31. Hermandad

1.3K 196 15
                                    

Pues estaba en lo incorrecto. La noche anterior había hecho lo que había deseado horas atrás, durmiendo entre los brazos de su segundo al mando, pero su cabeza parecía moverse como engranajes de una máquina sin parar, aunque su cuerpo estuviese cansado.

Pasaron cerca de dos días donde la condición de su padre solo empeoraba, pasando largos periodos del día sentado a un lado de la cama de su habitación en la enfermería. Se sentía horrible y podía ver cómo la enfermedad lentamente se comía su vitalidad y su buen estado, lleno de tubos por todas partes y faltando su clásica sonrisa, reemplazada por una expresión dura y centrada. Se sentía con un hueco en su corazón, tan triste y perdido en sus pensamientos que no se fijó cuando se cruzó por error con su hermana pequeña.

Vio en las ojeras pronunciadas de la pequeña que, por lo que fuera que estaba pasando ella, era muy similar a lo que él mismo estaba sufriendo. Sus ojos no conectaron por mucho tiempo, aunque él sí lo sintió así, cuando ella bajó su mirada y no la despegó del piso. Hongjoong quiso decir algo, pero las palabras no salieron. Poco después ella salió corriendo de la habitación con el rostro desfigurado por la tristeza.

Y lo sintió. El engranaje que aún no se movía era ese. Su hermana.

Un día después de ello la citó para que pudieran hablar en su oficina. Ella no parecía muy a gusto con ir, pero no se negó.

Cuando la hora había llegado mientras él estaba sentado en su cómoda silla —Hongjoong había permanecido mirando constantemente el reloj, por más que intentara concentrarse en los papeles frente a él— cuando apenas un suave toque en la puerta le indicaba que ella había llegado. Le había dicho que entrara y así lo hizo, quedando en el marco de la puerta sorprendida al notar la presencia de Seonghwa en el lugar.

Ella sonrió levemente y lo saludo con la mano, confundida.

—Hola, Jiwon, que gusto verte —dijo él con un tono amable y animado—, ¿ocurre algo? —preguntó mirando a ella sin recibir una respuesta, para luego desviar sus ojos a Hongjoong quien tampoco dijo nada.

Jiwon lo miró aún más confundida, dirigiendo su mirada a su hermano quien pareció entender tarde la situación.

—Oh, perdón, ¿te molesta que Seonghwa esté? —preguntó claramente sin querer que el pelinegro se fuera, pero dando la opción de que ella dijera lo que quisiera.

—No, es solo que... pensé que estaríamos solo nosotros dos —dijo ella sin un tono en especial.

—No se preocupen, me iré de inmediato. Aunque no tengo hermanos, entiendo que necesitan su tiempo a solas —dijo él cerrando el documento que tenía en sus manos con una sonrisa un poco triste. Jiwon notó esto y se apresuró a cambiar su decisión.

—No es necesario, puedes quedarte.

Seonghwa sonrió y Hongjoong evitó que se notara cuánto le afectaba ver ese lado de su novio.

Porque eran... ¿novios? No sabía.

—Siéntense, Jiwon, Seonghwa —los invitó a tomar asiento en su propia silla.

Ambos se sentaron frente a él.

El silencio se extendió y ninguno parecía querer comenzar la conversación. Hongjoong se adelantó y comenzó a hablar.

—Creo que sabemos la situación de nuestro padre —el ambiente relajado se volvió tenso con sólo decir eso. Hongjoong miraba un punto de su mesa intentando calmar su tristeza y seguir hablando—. Hace más de una semana me dijeron que no le quedaba más que unos días de vida por lo que asumo que su condición no debe ser tan mala como pensamos, pero aún es muy temprano para poder saberlo —de nuevo silencio—. Quería saber cómo lo sobrellevas. Jiwon, ¿estás... bien?

hijos de la mafia » [seongjoong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora