03. Respeto

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Ese día el cielo estaba despejado. Era un día precioso.

El sol estaba en lo más alto.

Hongjoong estaba sentado en la parte trasera del auto que su padre le había prestado para poder comenzar con su primer trabajo oficial como sucesor.

Park Seonghwa conducía con una chica de copiloto, también parte de la familia, hablando de vez en cuando con él, pero sin recibir respuesta alguna.

Seonghwa tenía unos ojos que hacían que se le helara la sangre y un silencio que cortaba el ánimo de cualquiera, mientras que la chica a su lado, a pesar de ser aterradora también dado su trabajo, tenía una naturaleza más relajada y amigable.

Ellos, Seonghwa y él, no habían cruzado palabras más de las necesarias cuando se encontraron aquella mañana. San, su secretario y asesor, un chico que sonreía mucho para ser parte de la mafia, le había comunicado todo lo que su padre quería que hicieran ese día sin que ningún evento se traslapara con otro.

Ahora se encaminaba a una reunión importante de discusión con los organizadores del barrio más alejado de la ciudad con los que habían comenzado a hablar hace poco para conformar alianzas y otros temas.

No sabía si se sentía listo, pero no iba a dudar. Lloró bastante el día anterior, mirándose al espejo y haciéndose la promesa de que no se dejaría doblegar y haría que ese... Park se tragara sus palabras.

Levantó la mirada y se sentó con más rectitud, aparentando superioridad y seguridad. Dirigió su mirada al espejo pequeño retrovisor desde donde podía ver la mirada fija de Park Seonghwa en el camino. Quería demostrar que no le tenía miedo.

Sus ojos, antes fijados en la calle, ahora le miraban a él, como si supiera que estaba mirándolo. Hongjoong quitó la mirada de inmediato.

Bueno... sí tenía miedo.

—Señor, hemos llegado —dijo la voz femenina en el asiento de copiloto como si eso fuera una salida al campo y no una negociación de una organización criminal.

Hongjoong hizo un sonido de comprensión y salió del auto, intimidado aún.

Entraron todos al lugar donde se llevaría a cabo la reunión. Hongjoong saludó con la cabeza a unos pocos que se encontró en su camino, recibiendo una mirada despectiva de Seonghwa. Era una casa pequeña, pero que tenía una gran mesa donde muchos hombres y algunas mujeres estaban sentadas aleatoriamente. Había una sola silla disponible para él.

Hongjoong hizo un movimiento de cabeza confundido.

—Umm...

—¿Qué ocurre, señor? —preguntó la chica que estaba de copiloto.

—¿Ustedes se quieren sentar? —les preguntó dubitativo.

La habitación quedó en silencio absoluto.

Seonghwa soltó un sonido de exasperación, lo tomó de los hombros y lo sentó a la fuerza en su asiento donde rebotó. Miró nervioso y avergonzado a los presentes y dejó salir una sonrisa para compensar lo recién sucedido.

—Perdón, no ha sido nada. Por favor, comiencen con lo que tengan que decir —tragó duro Hongjoong intentando pasar el nudo de su garganta sin mucho éxito.

No podía creerlo, ese Seonghwa acababa de hacer algo imperdonable. Lo había humillado, lo había insultado sin palabras. Lo miró significativamente recibiendo una vista de su perfil totalmente concentrado en la nada. Hablaría con él después.

Hablaron por largo rato con las personas presentes donde Hongjoong escuchaba y compartía información. El ambiente no era incómodo, se sentía a gusto hablando con ellos. Eran comprensivos y agradecidos, eso era muy bueno para ser su primera actividad como representante de su familia.

hijos de la mafia » [seongjoong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora