Tres días después, Mai se encontraba recostada sobre uno de los árboles que estaba frente a la casa de Dadan. Estaba acariciando la pequeña ave, esta ahora tenía su ala vendada.
-Pronto estarás bien Macarrone -Dijo colocandola sobre su cabeza-
-¡Mai!
-¿Sí Dadan?
-Entra, en unas horas habrá una tormenta.
-¡Aah va a llover! Que alegría, espera ¿Te preocupaste por mí?
-No lo malinterpretes, simplemente no quiero que Garp me mate.
-Oh... Me siento aún más preocupada por Luffy, espero que encuentre un lugar seguro.
-Preocupate por ti misma. Vamos entra con tú mascota horrenda.
-Sipi.
La tormenta solo duró una hora, cosa que decepcionó a la de ojos azules. Después no tuvo ganas de salir por lo que se quedó ayudando a Dogra a limpiar mientras hablaban.
-Oye Mai.
-¿Si?
-¿Sabes quién es tú padre?
-Si lo sé, pero ya no está navegando aquí cerca.
-¿Ya no es pirata?
-No, quiero decir. Él está en el "Nuevo Mundo" o algo así.
-¿Nuevo Mundo? Entonces ha de ser poderoso.
-Supongo -No prestó atención al azabache recién llegado que se encontraba recostado sobre la pared escuchando la conversación-
-¿Y qué hay de tú madre? -Notó como quedó perpleja- Si te incomoda la pregunta esta bien, no es necesario respon-
-Descuida Dogra, no me incomoda. Al contrario, me gusta hablar de ella -Respondió sonriente-
-Es un alivio ¿Cómo era ella?
-Creo que yo soy idéntica a ella, así que se mira como yo.
-Entonces ha de haber sido muy linda y tal vez un poco estresante.
-¡Claro que no! -Dijo riendo- Mamá era muy bella, no me comparo a ella. También era una mujer muy cariñosa y amable ¡Me hacía postres! La extraño.
-Tranquila, sé que ella ha de estar muy feliz y orgullosa por la dulce y generosa niña que tiene como hija.
-Yo detesto a los bandidos, pero definitivamente tú eres la excepción -Dijo abrazandolo puesto que eran casi de la misma altura- Oh espera, creo que traje mi tesoro especial. Tal vez tengo una foto de ella -Corrió hasta el ático-
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『 𝐅𝐈𝐑𝐄 』|𝐏𝐨𝐫𝐭𝐠𝐚𝐬 𝐃. 𝐀𝐜𝐞 ❑
Fanfiction❑ 𝐀𝐦𝐛𝐨𝐬 𝐧𝐚𝐜𝐢𝐦𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐬𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞 𝐬𝐮𝐜𝐢𝐚, 𝐝𝐞 𝐝𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐦𝐨𝐧𝐢𝐨𝐬 𝐝𝐢𝐟𝐞𝐫𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬. 𝐒𝐞𝐧𝐭𝐢́𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐥 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐛𝐚 𝐞𝐧 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚, 𝐥𝐨 𝐮́𝐧𝐢𝐜𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐞𝐜𝐞𝐬𝐢𝐭𝐚́𝐛𝐚𝐦𝐨�...