantalón y amarró las manos de Víctor Nolan. Ambos detectives les dijeron sus derechos y el motivo de su arresto.

El detective empujó a Nolan junto a Margaret y se volteó para ver quién había entrado. Entre las sombras, se encontraba Isabel Garza.

—No puede... ¡Isabel!

Orion la tomó de los brazos con algo de fuerza.

—¿Te tocó con la espada alguna parte de la piel? — le preguntó preocupado.

—No... me alejé a tiempo —contestó. Miró al detective y alzó su mano para tocarle la mejilla—. Te está sangrando la nariz. Voy a...

Sin darle tiempo a ver su bolso, Orion la abrazó con fuerza. Sintió la piel de su espalda bajo sus manos y cerró los ojos. Juraba que su corazón se saldría de su pecho en cualquier momento.

—Me asusté. Creí que te había tocado. — dijo en voz baja.

—Estoy bien. Te lo juro.

Orion la apartó de si y la miró a los ojos. Sonrió de lado y agarró valor de la adrenalina que sintió hace unos momentos.

—No te había dicho lo hermosa que estás esta noche.

Isabel soltó una risita y lo miró con diversión.

—Un mal momento para decirlo, ¿no crees? — bromeó.

Hestia carraspeó fuertemente. Orion soltó a la fiscal y se acercó para ayudar a su compañera.

—Buena esa tigre. — le dijo Hestia guiñando un ojo.

—No digas nada. 

Muerte al Príncipe de DinamarcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora