07. Bala

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Ese día el sol se había ocultado detrás de unas densas nubes. El día era cálido, pero mientras más se acercaba el atardecer el frío comenzaba a afectarles.

Seonghwa miró al cielo con poco interés antes de volver la vista a Hongjoong quien se arreglaba su traje con la mirada perdida mientras salía del auto.

Ese día San les había comunicado sobre una cena programada con el ministerio de vivienda que planeaba destruir dos edificios con una gran cantidad de negocios que les daban comisiones serían destruidos por viviendas sociales. El jefe, su padre, no era capaz de atender por otros asuntos programados para el mismo día por lo que mandó a Hongjoong como representante.

Hongjoong comenzó a caminar sin decir nada, lo que los otros colaboradores entendieron como una señal para comenzar a moverse junto a él. Seonghwa miró a Wooyoung a su lado con las cejas arriba y él, como si hablaran con la mirada, se encogió de hombros con una sonrisa.

El menor había cambiado a sus ojos desde que había asumido el cargo. Se le notaba más seguro, cómodo y menos tenso, además de ya siquiera hablar con ellos cuando salían.

No le disgustaba en absoluto debía admitir.

Cuando llegaron a la entrada donde buscaban la mesa reservada para él, todos los que le acompañaban se tuvieron que quedar en la recepción luego de haberle escoltado hasta donde era permitido.

Se separaron para abarcar más terreno, Heejin y Dooyoung se habían propuesto cuidar dentro del auto mientras que Seonghwa y Wooyoung esperaban cerca de la entrada para escoltar al hijo de su jefe apenas saliera.

Wooyoung comenzó a conversar con él de inmediato muy emocionado y lleno de sonrisas.

—El jefe está mejorando.

—Hijo del jefe —corrigió, pero fue ignorado.

—Se veía tan inocente y amable cuando lo conocimos y miralo ahora, ni se gira a mirarnos —hizo un sonidito de emoción adorable que siempre hacía. Seonghwa giró los ojos sin interés en el tema.

—Sigue siendo alguien que no se sacrificaría por ninguno de nosotros ni es capaz de tener el peso de tener toda una organización detrás de él. No ha demostrado nada.

Wooyoung hizo un sonido de desagrado y lo empujó levemente.

—Sólo tiene unos meses de sub jefe, dale tiempo al menos.

El pelinegro negó con la cabeza en desacuerdo.

—¿Cómo puedo darle tiempo si...? —no terminó la frase. Wooyoung inclinó su cabeza un poco con sus ojos grandes inocentes.

—¿Es por la condición del jefe? —el mayor asintió sin querer decirlo en voz alta—. Ya veo... Pero no sé porque te preocupa tanto, el jefe ha estado estable desde hace años y Hongjoong sabe todo sobre el negocio, es su hijo después de todo y se nota que ha mejorado bastante desde que comenzó.

Seonghwa tragó duro.

—Es solo que temo que no sea capaz de lidiar con lo duro del trabajo.

Wooyoung rio bajito, achicando sus ojos. Miró al cielo que lentamente se oscurecía amenazando con una inminente lluvia.

—No creo que tengas nada que temer. Siempre te preocupas demasiado por nada.

Seonghwa dudó sobre esa afirmación, pero prefirió no seguir discutiendo con él.

El tiempo pasó.

Se escucharon pasos detrás de ellos.

No muy lejos estaba Hongjoong acercándose a ellos mientras hablaba de asuntos de negocios con el ministro quien se veía bastante animado. Los dos colaboradores siguieron de inmediato a los dos mientras caminaban.

hijos de la mafia » [seongjoong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora