19. Escondite

2K 246 14
                                    

El atardecer había dado paso a la noche. Los rayos de luna no habían sido suficiente iluminación para ellos por lo que cerraron las cortinas y prendieron las luces de la oficina.

Se sentaron uno delante del otro. Seonghwa había entrado a la oficina con intenciones de abordar temas relacionados a las transacciones del norte con otra zona que se habían descontrolado y no sabían cómo manejarlo, pero después de hablar de aquello divagaron en otros temas que nada tenían que ver.

A Seonghwa mientras más veía al hombre frente a él hablar, más difícil se le hacía el no acercarse a él y tocar sus labios con los suyos. Las yemas de sus dedos picaban, pero sabía que debía controlarse por lo que habían hablado hace poco. No quería forzar a Hongjoong ni apurar las cosas por lo que iba lento.

—Seonghwa, te noto perdido, ¿ocurre algo?

Seonghwa negó con su cabeza, pero se arrepintió de inmediato. Sí, sí tenía algo de que hablar con él.

—¿Cuáles eran esos asuntos que Doyoung resolvió el día que viajamos a la tienda de armas de Chanyeol? —preguntó con voz demandante, pero sintiéndose pequeño y vulnerable. Había una pizca de dolor en su tono que no supo si el otro notó.

Hongjoong se había quedado pensando antes de responder.

—Mmm... ¿Porqué le interesa esa información, Park? —dijo con burla—. Son temas entre él y yo.

—Pare con eso —cortó Seonghwa sin gracia. Hongjoong cambió la expresión a una seria, pero sin perder el humor del todo—. Eran dos asuntos que tenía que tratar y ya se encargó de ambos, no tiene porqué preocuparse, ¿o me equivoco?

—Señor, por favor. Estamos en esto juntos y, sea lo que sea que haya resuelto, me incumbe igual a mi como a usted.

Hongjoong bajó la mirada y la subió de nuevo, pensando en si debía de darle la información o no. Él ya no utilizaba ese lenguaje tan formal y con tanto respeto que le hacía recordar que por más que hubiesen compartido momentos íntimos, seguía siendo su colaborador más cercano y de casi igual importancia que él.

—Te lo diré, pero esa información no te saldrá gratis.

Seonghwa suspiró.

—Mi señor, ya sirvo para usted a todas horas y le debo mi lealtad, ¿Qué más podría querer?

—Mucho, Seonghwa. No puedes ni imaginar todo lo que quiero pedirte —cruzó sus manos bajo su barbilla y sonrió gatunamente—. Pero por el momento sólo le pediré que me deba un favor, ¿Puede usted cumplir eso?

Seonghwa tensó los dientes.

Algunas veces odiaba el linaje Kim. Yeosang y Hongjoong sabían bien cómo jugar sus cartas.

—Bien, pero necesito que me diga de qué se tratan esos asuntos que resolvió Doyoung.

Hongjoong satisfecho se dejó caer contra la silla.

—Ah, ya veo, quieres ser mi favorito, mi mano derecha. Tienes miedo que Doyoung te quite el puesto. Está bien, lo entiendo.

—Señor, se supone que ya soy su mano derecha...

—Los celos realmente te hacen mal, Seonghwa.

—No son celos, quiero saber todo lo que tenga relación con la familia, Hongjoong.

Al ser llamado por su nombre en esa situación, el rubio arrugó la nariz disgustado, pero habló.

Suspiró audiblemente y desvió la mirada.

—Le pedí a Doyoung que me ayudara con dos problemas, uno que fue hace mucho y otro hace poco —continuó mirando un punto en la sala un poco molesto—. El primero, y el más largo, se relacionaba con el poder de toda la ala oeste del país. Nosotros tenemos el control de la zona norte y parte de la este, pero siempre he tenido interés en otras zonas y una de ellas era la oeste que le pertenecía a la familia Song. Así que Doyoung hizo ese trámite por mí.

hijos de la mafia » [seongjoong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora