Era un día nevado de los que nadie tenía intenciones de siquiera mirar afuera. Sí, hacía bastante frío en aquella oficina, pero eso no era lo que tenía a los presentes temblando en sus propios lugares.
La noticia de su última misión había aparecido en la televisión. Habían desaparecido todos los guardaespaldas del ministro de vivienda, el señor Jo, de la noche a la mañana, despertando todas las alarmas en varios canales de televisión. Las familias de los desaparecidos pedían explicaciones y los investigadores pensaban que esto podía ser algo ligado a un negocio fraudulento en que el señor Jo estaba involucrado.
Es decir, estaban en lo correcto, pero hacía que Hongjoong frunciera la nariz en desapruebo. La misión no había salido tan exitosa después de todo.
Y, a pesar de lo grave de esa noticia, esa no era la razón por la que la oficina de su padre estaba llena de colaboradores al mando de su hijo formados en una fila delante de ellos. No, era algo más delicado y que habían estado retrasando desde hace bastante.
Hongjoong permanecía a un lado de su padre frente a todos, observándolos y examinando sus reacciones para poder sacar más cosas en blanco. Seonghwa estaba del otro lado de su padre junto al propio, cumpliendo la misma tarea.
Las manos le temblaban y apretaba la mandíbula más de lo necesario. Estaba aterrado de lo que podía ocurrir. Mientras más hablaba su padre, más nervioso se ponía.
–...Es por eso que queríamos contarles sobre lo que ha estado ocurriendo en esta casa –explicó su padre con el tono serio que sin importar los años que llevara escuchándolo y cuánto estimara a aquel hombre, le daba escalofríos–. Y que hace poco descubrimos al traidor –anunció su padre y la habitación entera se sumió en un silencio tenso–. Lo más probable es que esté entre nosotros en este momento.
Era mentira. No es que no tuvieran sospechosos, dos para ser exactos, pero por mucho que Hongjoong sentía que era uno de ellos, todo quedaba en nada. Incluso, puede que no fuera ninguno de ellos porque no tenía pruebas concluyentes. Ni una sola. Sólo su instinto y pequeñas sospechas con hechos difusos.
Miró las expresiones de cada uno de los que estaban frente a él al escuchar a su padre.
Traidor.
Entre ellos debía estar su intruso.
Las palabras de Song Mingi comenzaron a molestarlo. "Yo sé quienes están de mi lado, ¿sabes quienes lo están del tuyo?". Negó con su cabeza y se repitió a sí mismo que debía concentrarse. No debía darle la razón a su enemigo, no ahora al menos.
Doyoung, quién estaba enterado, sólo negó con su cabeza y miró por la ventana, mordiendo el interior de su mejilla. Parecía molesto y pensativo, enigmático. Hongjoong no supo cómo interpretar esto.
Wooyoung abrió sus ojos lo más que pudo y miró a todos con la boca ligeramente abierta, como si no pudiera creerlo, procesando lo que le acababan de decir.
San hizo un puchero confundido y se giró hacia Wooyoung encogiéndose de hombros. Ambos hablaron con solo su mirada como si compartieran pensamiento. Hongjoong casi rio al ver como San indicó con su dedo índice a Wooyoung incriminando y este otro amenazándolo con golpearlo por esa acusación, haciendo que San volviera a su posición.
Heejin frunció el ceño y se mordió el labio, tal como solía hacer cuando estaba nerviosa, mirando ligeramente a su lado, acariciando su codo para tranquilizarse.
Yeji, por el contrario, no parecía afectada, levantando su barbilla, respirando profundo. Pestañeó rápido con su vista fija en la mesa detrás de ellos, manteniéndola allí por largo rato.
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hijos de la mafia » [seongjoong]
FanfictionHongjoong es el sucesor del jefe de la mafia. Seonghwa es el hijo de la mano derecha y confidente del jefe de la mafia. Cuando ambos cumplen la mayoría de edad se ven obligados a heredar estos roles, aunque Seonghwa no quiera aceptar a Hongjoong com...