27. Rapto

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Un cielo oscuro e infinito se extendía frente a él cuando salió por las puertas de la gran mansión siendo arrastrado contra su voluntad. Se sentía vacío, sin ánimos de pelear, pero sí con una ira que nacía desde su interior que no podía descargar, ni siquiera cuando los disparos llenaban sus oídos de un ritmo imposible de seguir.

Hongjoong entonces divisó un gran carro frente a él con su puerta abierta mientras que una gran cantidad de hombres entraban a otros autos aledaños a ese. Disminuyeron la fuerza del agarre, pero cuando estaba por bajar su cabeza para entrar fue empujado sin consideración dentro.

—Son unos brutos —reclamó cuando lo tiraron—. Soy su invitado y así me tratan.

Uno de los hombres que entró después de él lo golpeó en la mejilla, haciendo que dejara de hablar de inmediato por el agudo dolor que comenzaba a extenderse en su mejilla. El auto partió poco después cuando sus ojos comenzaron a aclararse.

—Hongjoong, mejor cállate. No estoy de humor para escucharte —dijo Yeji frente a él con los brazos cruzados.

Hongjoong no pudo evitar mirarla con disgustó y repugnancia.

—Disparaste a mi padre —logró decir.

Ella rió como si fuera algo gracioso.

—Sí, Hongjoong, exactamente eso hice, me alegra saber que viste todo.

El rubio se sorprendió escuchando la forma en que se expresaba. Ella solía ser amigable, sensible y alguien que era agradable tener a su lado. Recordaba la primera vez que tuvo que salir como hijo del jefe y presentarse, y cómo ella le apoyó cuando Seonghwa no lo hizo.

Era una gran actriz, le creyó absolutamente todo.

Escupió la sangre que tenía en la boca.

—Traidora...

—¿Qué? —ella pretendió no haber escuchado y se acercó un poco más a él con la mano en su oreja— ¿Cómo me dijiste?

Hongjoong se mordió el labio conteniendo la ira.

—Bruja traicionera.

Ella sonrió gustosa con el apodo reclinándose contra su asiento.

—No me decías así antes, estoy un poco apenada de ver como me tratas ahora —hizo un corto puchero, pero volvió a sonreír— Si te interesa saber, lo del disparo fue parte de la misión. Me dijeron que dependía de si podía o quería hacerlo, pero el momento fue tan perfecto que tuve que hacerlo —le miró a los ojos agria y disfrutando de su momento como villana.

—Mi padre te dio todo y tú lo traicionaste.

—¿Él me dio todo? No , te equivocas. Le mentí un poco y él se lo tragó todo que es distinto.

Se acercó a él y le tomó de la barbilla, rozando su mejilla adolorida en el proceso. Hongjoong se alejó, pero ella le obligó a que le mirara.

—Te he visto actuar heredero Kim. Eres bueno, demasiado bueno me atrevería a decir, pero te falta ser cruel. Eres igual a tu padre, demasiado blando y fácil de manipular.

Le soltó empujándolo para atrás. Hongjoong le mantuvo la mirada con ira evitando que sus emociones le ganaran e hiciera una estupidez.

El auto entonces paró precipitadamente. Yeji fue la única que no se inmutó con esto.

—¡Llegamos! Será un gusto que veas a mi jefe de nuevo.

Ella salió del auto y el rubio la siguió con la mirada.

—¡Muévete! —le ordenó el hombre a su lado empujándolo.

Hongjoong tensó los dientes dejando que lo arrastraran. Cuando pudo subir la vista se topó con un edificio que parecía abandonado a primera vista con las ventanas rotas en varios pisos incluso en la recepción, sin luces y ni un alma a la vista dentro. Forcejeó un poco en un principio, odiando la forma en que lo sujetaban por los brazos y del pelo, pero se dejó manejar una vez adentro.

hijos de la mafia » [seongjoong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora