Era tarde ya, el atardecer tenía al sol peleando por soltar los últimos rayos, pintando de colores rojos y anaranjados todo el cielo como un lienzo.
Hongjoong sentía que la luz que los iluminaba era tan escasa que le otorgaba cierta intimidad a la situación. Además, los pasillos estaban prácticamente vacíos, por lo que hablar íntimamente era fácil.
Claro, si es que eso fuera una conversación real y no el usual monólogo entre ellos dos.
No sabía porqué su padre estaba tan empeñado por emparejarlo con Giselle, ni por qué ella siempre aceptaba salir con él, pero era así como terminaban en una rutina.
Otra tarde en la que podía utilizarla como terapia.
—San no pudo venir por hoy, ya que estaba muy ocupado, pero espero que no te moleste que hable en mi idioma.
Ella se mantenía ajena a cualquier palabra, ignorándolo, casi como si no pudiera escucharlo.
—Han pasado varias cosas en poco tiempo —siguió hablando de todas formas—. Yeosang me confesó que hace poco dejó entrar a un cantante a la casa y que estaban saliendo. No sabía si alegrarme por él o gritarle por haber hecho una locura de tal magnitud. Nadie externo debe entrar, mucho menos ahora que estamos sospechando de un intruso entre nosotros —Hongjoong miró por la ventana para luego mirarla a ella quien mantenía su vista en un punto fijo— Tampoco te hemos descartado, pero difícilmente creo que seas la infiltrada dado que no conoces el idioma y porque llegaste después de todo lo que había ocurrido. Además, no lo sé, algo me dice que no serías capaz de algo así.
No hubo respuesta.
Hongjoong rascó su nuca con incomodidad.
—Quisiera preguntarte por tu día o cómo estás, pero veo que es imposible. Tal vez San podría sacarte alguna palabra, pero... yo sé muy poco japonés.
La mujer ni parpadeó. Caminaban lento y rítmicamente. Los tacones de Giselle resonaban por todo el pasillo desolado. Ella se vestía siempre bien, glamurosa, con mucho estilo y clase, o al menos eso creía él que no sabía mucho de moda. Hongjoong se sentía a veces desarreglado a su lado.
—¿Sabes? Antes de que mi padre me presentara ante todos como el sucesor, no podía ni tomar un arma sin ponerme a llorar. El sólo hecho de recordar a mi padre torturando a aquel hombre hacía que mi bilis se devolviera, pero me convertí en un diestro en el arte del disparo a tal punto que la primera vez que apunté a alguien con una no sentí nada. Era algo que salía natural después de la práctica, era parte de mi enseñanza. Al igual que finanzas, negociación, liderazgo, o cualquier otro, era sólo algo que había aprendido.
Silencio, como era usual, aunque Hongjoong ni lo notó, muy ensimismado en sus propias revelaciones a sí mismo.
—Y todo no era más que frío y dolor en esta mafia hasta que estuve ese día con Seonghwa. Ese día en mi oficina. No sabía que deseaba tanto hacer eso, pero simplemente lo hice y, aunque ahora sé que todo salió bien, me sentía tan nervioso que no sé cómo logré hablar sin trabarme o de donde saque esa confianza que no parecía mía.
Tomó aire, no sabía porqué hablaba de eso, como si confesara todo lo que había estado pasando a quien iba a ser su prometida. Era retorcido, pero... No era como si ella entendiera después de todo.
—No es como que no me atrajeran las mujeres, pero siempre fueron hombres los que me gustaban. Seonghwa lo confirmó —una sonrisa se le escapó—. Es tan suave, amable y profesional, aunque en un principio no lo era. Es gracioso pensar lo tanto que me hizo sufrir en el pasado siendo que ahora hay veces que sólo quiero arrancarle el traje y comérmelo entero hasta que todos sepan que es mío-.
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hijos de la mafia » [seongjoong]
FanfictionHongjoong es el sucesor del jefe de la mafia. Seonghwa es el hijo de la mano derecha y confidente del jefe de la mafia. Cuando ambos cumplen la mayoría de edad se ven obligados a heredar estos roles, aunque Seonghwa no quiera aceptar a Hongjoong com...