15. Novato

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Los tres hombres volvían a bajar por las escaleras donde ya no se podía ni escuchar los gritos de la noche anterior.

Hongjoong se había cuestionado por qué no optó por la vía fácil y se deshizo de aquel muchacho de ojos grandes y carácter insoportable, pero seguía igual de empeñado en incorporarlo como colaborador o guardia de la familia por alguna razón. Puede que sea una corazonada, pero temía equivocarse.

Había conversado con su padre sobre aquello luego de que escuchara lo evidente de los gritos cerca del pasillo. Él, aunque no le había gustado la idea de lo que estaba haciendo, decidió confiar en su hijo. Dentro de Hongjoong agradecía esa consideración hacia él, pero también le hacía dudar de si lo que estaba haciendo estaba bien.

Aunque ya era muy tarde. Bajaba las escaleras con seguridad junto a ambos hombres que ayer lo acompañaban también.

Seonghwa, a su lado, se notaba que no había tenido la mejor de las noches, con importantes ojeras y un rostro más muerto que vivo. San, en contraste, parecía nunca haber tenido una mejor noche.

Cuando llegaron abajo vieron al chico rompe-ventanas de ayer con la cabeza abajo, dormido o muy cansado, respirando fuerte. Se notaba que había estado haciendo fuerza por lo rojas que estaban sus extremidades cerca de las ataduras y una gran cantidad de rasguños en varias partes de su cuerpo.

Hongjoong fue el primero en acercarse quedando frente a él.

—Bella durmiente, ¿cómo estuvo tu noche? —preguntó con tono fuerte sin consideración.

El Hongjoong del pasado se sorprendería del poco tacto que tenía actualmente, pero el actual Hongjoong estaba cansado e irritado. Su noche se había basado en pensar en aquello del matrimonio y en la incorporación del chico delante de él que sentía que se estaba volviendo loco de lo cansado que estaba de todo aquello.

El chico frente a ellos emitió un sonido desde el fondo de su garganta sin moverse.

—¿Estás vivo? —preguntó San agachándose frente a él.

No hubo respuesta.

Seonghwa levantó su ceja irritado.

—Tuviste suficiente tiempo para pensar, contesta —dijo Seonghwa golpeando sus piernas—. Sé que Hongjoong no te hará nada, pero no estoy de humor y puedo cortarte la cantidad de dedos que quieras —se agachó hasta estar a su altura apartando a San. Tomó el saco del chico y lo levantó hasta donde las amarras permitían, agitándolo—. Dime, ¿cuál es tu respuesta?

Hubo silencio. Yunho lamió sus labios y abrió un poco sus ojos.

Miró por la habitación moviendo las pupilas de un lado a otro, quedándose viendo a Hongjoong finalmente.

—¿Tú eres el jefe de esto? —preguntó con la voz desgastada.

Hongjoong sonrió como solía hacer en estas ocasiones, petulante y carismático.

—¿Quién te permitió hablarle, perro loco? —preguntó Seonghwa, pero el chico lo ignoró. Hongjoong decidió seguirle la corriente al chico en la silla. No quería admitirlo, pero le gustaba la personalidad y la forma de pensar del castaño, era un tanto enigmático.

—¿Qué te hace pensar eso?

—No sé —aclaró su garganta—. Eres el que manda a este feo —dijo refiriéndose a Seonghwa.

Seonghwa puso su lengua entre sus dientes evitando el impulso de golpearlo.

—Tal vez, pero no tienes cómo saber eso —dijo encogiéndose de hombros—. ¿Y porqué eso es relevante?

hijos de la mafia » [seongjoong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora